Suga, Akaashi, Kenma, Oikawa, Atsumu y Suna se mezclan con los problemáticos de la escuela, gracias a esto, el drama se vuelve parte de la cotidianidad, las relaciones afloran y los oscuros secretos salen a la luz, para bien o para mal.
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Desde que comenzaron los proyectos grupales, los sábados se han convertido en uno de los días más aburridos de Atsumu. Le gusta que no haya clases, pero al menos en clases puede ver a sus amigos. Hace un tiempo, los sábados solían ser para pasar el rato en grupo, ya sea en el centro comercial, dando vueltas en el auto de Akaashi o en la casa de Kenma.
Ahora, sin embargo, casi todos están enfocados en sus proyectos escolares, así que, estar solo en su habitación un sábado, tratando de hacer la tarea a pesar de que su mente está completamente en otro plano, se volvió uno de sus quehaceres más odiados.
No todos sus amigos dedican el sábado para trabajar; Kenma se toma el día para dormir y recuperar sus horas de sueño que, según él, necesita para funcionar bien durante la semana. Akaashi ha tenido asuntos familiares los últimos dos sábados, por lo que Atsumu comprende que no esté disponible. Mientras que Suna últimamente se ha dedicado a cuidar de su hermana ya que su abuela está enferma. Luego está su hermano, que por primera vez en mucho tiempo está en casa durante el fin de semana, pero pasar tiempo con él no es una opción, ya que no está solo.
Osamu ha estado encerrado en su habitación con la puerta cerrada durante la última hora, y Atsumu sabe con certeza que, si tuviera la energía para acercarse al pasillo, olería la hierba. Pero no lo hace, así que se sienta frente a su escritorio con la puerta cerrada mientras se obliga a hacer sus deberes. Sabe que debería ser productivo, ya que no tiene nada más que hacer, pero mirar fijamente los números y letras que flotan en su libro de texto, está matando rápidamente cualquier mínima motivación que pudo haber tenido.
Después de aproximadamente media hora se da por vencido y prende su computadora, abriendo el archivo que un profesor subió con los trabajos y correcciones. Mientras revisa las respuestas, escucha la puerta de su hermano abrirse y cerrarse desde el otro lado del pasillo, antes de escuchar cómo tocan la suya. Osamu no espera respuesta, toca un par de veces y luego abre la puerta con el ceño fruncido, por lo que Atsumu lo mira confundido mientras baja su lápiz.
—¿Qué? —pregunta y el peligris suspira.
—Mamá me pidió que vaya a la tienda por algo, ¿quieres algo? —eso hace sonreír a Atsumu, sobre todo porque sabe que el simple hecho de demostrar su consideración es sumamente difícil para Osamu.
—¿Me traerías una energética, por favor? —su gemelo blanquea los ojos.
—Bien —Atsumu sonríe y cuando el peligris se va a retirar, asoma la cabeza por el umbral de la puerta—. Ah, Sakusa está aquí, por cierto —el rubio teñido simplemente asiente.
—Cierra mi puerta al salir —Osamu entrecierra los ojos antes de irse rápidamente—. ¡Samu! —su gemelo baja rápidamente las escaleras y Atsumu gime mientras observa fijamente la puerta. Podría levantarse, pero su flojera es mayor, por lo que desiste. Simplemente suspira derrotado y vuelve la atención a su computadora para seguir revisando la tarea mientras escucha la puerta principal abrirse y cerrarse.
