Capítulo 12. ¿Qué me estás haciendo Alison?
-Son... -Susurraba alguien. –Despierta... -Abrí los ojos lentamente encontrándome con Javier sonriendo. -Vaya la Bella durmiente ya se ha despertado. –Dice divertido y yo le doy un leve puñetazo en el brazo.
-¿Qué hora es? –Pregunto adormilada.
-Las doce y media. –Sonreí.
-¡¿Qué?! ¡Por qué no me has despertado antes! –Me levanto de la cama pero Javier me agarra la muñeca haciendo que me siente.
-Ali, era broma, son las diez. –Sonreí.
-Estúpido. –Sonrío.
-Me amas. –Me guiña un ojo.
-Más quisieras. –Ruedo los ojos.
-Oye... ¿qué te parece si vamos a tomar un helado? –Sonrío.
-Me parece una muy buena idea.
-Genial, pues vístete que nos vamos. –Me levanto de la cama y voy al baño.
Me ducho sin lavarme el pelo y cuando termino me visto, voy a la habitación de mi hermano y abro la maleta para sacar unos tacones, pero no me los había traído, mierda, los dejé en mi cama, solo tengo los de anoche y las manoletinas del conjunto de ayer. Como los tacones negros no pegan con la falda azul marino (lo sé, puedo llegar a ser muy pija a veces), pues decido ponerme las manoletinas que son blancas. Ya lista salgo al salón donde me está esperando Javier.
-Lo que tardas. –Dice levantándose del sofá.
-Buscaba mis tacones, pero no los encontraba. –Sonreí
-¿Y los de anoche?
-No pegan con la falda.
-Chicas... -Murmuró. –Eres muy bajita. –Se rió antes de salir del apartamento.
-Oh lo siento por medir un metro sesenta. –Rodé los ojos pero luego sonreí.
-¿Mides nada más que uno sesenta? –Preguntó asombrado.
-Sí. –Asentí confusa por su asombro.
-Pensaba que medías menos. –Sonrió.
-Pues no. –Fruncí el ceño y me crucé de brazos.
-No te enfades Son. –Me abrazó.
-Aparta, me acabas de llamar bajita. –Me hice la enfadada
-Sabes que te quiero. –Me besó la mejilla. ¿Me quiere?
-Que monos. –Dijo Eustaquia, una vecina viejecita. –Qué lindo novio Alison. –Me sonrió
-No es mi novio. –Dije
-Oh pues debería serlo. –Sonrió con ternura.
-Solo somos amigos. –La sonreí.
-No la haga caso, es que se niega a admitir que la traigo loquita. –Dijo Javier pellizcándome la mejilla.
-No le hagas caso Eustaquia, es solo un amigo. Por cierto, mi hermano viene esta tarde, ¿si le ves podrías decirle que me llame? No me coge el teléfono.
-Claro que sí pequeña. Bueno, divertiros jóvenes. –Sonrió y se metió en su piso.
-Que señora más maja. –Dijo Javier.
-¿Así que estoy loquita por ti? –Le miré alzando una ceja.
-Algún día querida Alison, no podrás vivir sin mí.
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Sólo tú
Roman pour Adolescents¿Qué pasaría si la casa de Alison se incendiara y tuviera que mudarse a otro pueblo? ¿Qué pasaría si tiene su corazón roto y cree que jamás volverá a caer en el amor? Al llegar a La Solana, ella solo se quiere centrar en su gran pasión, el baile. Pe...