Sólo tú

Capítulo 25. Fiesta de cumpleaños y una gran sorpresa

Capítulo 25. Fiesta de cumpleaños y una gran sorpresa.

-¡Alison! ¡Al fin llegas! Te estábamos esperando, la fiesta comienza dentro de dos horas y tú todavía no estás preparada. –Y bla, bla, bla. Señoras y señores, mi madre, la señora histérica. -¡Vamos sube a tu habitación! ¡Ahí están la maquilladora y la peluquera! ¡Vamos, sube arriba! –Mi madre, sin dejarme hablar me empuja escaleras arriba para entrar a mi habitación. -¡Vamos, arréglenla! –Grita y se va. Madre mía... Miro a las chicas que me van a maquillar y a peinar, una de ellas me indica que me siente en una silla, obedezco y me siento.

-Tienes el pelo muy bien cuidado, no te va a hacer falta mucho, solo lo arreglaré un poco.

Al rato ya estaba peinada, me había dejado el pelo suelto, tenía la raya hecha al lado derecho, me había colocado el pelo sobre el hombro derecho, pero si quería me lo podía poner normal.

Cuando la peluquera terminó con su trabajo, la maquilladora me empieza a maquillar. Cuando termina de maquillarme me miro al espejo, han hecho un buen trabajo, me había pintado los labios de rojo como el del vestido, un poco de coloretes, rímel y sombra de ojos, pero ésta apenas se notaba.

-Oh, hija, estás preciosa. –Mi madre me abrazó.

-Gracias mamá. –La sonrío devolviéndola el abrazo.

-Enana, estás más guapa que nunca. –Me abraza mi hermano.

-Gracias. –Le devuelvo el abrazo también. -¿Y papá? –Pregunto al no ver a mi padre.

-Fue al hotel a arreglar una cosa del cumpleaños. –Contesta mi madre. Asiento con la cabeza.

-La limusina está esperándote abajo, será mejor que vayas ya. –Dice mi hermano.

Bajamos las escaleras, en la entrada de mi casa me encuentro a Javier, con un ramo de rosas rojas y rosas, vestía con un smoking negro, camisa blanca y corbata roja, como mi vestido. Cuando terminé de bajar las escaleras me acerqué a él tímida. Él se acercó a mí y me abrazó.

-Te ves hermosa. –Susurra en mi oído.

-Es hora de irnos, vosotros dos podéis ir en la limusina, nosotros iremos en mi coche. –Dice mi hermano, Javier y yo asentimos. Después mi hermano y mi madre salieron de mi casa, dejaron la puerta abierta para que nosotros saliéramos ahora.

-Te quiero mucho. –Apoyo mi cabeza en su cuello, aún seguimos abrazos.

-Yo también te quiero mucho, Alison. –Javier me da un beso en la cabeza. -¿Qué tal si nos vamos? Llegaremos tarde.

-Lo bueno se hace esperar. –Digo y él ríe.

-De eso no hay duda.

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Cuando la limusina paró en la puerta del hotel, me di cuenta que había unos cuantos fotógrafos haciendo fotos a Jenny, que posaba como una diva. Javier bajó de la limusina y es cuando todos los fotógrafos se pusieron en mi puerta para sacarme fotos, vale, ahora mismo parezco una estrella de Hollywood, ¿por qué había fotógrafos y cámaras en la puerta del hotel de mi padre? Yo sabía que mi padre había contratado un fotógrafo para la fiesta, pero no sabía que habría como diez de esos.

Javier abrió mi puerta y me tendió la mano para que saliera, la acepté. Cuando salí del coche una ola de flashes de cámaras me cegó la vista totalmente.

-Son paparazis. –Me susurró Javier al oído. –Tu padre me avisó que estarían por aquí. –Asentí.

-Hola, buenas tardes. –Una mujer de unos treinta años se me acercó a mí, con un micrófono en la mano y una cámara de fotos. –Soy Lindi de la revista de Jóvenes Promesas. –Se presenta. -¿Podría hacerte unas preguntas? –Miro a Javier nerviosa, él asiente con la cabeza sonriendo. Entonces miro a la periodista y asiento. –Genial. –Sonríe. –Tenemos entendido que eres una gran bailarina, ganaste los Nacionales individuales del año pasado, también en los regionales y en algunas otras competiciones. También ganaste los Nacionales en grupo con la academia de baile Madison de Madrid. –Vuelvo a asentir con la cabeza. -¿Qué es lo que más te apasiona de bailar? He visto tus actuaciones en los concursos y parece como si solo estuvieras sola. Bailas muy bien.