El Visitante Nocturno

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Los próximos días Elena y Sirius recorrieron el pueblo mágico con cuidado de no ser vistos, pues aunque Black seguía bajo el efecto del poderoso hechizo de su prometida, el aspecto que habían elegido para él resultó ser un poco más llamativo de lo que había esperado.

Tal como Elena comentó ---No era así de famoso cuando estábamos juntos--- pues no tomaron en cuenta que ambos habían estado viviendo en un cautiverio metafóricamente hablando y no se habían podido enterar de que Dorian había aprovechado la calma después de la caída de Voldemort para pulir su ya brillante carrera de Quidditch.

Era seguro que mínimo 5 veces al día alguien se les acercaría pidiendo una foto, por lo que debido a la desconfianza de la bruja decidió que tomaran medidas de precaución para evitarlo, ya que gracias a su hechizo y la poción multijugos no podían dejarse llevar por las apariencias.

A pesar de las ganas que tenían de ver a sus hijos y sobrinas se abstuvieron de avisarles de su estadía en el pueblito, sobre todo para evitar visitas sorpresas o incluso regaños.

A quienes sí les avisaron dónde se encontraban fue a Bennie y a Dobby, y cinco minutos más tarde ambos se aparecieron en su habitación en el hostal, afortunadamente Elena y Sirius no se encontraban haciendo nada íntimo.

Ambos elfos estaban extasiados de volver a verlos, sobre todo Bennie, contándoles de todo lo que había sucedido hasta el momento, como la segunda prueba en la que Hermione y Jane habían sido ocupadas como rehénes bajo el agua.

Sin embargo lo que más les interesó fue preguntar por la fecha de la siguiente visita a Hogsmeade, la cual para su suerte sería el siguiente fin de semana.

Así que después de tomar el té con ellos y que regresaran a trabajar al castillo los magos escribieron una nota donde citaban a sus hijas y ahijado a buscarlos en la recepción del hostal.

Con la emoción de verlos los días se pasaron lentos como el viaje de un caracol pero el sábado llegó y con ello los padres se levantaron temprano para arreglarse y ver a los pequeños de nuevo.

Así que ahí estaban, sentados en el pequeño restaurante del hostal casi vacío por la hora que se encontraba justo a lado de la recepción y les daba una perfecta vista de quién entraba y quién salía de ahí.

La campana sonó y cuatro adolescentes entraron caminando hacia donde la recepcionista estaba, Hermione a penas había abierto la boca para preguntar por sus padres cuando Harry volteó a las mesas y sonrió emocionado al ver a sus padrinos.

Elena y Sirius se levantaron de un brinco de sus sillas cuando él comenzó a correr hacia ellos, siendo la bruja la primera en extender sus brazos hacia él para recibirlo.

---¡Cuánto has crecido!--- exclamó su madrina acariciando su cabeza ---Y tu cabello también--- bromeó liberándolo de su abrazo.

---Los he extrañado mucho--- los saludó, pasando a abrazar a Sirius, mientras Elena dirigió su atención a las mellizas que esperaban su turno ansiosas.

---Vengan acá mis niñas--- Hermione y Jane abrazaron a su madre fuertemente, Ron al fin entró en su campo de visión ---Me da gusto volver a verlos--- dijo la bruja, acariciando el cabello esponjado de su hija observando a Jane quitar a Harry para poder abrazar ella a su padre.

---Vamos a nuestra habitación, pediremos comida ahí--- les informó Sirius guiándolos hasta el lugar donde tenían que ir.

Una vez dentro Ron se tiró en la cama, Hermione y Harry tomaron asiento a ambos lados de Elena cuando Jane ocupó el único lugar disponible junto a su papá.

Mi felicidad y mi tristeza [Pt.3] Sirius y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora