Capítulo 24.2: El Boleto que Todas Quieren

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Por su parte, Dusk había vuelto del baño luego de lavarse el ojo adolorido tras el latigazo que Fluttershy le pegó sin querer con su melena, entonces se sorprendió al ver que Fluttershy ya no estaba allí, pues si bien él se había tomado su tiempo lavando su ojo, no pensó que él se hubiera tardado tanto como para que Fluttershy se fuera así sin más, sin siquiera despedirse. Finalmente, decidiendo no darle más vueltas al asunto, Dusk decidió volver a lo que para él era más importante en ese momento, ¡Ser un buen bibliotecario! Y ya que ahora él sabía que Spike se encontraba bien junto a sus amigas, ahora él podía enfocarse por completo en cuidar y velar por la comodidad de aquellas primeras visitantes que recibía en la biblioteca.

Afortunadamente, el trabajo de Dusk no requería de mucho esfuerzo, ya que su único deber era que el ambiente fuera el propicio para una buena lectura para sus visitantes, y ahora que Fluttershy se había ido, lo único que reinaba en la biblioteca era un tranquilo y agradable silencio.

"~En mi corazón resuena~ De Canterlot, vienen bajando~" Una melódica voz femenina rompió el silencio en la biblioteca, una voz cantando al suave ritmo de una guitarra, violín y trompeta. Una música que no provenía desde dentro de la biblioteca, sino desde afuera, pero de igual manera traspasaba los muros de la biblioteca y llegaba a los oídos de quienes estaban dentro de ella.

"~Un par de ojitos morados~ A Ponyville, vienen llegando~" La voz continuó cantando al ritmo de la música. Dusk, aún sorprendido por la repentina música, se acercó hasta la ventana de la biblioteca y la abrió, descubriendo quién era la causante de aquella interrupción.

"~En mi corazón resuena~ De Canterlot, vienen bajando~ Un par de ojitos morados~ A Ponyville, vienen llegando~" Pinkie Pie volvió a cantar la misma estrofa, cantando con el alma una bella tonada romántica, vistiendo un bigote rizado postizo y un sombrero de charro. Tras ella se encontraban tres ponies que conformaban una banda de mariachis, con indumentarias más completas que las vestidas por Pinkie Pie, tocando la música que la yegua rosa cantaba y dedicaba a su amor, quien justamente se asomaba por la ventana de la biblioteca.

"¡Pinkie Pie! ¿¡Qué haces!?" Preguntó Dusk asustado, viendo de reojo a las yeguas que leían en la biblioteca, esperando que no dejaran de leer por la repentina serenata que estaba cantando Pinkie Pie. "Por favor, haz algo de silencio para-"

"~¡AY, AY, AY AY! ¡Canta y no llores!~" Cantó Pinkie Pie, sin escuchar a Dusk, emocionándose en el coro de la canción y por ende cantando más agudo y más desafinado. "~Porque cantando se alegran~ Querido mío, los corazones~"

"¡AY, AY, AY-!" Se disponía a cantar nuevamente Pinkie Pie, aún más ruidosamente, hasta que fue silenciada por la magia de Dusk, quien cerró su boca con magia.

"¿¡Qué es lo que haces, Pinkie!? ¿Por qué estás cantando...? ¿¡Y con una banda de mariachis!? ¿¡Y POR QUÉ AQUÍ!?" Preguntó Dusk algo histérico debido al ruido que estaba haciendo Pinkie Pie en la biblioteca.

"¡Estoy cantando una serenata! ¿No es obvio? ¡Te la estoy dedicando a ti! ¿Te gusta?" Preguntó Pinkie Pie con una gran sonrisa.

"Pinkie... ¿¡Acaso no te das cuenta que no es apropiado!?" Preguntó Dusk irónicamente, moviéndose a un lado para que Pinkie viera que dentro del lugar había una biblioteca.

"¡Oh! Yo... lo siento." Dijo Pinkie Pie dándose cuenta de su error. "Ya entendí, ¡No se diga más!"

"Bien, me alegro que entendieras." Dijo Dusk con un gran suspiro, cerrando la ventana para volver a la quietud y silencio que debía tener una biblioteca.

Dusk se alejó de la ventana y comenzó a caminar hacia las ponies que seguían leyendo en la biblioteca para pedirles disculpas, cuando fue sorprendido por el repentino golpe de la puerta abriéndose.

Dusk Shine en busca de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora