Suga, Akaashi, Kenma, Oikawa, Atsumu y Suna se mezclan con los problemáticos de la escuela, gracias a esto, el drama se vuelve parte de la cotidianidad, las relaciones afloran y los oscuros secretos salen a la luz, para bien o para mal.
Esta histori...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando el jueves llega, Suga está más animado y alegre. Todavía un poco reacio, pero fuera de eso, se ve mejor. De todas maneras, a Akaashi aún le hace ruido el estado de Koshi, y es que siempre ha sido muy bueno leyendo a la gente, especialmente a sus amigos.
—¿Te ha enviado más dibujos?
En la hora de almuerzo, el grupo se encuentra reunido en su mesa habitual, acompañados nuevamente por Suna, quien ha estado comiendo con ellos casi todos los días. Cuando el ojiverde no aparece, Atsumu afirma que probablemente está en la biblioteca, pero en realidad no ha comprobado si es así.
—Sí, un segundo —el peligris hurga en su bolso mientras Keiji le echa un vistazo a Oikawa, notando que su almuerzo es únicamente una barra de cereal.
—¿Eso es suficiente para ti, Kawa? Podemos compartir mi almuerzo si gustas —el castaño sonríe agradecido y niega con su cabeza.
—No, gracias. No tengo tanta hambre, mi desayuno fue contundente, ya que mi hermana y mi sobrino se están quedando con nosotros —Akaashi se encoge de hombros y Suga coloca tres dibujos nuevos sobre la mesa.
—¿Qué son estos? —pregunta Suna mientras toma uno con delicadeza. Kenma comienza a explicarle mientras el ojiazul toma otro, es un dibujo de Suga estudiando en el patio durante el almuerzo de ayer.
Akaashi levanta la vista para leer la expresión de Suna cuando Kenma termina de hablar, para sorpresa de todos, no parece sorprendido en lo absoluto. El ojiverde se limita a tararear pensativo mientras observa los trazos sobre el papel.
—¿Sabes algo? Quiero decir... te juntabas con ellos, y no pareces sorprendido —pregunta Toru, algo que todos pensaban. Rin los mira vacilante, mordiéndose el labio inferior en señal de que sabe algo.
—Mhm, después les cuento.
—Oh, cierto —Suga murmura, sosteniendo una de las hojas—. En este me puso una nota —los ojos de sus amigos se abren de impresión mientras Oikawa lo toma y le da vuelta para leer el escrito. Cuando termina, le tiende el dibujo a Akaashi mientras le dedica una mirada insinuante al peligris—. No me mires así, Kawa, él no es gay —Toru se encoge de hombros y Akaashi resopla antes de responder.
—Pues, definitivamente, tampoco es heterosexual —dice el ojiazul mientras le pasa el papel a Atsumu, quien murmura.
—Todo ese grupo no tiene sentido.
—¿Se dieron cuenta de que no están? —pregunta Kenma en voz baja, haciendo que sus amigos echen un vistazo a la mesa que habitualmente ocupan, donde ahora se encuentran un par de estudiantes de primer año.
La conversación fluye hacia lo que podrían estar haciendo, pero Keiji disocia, sin poder evitar pensar en su encuentro con el bicolor. Es entonces cuando se da cuenta de que no le ha dicho a nadie sobre su interacción con Bokuto, tan sólo le había dicho a Kenma que se había topado con Kuroo.
