Era viernes, y eso hacía que la energía en el aula fuera más alta de lo habitual. Estaban en pleno descanso, pero el aula estaba llena de charlas estridentes donde los compañeros de Kenma se planificaban para el fin de semana, jugaban en sus escritorios o hacían los deberes que se les había olvidado terminar. Todo en aquella sala era caótico. Y por eso Kenma no estaba allí.
A los pocos minutos se sintió sobrepasado por el ruido y decidió dirigirse al pasillo donde estaba la máquina dispensadora para comprar algo para beber. Akaashi estaba un poco más agotado que de costumbre, así que decidió quedarse en el aula. Después de que Kenma se metiera el jugo de manzana en su bolsillo, presionó el botón del café frío, quizá le siente bien a su amigo, y pensando en eso lo compró. El muchacho de mirada felina se agacha para tomar la lata mientras pasos resuenan acercándose a él. Una parte de él ya sabe quién es cuando se detienen a un par de metros de su cuerpo, y lo único desea, es estarse equivocando de persona.
—Oye —sin embargo, no se equivoca, y tan solo escuchar su voz hace que las emociones se arremolinen en su pecho, siendo el enojo lo que predomina mientras se coloca de pie.
—Cáptalo de una vez, Kuroo —murmura bruscamente antes de darse la vuelta para irse.
—Kenma —una mano rodea su muñeca por lo que la sacude instantáneamente mientras se gira con una mirada amenazante en su rostro.
—No —el pelinegro parece desesperado.
—Por favor, Ken...
—No me llames así —espeta con dureza, luchando contra el malestar que se instala en su estómago al escuchar aquel apodo.
—¿Podrías escucharme, por favor? —el más alto suplica y Kenma suspira agotado.
—No.
—¿No me escucharás? —el teñido aprieta los dientes y se abstiene de blanquear los ojos.
—¿No lo he dejado claro? —intenta no llamar la atención alzando la voz, pero no puede evitar que su voz suene más alta de lo normal, está cansado de su insistencia.
—Kenma, por favor, yo sólo...
—¡No me importa lo que tengas que decir! No me interesa escucharte pedir disculpas otra vez porque no te creo una mierda ¿entiendes? —rápidamente se da la vuelta y se aleja para regresar a su salón con la molestia hirviendo a fuego lento en su sangre.
Cuando ingresa al aula, prácticamente golpe la lata de café contra el escritorio, sorprendiendo a Akaashi quien tenía la cabeza entre sus brazos. El ojiazul instantáneamente alza la cabeza y busca la mirada del más pequeño, claramente confuso y preocupado ante la actitud de Kenma.
—¿Kenma? —el teñido se apoya en su escritorio, agarrándose de los costados de la madera.
—¿Por qué no puede dejarme en paz? —dice para sí mismo, pero sus palabras captan la atención de Akaashi.
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Todo comenzó en detención ; haikyuu múltiples shipps.
FanficSuga, Akaashi, Kenma, Oikawa, Atsumu y Suna se mezclan con los problemáticos de la escuela, gracias a esto, el drama se vuelve parte de la cotidianidad, las relaciones afloran y los oscuros secretos salen a la luz, para bien o para mal. Esta histori...