Todo comenzó en detención.
Suga se encuentra desplomado sobre su pupitre en un aula casi vacía, negándose a levantar la vista de su mesa por estar completamente concentrado en la tarea de matemáticas que recibió hace unas horas... antes de que su perfecto y pulcro historial académico fuera destruido.
—Te vas a hacer daño si sigues lanzándole dagas con la mirada a ese pedazo de papel —una voz suena en la habitación, rompiendo el silencio.
El peligris levanta su cabeza con desconcierto, sus ojos se posan en el único otro estudiante presente en la habitación. Sawamura Daichi. El clásico estudiante problemático que, en opinión de Suga, arruinó su vida. Tiene una sonrisa estúpida presente en su rostro mientras se sienta encima de un escritorio, garabateando algo en un cuaderno. Tal vez era un cuaderno de bocetos. De todas maneras, a Koshi no podría importarle menos. Aún se encuentra molesto porque terminó aquí por culpa del castaño.
—¿Te ayudaría si me disculpo o prefieres seguir dándote dolor de cabeza? —ante su pregunta, la mirada de Suga no cede, se vuelve más fría.
—Vete a la mierda —murmura y vuelve a su tarea.
El maestro que está supervisando no dice nada acerca de que hablen. Es realmente molesto lo poco que le importa lo que hagan en detención, y lo bien que conoce a Sawamura como para dejarle pasar todo. Prácticamente el imbécil está allí casi todos los días, así que no le sorprende. Escucha al chico reírse seguido de otros ruidos antes de que una sombra se asome, tomando asiento en la silla frente a su puesto, mirando a Suga mientras se inclina hacia adelante en el respaldo.
—¿Qué?
—¿El Sr. presidente de la Clase todavía está dolido porque su historial ahora tiene una pequeña mancha? —el castaño se burla, haciendo que Suga vuelva a levantar la vista, encontrándose con su molesta sonrisa.
—Pensé que te había dicho que te fueras a la mierda —le dice el peligris tratando de abstenerse de romper su lápiz por la mitad.
—Y pensé que sabías que no puedes decirme qué hacer —Suga pone los ojos en blanco, molesto por la respuesta cliché, y vuelve a su trabajo. Desafortunadamente, no tiene la oportunidad de continuar ya que Sawamura le roba su lápiz, poniendo a prueba aún más la poca paciencia que tiene—. Nunca pensé que la mascota de la maestra sería tan malhumorada y tendría una boca tan sucia —Suga solo mira, con rostro indiferente. Daichi gira burlonamente el lápiz entre sus dedos, claramente satisfecho con el encuentro—. Sabes, creo que eres la única persona que conozco que realmente haría la tarea durante la detención.
—¿Me dejarás en paz ya? Por si no te das cuenta, no me agradas, ni me interesas —Suga le arrebata el lápiz, ignorando la risa que suelta el otro.
—Oh, no seas así. Ya dije que lo sentía.
—No, en realidad no lo hiciste. Preguntaste si deberías disculparte, lo que significa que no lo sientes y claramente te importa una mierda a quién arrastras con tus tontas bromas —cruza las manos cortésmente sobre su escritorio, mirando a Sawamura con dureza a los ojos—. Crees que eres genial y que estás por encima de todos los demás, pero no es así. Te pasas el día tonteando, faltas a clase y, dime, ¿qué es lo que haces en una escuela como esta? No perteneces aquí y todo el mundo lo sabe —el peligris finaliza con todo el veneno que puede, deseando que la molesta sonrisa de Sawamura desaparezca. Lamentablemente, no obtiene la reacción que busca. De hecho, Daichi se ríe. Inclinando la cabeza hacia atrás, con voz fuerte, como si lo que dijera fuera lo más divertido que había escuchado en mucho tiempo.
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Todo comenzó en detención ; haikyuu múltiples shipps.
أدب الهواةSuga, Akaashi, Kenma, Oikawa, Atsumu y Suna se mezclan con los problemáticos de la escuela, gracias a esto, el drama se vuelve parte de la cotidianidad, las relaciones afloran y los oscuros secretos salen a la luz, para bien o para mal. Esta histori...