20. Heridas sin sanar.

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Este capítulo incluye temas sensibles como la autolesión,

lo cual puede ser delicado para algunas personas.
Si gustan pueden saltárselo.
Se recomienda discreción. 

Todo el ruido de la cafetería se fue apagando cuando Atsumu y Osamu se dirigieron al pasillo, apartados de los demás. El peligris no discutió cuando su hermano le pidió hablar, por lo general lo haría, pero ya suponía de qué trataba esto, y sabe que es un tema delicado. 

Se detuvieron en un punto en el que ya no se escuchaba nada de fondo, acompañados únicamente por un profesor que caminaba a paso rápido hacia la entrada del establecimiento, completamente ajeno a la conversación que daría lugar. 

Atsumu le daba la espalda a su gemelo, tratando de ordenar sus pensamientos sin nada específico en mente para decir. Bueno, en realidad tenía mucho para decir, pero no sabía cómo verbalizarlo. 

—¿Qué quieres, Tsumu? —Osamu fue quien rompió el silencio. La molestia se filtraba en su tono de voz, por lo que Atsumu se dio la vuelta para observar a su hermano, mirándolo fijamente por un momento, decidiendo cómo comenzar su vómito verbal. Osamu notó la controversia pasar por los ojos del rubio, por lo que esperó pacientemente a que hablara. 

—¿Tuviste...? ¿Tuviste algo que ver con el estado de Hachiro? —preguntó después de un minuto y Osamu no se vio afectado en lo absoluto, como si estuviera esperando esa pregunta desde un inicio. El peligris suspiró a modo de resignación y Atsumu dedujo la respuesta.

—Sí —su gemelo frunce el ceño ante la respuesta. Tenía sentimientos encontrados, puesto que no le molestaba que el imbécil de Hachiro recibiera su merecido—. Mira, Tsumu, lo siento ¿de acuerdo? Sé que prometí no meterme y que dejaría que lo resolvieran por su cuenta, pero, no sabía de quién se trataba hasta que llegue allí... De todas maneras, no me arrepiento de hacerlo y desearía que me hubieras dicho sus nombres cuando sucedió... lo de Akaashi, para haberle dado una maldita paliza mucho antes —el teñido suspira y se cruza de brazos ligeramente incómodo. 

—No necesito que nos protejas, Samu. Lo estábamos manejando a nuestra manera y estábamos bien —Osamu es quien frunce el ceño.

—Era de todo, menos "bien", Tsumu —la voz del peligris sonó mucho más suave de lo que Atsumu esperaba, lo cual alivió la tensión que inconscientemente se había estado juntando en sus hombros, pero elevó el calor que se estaba instalando en la boca de su estómago, como si le estuviera quemando por dentro—. Aquel día, cuando Kenma te llamó para avisarte... nunca te había visto así —ante la preocupación sincera en la voz de su gemelo, Atsumu baja la vista, sintiendo que la quemazón en su estómago se expande hasta su pecho.

—Lo tenía bajo control —protesta débilmente y Osamu lo mira incrédulo.

—¿Bajo control? —la ira en su voz hace que el rubio levante la mirada con rapidez, mientras Osamu deja caer sus brazos a los costados de su cuerpo— Atsumu, te desplomaste en mis brazos y no dejaste de llorar mientras te insultabas a ti mismo por no haber salido con tus amigos aquella noche —su gemelo corre su mirada hacia un costado, luchando contra el fatídico recuerdo, cuando la vida de Akaashi se volvió un martirio—. Fue jodidamente aterrador verte así, y a tus amigos también... así que discúlpame por involucrarme en esto cuando supe quién era Hachiro, ustedes... estuvieron tan rotos durante meses, Tsumu, tan rotos. 

Todo comenzó en detención ; haikyuu múltiples shipps.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora