Narrador Omnisciente:
El sol se asomaba para iluminar un nuevo día, Anna todavía estaba tapada con su cálida frazada. Era domingo, uno de esos días en lo que no tenías ganas de hacer nada. Ya era medio día, y en la habitación contigua a la de Anna una jovencita ansiosa elegía la ropa y accesorios que utilizaría unas pocas horas más tarde en su cita; por supuesto que nuestra protagonista no pudo continuar en sus ensoñaciones cuando su vecina hacía tanto ruido abriendo y cerrando puertas, cajones, tirando zapatos o emitiendo algún tipo de chillido cuando algo no le terminaba de gustar.
- Si, ten una hermana enamorada, será divertido, decían. –dijo Anna suspirando después de destaparse la cabeza.
Al final no le quedó otra que levantarse, tampoco es que estuviera muy cansada y sus padres estaban abajo en el comedor limpiando la casa y cocinando. Anna los saludó y se dirigió a la heladera para buscar leche, se sirvió un vaso y ese fue su desayuno. Al cabo de un rato su hermana estaba lista para su cita.
Narra Anna:
"Sigue pareciendo ella" pensó sonriente y feliz Anna antes de que su padre se la llevara en auto al punto de encuentro, comerían en un bar con sus amigas y ese chico y después seguiría la cita con él durante la tarde en el cine y paseando por el jardín botánico de la ciudad. Mi madre y yo también fuimos con ellos porque después de dejarla mis padres pasarían por el supermercado para realizar unas compras y yo aprovecharía para buscar el cuero para el collar que estaba arreglando.
Mi hermana estaba feliz cuando la dejamos, mis padres pararon cerca del supermercado y yo me fui en dirección contraria al negocio de esta mujer que me daría lo que necesitaba. La fachada del negocio era el de una casa normal, paredes de piedra, una puerta de madera y con un cartel de madera en ella que ponía el nombre del lugar "Brillo de Luna" con el tiempo me fui enterando que la mujer se había casado con un músico que llegó a ser famoso pero que al morir le dejo un vacío muy grande, se refería así a su marido cuando lo visitaba en el cementerio; al menos eso decían los chismes del lugar.
Al entrar todo el ambiente era distinto, un poco lúgubre por ser domingo pero con la poca luz todo parecía mucho más ancestral. La mujer se dedicaba a vender materiales y antigüedades, dentro de antigüedades había libros, aparatos, disco de vinilo, aparatos viejos que a veces funcionaban y otras no, un montón de piezas de recambio de motores o electrodomésticos viejos; se las compraban para reparar alguna antigüedad y exponerla en museos o exposiciones. La verdad que hacía muchos años que no venía a este negocio, cuando llegue tuve que venir a buscar una pieza para un generador que usamos el primer año hasta que pusieron la corrientes eléctrica, en aquel momento era bastante más agresiva que ahora, realmente deseaba que esa mujer no me recordara en absoluto.
XXX- Bienvenida ¿en qué puedo ayudarla? –me pregunto una mujer mayor de 50. Yo me la quede mirando, estaba bastante parecida a como la recordaba, pero parecía más agradable. –Venga niña, que no tengo todo el día. –me reclamo la mujer ante mi falta de respuesta.
"No, sigue exactamente igual a como la recuerdo" pensé mientras ladeaba la cabeza.
Anna- Bien, necesitaría un cuero trenzado, resistente y elástico. –le dije yo con la mejor cara que podía tener que a la milla se notaba que era falsa pero necesitaba eso y no volvía más en lo que me quedaba de vida.
La mujer me rebajo con la mirada.
XXX- ¿En qué andas? –me pregunto cruzada de brazos.
Yo la mire con una ceja levantada "Que te importa" le gritaba mi cerebro. Pero me contuve tal vez quería saber para que lo quería para saber que le convenía venderme.
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Escondida entre las Sombras.
De TodoYo se que en el fondo todos nos hemos refugiado, en algún momento de nuestra vida, en lo más oscuro de un lugar o de nosotros mismos. Siempre dicen que esconderse es malo...no lo se, pero tengo que decir que viví mucho en ese sitio. "La memoria es...