38. Las verdades salen a la luz.

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Estaba perdiendo la cabeza

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Estaba perdiendo la cabeza. 

—Suga, la única razón por la que no puedes tomar una decisión al respecto, es porque no quieres admitirlo —dice Akaashi desde su asiento junto al sofá. 

Estaban en la sala de estar de Atsumu. El peligris se encontraba recostado en el sillón, con la cabeza sobre el regazo de Oikawa. Akaashi estaba sentado en un sitial junto al sillón, con Kenma sentado en el suelo, apoyado contra sus piernas. Suna y Atsumu estaban sentados sobre el otro sillón. 

Suga hace un puchero y luego se queja, haciendo que Toru se ría por lo bajo mientras juega con su cabello. 

—Todavía estoy muy enojado con él.

—Lo sabemos, pero eso no quita que quieras hablar con él —Koshi suspira resignado, ya que es verdad. Quiere hablar con Daichi y saber qué pasa por su cabeza, y así, que todo deje de dolerle tanto.

—Sí, tienen razón, pero también sé que ignorarlo le hace daño...

—¿Y quieres que le duela? —Kenma pregunta desde el suelo mientras sus dedos se mueven ágilmente sobre la pantalla de su teléfono. El peligris frunce los labios, pensando la respuesta por un momento.

—Sí y no.

—Suga... —el muchacho se queja mientras se cubre los ojos con el antebrazo, interrumpiendo cualquier sermón que Akaashi estuviera a punto de darle. 

El sonido de las llaves en la puerta llama la atención de todos, pero el peligris no logra ver nada desde donde está, por lo que no se molesta en mirar. Solo hay una persona que podría ser, así que a Suga no le importa. En su lugar, observa a Suna, quien levanta la vista cuando la puerta se abre y luego vuelve la atención a su teléfono. Suna aún está un poco tenso cerca de Osamu, pero todo es mucho mejor que antes. Cuando el peligris entra y hace el ademán de quitarse los zapatos, se congela al notar tantas miradas sobre él.

—Uhm, ¿hola? 

—¿En serio? El único día que traigo amigos a la casa, decides llegar temprano —el gemelo blanquea los ojos antes de quitarse los zapatos.

—Podrías haberme dicho que invitaste a tus amigos. 

—Se lo dije a mamá —Osamu le da una mirada desganada a su gemelo. 

—Súper útil —Atsumu se encoge de hombros y luego observa a Suga de reojo.

—Espera, tengo una pregunta —murmura antes de que su gemelo pudiese subir las escaleras. Osamu se detiene en el primer escalón y suspira, volteándose a mirar a su hermano.

—¿Qué? 

—Mh, bueno... quería saber... ¿sabes por qué Daichi... hizo aquello? —sus palabras hacen que Suga preste atención y Osamu observe a su gemelo con los ojos entrecerrados. 

Todo comenzó en detención ; haikyuu múltiples shipps.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora