11. Dejar de fingir alguien que no eres.

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—Bien, Atsumu

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—Bien, Atsumu... los mensajes de ayer... —el teñido levanta la vista mientras Akaashi toma asiento con Kenma, siendo ellos los últimos en llegar.

—Oh sí, respecto a eso ¿ustedes creen...? —dice el gemelo con una sonrisa, llamando la atención del resto.

—Por favor, tú decide si está caliente o no, ya que solo hemos visto sus ojos —Atsumu hace un puchero y le arroja su manzana a Suga a modo de reclamo, quien la atrapa en el aire y le da un mordisco.

—En primer lugar, los ojos pueden decir mucho de una persona, así que vete a la mierda. Y segundo, en realidad sé que está caliente, ya que ahora he visto su cara completa.

—Explícate.

—Se quedó hasta muy tarde por un motivo que desconozco, incluso puede que se haya quedado a dormir, ya que me fui a la cama cuando aún estaba con Samu. En fin, anoche, mientras estaba en la cocina, él bajó, se sirvió un vaso de agua y jodido sea, ese tipo está caliente como la mierda. La forma en que me miró fue... aterradora, pero es un bombón, así que, puede que sea un imbécil, pero su atractivo es innegable —Akaashi suelta una risilla ante sus palabras.

—¿Un imbécil atractivo? Suena totalmente como tu tipo —dice Suga con una sonrisa.

—Apuesto a que ni siquiera te ha dirigido la palabra ¿o sí? —Atsumu chasquea la lengua y hace un mohín.

—Akaashi, tu turno —dice Oikawa. Todos esperan pacientemente, haciendo que el chico suspire antes de responder.

—Ustedes convierten esto en un problema, cuando verdaderamente no lo es.

—Si no lo es, entonces no debería ser un problema decírnoslo —el peligris señala haciendo que Keiji lo mire.

No es gran cosa, puede hablarles de Bokuto ¿verdad?

—Me lo encontré en el pasillo durante un descanso, me dio las gracias por algo en lo que le ayudé —murmura—. Eso es todo. No es gran cosa.

—¿En qué le ayudaste? —pregunta Atsumu.

—Simplemente perdió algo, y lo ayudé a encontrarlo —sus amigos intercambian miradas que hacen al ojiazul quejarse—. En serio, chicos ¿realmente creen que me enamoraría de él?

—Supongo que tienes razón.

—No se preocupen.

—Bien, bien. Si sucede algo más, puedes hacérnoslo saber.

—Lo haré —el tema queda allí y se desvía a Oikwa, quien se encuentra inmerso en su teléfono.

—Kawa ¿quieres algo de comer? Podemos compartir —dice Suga señalando su almuerzo y el castaño sonríe.

—No, estoy bien. No tengo tanta hambre, desayuné en la mañana.

—Qué milagro.

—Qué milagro

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Todo comenzó en detención ; haikyuu múltiples shipps.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora