Capítulo 31. Un nuevo huésped en casa. El mundo se ha vuelto loco

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Capítulo 31. Un nuevo huésped en casa. El mundo se ha vuelto loco.

Hoy era el último día de las vacaciones de Navidad, hoy también comenzábamos a ensayar de nuevo en la Academia, solo quedan cinco meses para los Nacionales. La vuelta de las vacaciones en la Academia no empezaba bien, Naiara, se había mudado de ciudad, por lo que ahora éramos nueve en la compañía 1 y tendríamos que hacer unas pruebas a alguna chica de la compañía 2.

El timbre de mi casa suena, ese será Javier. Bajo corriendo las escaleras.

-Alison, cariño, tenemos que decirte una cosa. –Me dice mi madre cuando voy a abrir la puerta.

-No puedo mamá, tengo que irme. –La contesto abriendo la puerta. Cuando la abro me encuentro a Javier, le sonrío y le doy un beso en la mejilla.

-Alison, no vas a irte de aquí hasta que no te lo hayamos dicho. –Dice mi padre con su tono autoritario. Ruedo los ojos y le digo a Javier que pase dentro.

-Hola. –Saluda cuando entra. Mis padres le saludan.

-¿Qué queríais? –Les pregunto.

-A partir de hoy va a vivir alguien más en casa. –Dice mi madre.

-¿Quién? –Pregunto confusa.

-Si no te vas lo verás tú misma. –Dice mi padre.

-Pero no puedo, tengo que ir a la Academia.

-Pues entonces te quedarás con la intriga. –Dice Javier divertido. Le fulminé con la mirada.

-Bueno, pues cuando vuelva de la Academia descubro quién es. –Me encojo de hombros.

-Podemos decirla que vaya a la Academia. –Dice mi madre.

-¿Es una chica? –Pregunto.

-Anda, no seas curiosa y vayámonos ya. –Dice Javier.

-Pero yo quiero saber quién es antes de irme. –Digo haciendo un pequeño puchero.

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En quince minutos, Javier y yo estábamos en casa de los gemelos y de Jenny, antes de ir a la Academia habíamos quedado allí para tomar algo todos juntos.

Al final me había ido de mi casa sin saber quién se hospedaría en mi casa. Estoy intrigada.

Javier aparcó en la puerta de la casa de Jenny, los dos bajamos del coche y llamamos al timbre. La madre de Jenny nos abrió y nos dijo que pasáramos al patio trasero, donde ya nos esperaban todos.

-Hola, nenes. –Saludé cuando salí al patio.

-Hola. –Me saludaron todos. Los dos nos sentamos en las sillas que quedaban libres.

-Haber, nosotros habíamos pensado que podíamos ir a Madrid un fin de semana de estos. –Dice Jaime.

-¿Queréis ir a Madrid en pleno mes de enero? –Pregunto incrédula. –Es decir, Madrid no es como La Solana. Allí están bajo cero grados, mientras que aquí estamos casi a veinte.

-¿Y qué más da? Lo importante es pasar un buen fin de semana. –Dice el otro gemelo.

-Además ya tenemos guía, y gratis. –Dice Carmen.

-¿Quién? –Todos me miran. –Oh no, lo siento pero no. Me niego a ser la guía durante todo un fin de semana. –Niego con la cabeza repetidamente.

-Porfi. Sin ti no perderíamos por Madrid. –Dice Sara. Todos me miran con caritas de cachorritos.

-Agg, está bien. –Ruedo los ojos. Todos sonríen. –Pero que sepáis que si alguno se pierde no es mi responsabilidad.

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