Capítulo 17: La Biblioteca

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Narrador Omnisciente:

Al día siguiente después de las clases, Anna se dirigió hacia la parada del colectivo que la llevaría dos cuadras antes de la biblioteca la que tenía que acudir. También entre los útiles que tenía traía los papiros que en ningún momento pudo analizar, ya sea porque en casa se dedicaba a averiguar sobre el autor en su pc o porque en la escuela le aterraba la idea de que se lo confisquen o se lo rompieran; así pues los llevaría a esa biblioteca y podría comparar dibujos o escritura para poder sacar algo en claro. La verdad es que a Anna se la veía más entusiasmada con esta investigación que cuando conoció a los Guardianes.

Narra Anna:

Al fin había llegado al maldito edificio, aunque pareciera increíble su fachada era imponente, tanto adornos renacentistas, mesclados con columnas y capiteles del estilo artístico griego, por no mencionar las esculturas humanas imitando idílicamente a los estudiantes que serían el futuro del país. Sinceramente imponente el edificio.

Al entrar me di cuenta que estaba completamente fuera de lugar, los estudiantes estaban rodeados por pilas y torres de libros, algunos eran finos pero había otros que juraría parecían enciclopedias. Algunos más viejos que otros, algunos más descuidados que otros y algunos expuestos en vidrieras, intocables debido a la antigüedad que tenían, en la vidriera había un cartel impreso que decía:

"Todos los ejemplares aquí expuestos tienen su edición o copia disponible al público. Si tiene alguna consulta, por favor, acérquese al mostrador o a la bibliotecaria más cercana

Que tenga buenos días.

Bibliotecarias."

Me sorprendió por un lado la molestia que se tomaron en facilitar el acceso de ese tipo de libros al público, pero también me sorprendió como era ese lugar por dentro, brillante y marrón; básicamente todas las estanterías tendrían cientos de años sino miles y estaban barnizadas y bien limpias; además las luces eran blancas, con algunos intervalos de luces más amarillentas u ocres para cuidar libros y ojos humanos, estaban bien organizados y me hizo sentirme en el paraíso terrenal de los libros. Ningún estudiantes traía comidas o bebidas, a uno de los costados había una puerta de cristales verdes y transparentes que dejaban ver un patio lleno de vegetación donde los estudiantes comían y se distendían de tanto estudio. Realmente muy bien pensada la organización del lugar, pensado estrictamente para estudiantes universitarios.

Para perder los nervios comencé a ver los libros que se exponían en esa cristalera, había un escrito en latín y a mano, algunos que hablaban de algún personaje histórico de mi país porque estaba escrito en un español bastante ético, otro libros consistían en un rejunte de hojas de diferentes tamaños y entre ellos había...

-¿Qué?

Pegue mis manos al cristal tratando de ver si mi visión me había engañado, pero era real, se trataban de papiros que había unido de alguna manera, papiro idénticos a los míos, papiros con el mismo dibujo que me había cautivado y que me había sonado tanto, solo que esta vez solo era su rostro, surrealista pero con los mismos ojos, alguien lo había dibujado a él particularmente, y cada vez sentía más deseos de saber que podría haber escrito si tanto lo dibujaba.

Me gire hacia un mostrador donde estaban las bibliotecarias atendiendo; pensé que es lo que iba a decir sin delatar que yo tenía una parte de ese documento y fui. La bibliotecaria era joven, me dijo que al no ser socia y al tratarse de un ejemplar único me dejarían investigar con la copia en la sala de la biblioteca y para que no me fuera con el libro o lo que sea me retuvieron el DNI. No tenía ninguna intención de irme de ese lugar sin información, pero tampoco sin identidad.

Escondida entre las Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora