Suga, Akaashi, Kenma, Oikawa, Atsumu y Suna se mezclan con los problemáticos de la escuela, gracias a esto, el drama se vuelve parte de la cotidianidad, las relaciones afloran y los oscuros secretos salen a la luz, para bien o para mal.
Esta histori...
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Oikawa respira hondo con una actitud vacilante, exhalando lentamente después de unos segundos.
Al igual que las últimas dos veces, se encuentra parado frente a la puerta de Iwaizumi dispuesto a golpear la madera gastada que se alza frente a su cuerpo, pero, esta vez, realmente no quiere estar aquí... Principalmente porque todo es tan incierto. Sin embargo, necesitan avanzar, y esa es la razón por la que no se da la vuelta para irse.
Con sus fines de semana poco... productivos, estaban algo atrasados y solo les quedaba un par de días para la entrega. Así que, estaba aquí para trabajar... algo que se decía a sí mismo cada vez que tocaba la puerta, pero siempre parecía ser ignorado, sin importar cuánto intentara mantenerse firme.
Eran pocas las opciones de Oikawa; concentrarse y trabajar, follar (lo más probable) y/o terminar hablando de su... situación con Iwaizumi, cosa que no quiere hacer en lo absoluto. Sin embargo, ha aprendido que las cosas no suelen salir como él prefiere, precisamente por eso se mantiene allí, sin encontrar la capacidad de tomar valor y tocar la puerta. Una parte de él quiere darse la vuelta e irse, pero la otra parte de él, su lado responsable y preocupado, le hace el aguante, sabiendo que el proyecto es lo que lo mantiene rondando cerca.
Toru respira hondo y tan simple como debería serlo, la puerta se abre antes de que sus nudillos toquen la madera, liberándolo de su bloqueo mental y de la elección detrás de ella. Ya no hay vuelta atrás. Nuevamente está aquí, junto a él. Iwaizumi lo mira con las cejas levantadas y la molestia escrita en todo su rostro. Una expresión arisca a la que ya se ha acostumbrado.
—¿Planeas quedarte aquí todo el día? —Oikawa se cruza de brazos, mirándolo con una sonrisa burlesca.
—Si digo que sí, ¿me dejarás en paz? —Iwaizumi blanquea los ojos, y sin decir una palabra, se aleja del umbral, dejando la puerta entreabierta para que Oikawa entre. El castaño da un paso vacilante, aun considerando la posibilidad de huir. Cierra la puerta tras de sí antes de quitarse los zapatos mientras Hajime se pierde en la cocina. Toru no se mueve de su lugar, solo observa al castaño en la distancia, hurgando entre los gabinetes hasta que saca una botella que parece ser de tequila.
—¿En serio? —pregunta Oikawa e Iwaizumi lo mira con cierta diversión.
—Te apuesto a que estarás bebiendo de esto al final del día —Oikawa no responde, tan solo sigue a Hajime mientras este los guía escaleras arriba.
Cuando llegan a la habitación, Iwaizumi cierra la puerta de una patada y se dirige a los pies de su cama donde, como de costumbre, sus cosas yacen tiradas sobre la alfombra. Oikawa echa un vistazo a la habitación, notando que nada ha cambiado, excepto el hecho de que hay un par de latas vacías de cerveza regadas por distintas partes, y un cigarrillo a medio fumar sobre el cenicero.
—Para ser alguien que está preocupado de lo atrasados que vamos con el proyecto, te estás tomando mucho tiempo analizando mi habitación —los ojos de Toru se posan sobre Iwaizumi, quien está sentado sobre la cama con la cabeza ligeramente inclinada para poder mirarlo. Oikawa no puede leer su expresión, y tampoco quiere hacerlo. Tan solo necesita terminar con esto para poder irse a casa, así que suspira y se acerca, dejando que su bolso se deslice por su hombro mientras toma asiento junto al chico que, para sorpresa de nadie, tiene un cigarrillo encendido y la botella de tequila a su lado.
