Escondida entre las Sombras.

Capítulo 5: ¿Que es peor, Pesadillas o Jack Frost?

Narra Anna:

"Ese estúpido ¿que hacía aca?" pensé mientras me acostaba en mi cama y me tapaba entera. Sí estaba furiosa, primero porque se suponía que si no creía en ellos no los vería y segundo porque logró entrar en mi habitación.

Estire la mano por fuera de la frazada hasta llegar a la mesita de luz, cuando volví a verla tenía mi celular, lo active y busque en Internet "espíritus" me apareció de todo: "espíritus de los muertos", "espíritus fantasmales", "espíritus malignos", "espíritus demoníacos"...."espíritus guardianes"

Entré a ese último que llamo mía atención, suspiré, estaba escondida debajo de mis frazada, no por nada en particular, solo quería intimidad, sentirme protegida de alguna manera; era una costumbre que tenía desde muy pequeña. Al abrir el enlace leí esto:

Los ángeles guardianes son almas humanas más evolucionadas que nosotros los seres humanos en la Tierra. En vidas anteriores eran nuestros seres queridos. Ahora por amor hacía nosotros nos guían y nos protegen.

Cada ser humano tiene un ángel guardián, quien es responsable por su guía y protección. Además tenemos varios otros ángeles guiándonos, cuidándonos, ayudando al ángel principal oficialmente responsable por nosotros. Estos otros ángeles también eran nuestros seres queridos en vidas anteriores. En algunos casos puede suceder que un ángel guardián es relevado, es cambiado por otro. Esto normalmente se debe al hecho de que ya terminó su evolución en el nivel angelical y debe elevarse para seguir su evolución en un nivel superior.

Hay "espíritus" guardianes, que en realidad son energías de personas fallecidas en otros tiempos y que de alguna manera contactan con nosotros para guiarnos, ayudarnos a resolver problemas, enfrentar y en no pocas ocasiones para prevenir la humanidad de lo que puede pasar en caso de no cambiar el sentido de las cosas.

Los "guardianes permanentes" sin duda alguna son nuestras madres muertas, porque ellas generalmente permanecen muy cerca de nosotros, se "hacen presentes" en los momentos más difíciles y a veces nos reconfortan en el sueño, cuando por lógica razón "se acercan" para guiarnos.

La verdad que me arrepentí de buscar, así que cerré todo y traté de dormir, creo que lo conseguí a medias porque me despertó el ruido de un objeto estrellándose contra el suelo, todavía estaba debajo de la frazada así que si había alguien difícilmente lo vería sin hacerme notar; sí, apele al método defensivo de hacerme la dormida, ni ganas de terminar el día con más emociones fuertes. Cerré los ojos y seguí respirando regularmente.

Y recordé una situación similar en la que estuve a mis diez años.....de verdad que no quería destaparme, ojala que todo hubiera sido una pesadilla de la que despertar, pero era el recuerdo de algo que me había pasado y para evitarlo quise moverme y no pude....en la oscuridad trate de ver mi cuerpo y estaba cubierta de ¿arena?

"¡Ay no, otra vez no! No me gusta esto, no quiero."pensé. Estaba temblando, odiaba esto; abría la boca y no podía gritar, le ordenaba a mi cuerpo que se moviera y no respondía, y sabía que si me entregaba al pánico y a la desesperación iba a ser peor, mucho peor.

Sentía que alguien estaba tirando de la frazada, se me estaba destapando la cara y con el poco valor que me quedaba mire a quien fuera que me estuviera torturando de esa manera y lo vi. Volví a ver esos ojos brillantes, dorados pero tan oscuros que te absorbía.

Por un momento pensé que ya no podía temerlo, pensé que ya me había vuelto muchísimo más fuerte, pero esa pequeña seguridad desapareció cundo me hablo.

XXX- Hola pequeña, tanto tiempo sin verte y no cambiaste nada.

No me di cuenta de lo mucho que lo temía, de lo mucho que lo odiaba ni de lo mucho que lloraba al verlo; no podía gritar ¿y si gritaba y atacaba a mi familia? No, no puedo involucrarlos, tengo que hacerlo sola, ellos no tienen nada que ver con esto. Odio esto, odio todo esto.