Capítulo 8. ¿Celoso?
-No sé qué ropa ponerme. –Se sentó en mi cama Sara.
-Vamos, te puedo dejar algo. –La sonreí. –Entra al vestidor y coge lo que quieras.
Sara entró al vestidor y yo me quedé junto con Jenny que estaba de los nervios.
-Estate tranquila, saldrá bien. –La abracé.
-Me gusta demasiado Edu, pero él no querrá nada conmigo. –Susurró mirando al suelo.
-Eso no lo sabemos. –Dijo Sara saliendo de mi vestidor con un pantalón vaquero rojo.
-Te quedará perfecto ese. –La sonreí y se puso ese pantalón.
-¿A qué hora quedamos? –Preguntó Jenny.
-Tienen que venir a por nosotras ya. –Respondí.
-¿Te gusta Javier? –Me preguntó Sara, no sabía que responder, ¿me gustaba? Claro que no, solo somos amigos, aunque me sienta bien cuando estoy con él.
-No. –Respondí. –No me gusta.
-¿Nunca has tenido novio? –Volvió a preguntar Sara.
-Prefiero no hablar de ese tema Sara. –Murmuré y ella asintió.
-Me gusta tu falda. –Me dijo Jenny.
-Gracias, se la quité a mi prima de su armario. –Sonreí y ellas rieron.
-¿Estáis desnudas? –Preguntó la voz de Javier desde a fuera de mi habitación.
-No. –Reímos y él pasó.
-Hola. –Sonrió.
-¿Cómo pasaste? –Pregunté
-Me abrió tu padre. –Sonrió. –Están los chicos esperándonos en el coche, ¿vamos?
Nosotras asentimos y salimos de mi habitación. Bajamos las escaleras y nos despedimos de mis padres. Salimos de mi casa y montamos en los coches. Jenny y Sara en el de Hugo, junto con Edu y el dueño del coche y Javier y yo en su coche.
-Estás preciosa hoy. –Sonrió mientras arrancaba el coche y sentí que me sonrojaba, ¿por qué Javier era el único chico que conseguía sonrojarme?
-Gracias. –Le sonreí. -¿Dónde iremos?
-A una cafetería. –Dijo concentrado en la carretera.
-¿Irás a la fiesta de la playa? –Pregunté
-Te dije el otro día que sí, y ganaré el concurso de surf. Soy el mejor. –Volvió don ego.
-Qué raro. –Rodé los ojos. –Me preguntaba dónde se había metido tu ego.
Él rió y después aparcó el coche, ya habíamos llegado. Bajamos del coche junto con los otros que venían en el otro coche y entramos a una cafetería de la plaza. Nos sentamos en una mesa y esperamos a que nos atendieran.
-Buenos días. ¿Qué desean? –Nos preguntó un chico como dos años mayor que nosotros, rubio de ojos marrones, estaba bastante bien. Cada uno dijo lo que quería. -En seguida os lo traigo. –Me guiñó un ojo y se fue.
-Tía, ¿has visto cómo te ha guiñado el ojo? –Preguntó Jenny sonriendo.
-Está bastante bien. –Dijo Sara.
-Bastante. –Nos reímos
-Estamos aquí. –Dijeron los chicos molestos.
-Hola. –Volvimos a reír.
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Sólo tú
Genç Kurgu¿Qué pasaría si la casa de Alison se incendiara y tuviera que mudarse a otro pueblo? ¿Qué pasaría si tiene su corazón roto y cree que jamás volverá a caer en el amor? Al llegar a La Solana, ella solo se quiere centrar en su gran pasión, el baile. Pe...