Capítulo 36.1: La maldición de Pinkie Pie

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"Dusk... Dusk..." Se escuchaba una lejana voz.

"¿Hmm?" Murmuró Dusk, abriendo lentamente los ojos y sobándose la cabeza, con una clara mirada de confusión.

"¿¡Estás bien!? Me alegra que te despertaras, ya me estaba asustando." Dijo la voz, esta vez haciéndose más clara para Dusk, confirmando la identidad de la dueña de la voz al abrir por completo sus ojos y ver a su rosada amiga.

"¿Pinkie Pie? ¿Qué sucedió? ¿Dónde...?" Preguntó Dusk confundido, dándose cuenta que estaba en el sótano de la biblioteca, entonces rápidamente recordando todo lo sucedido: por qué él estaba allí y qué hacía con Pinkie allí. "Espera, ¿¡Qué pasó!?" Agregó Dusk aún confundido, intentando recordar lo último que hizo antes de caer aparentemente dormido.

"No estoy segura." Respondió Pinkie Pie aliviada de que Dusk despertara pero aún preocupada por lo que acababa de ver. "Estábamos apoyados el uno con el otro conversando, cuando de repente te caíste desmayado y tu cuerno comenzó a brillar y a lanzar chispas."

"¿Qué cosa?" Dijo Dusk incrédulo, poniendo una cara de confusión. "¿Por qué yo me desma..." Entonces Dusk se calló y se quedó en silencio con una cara pensativa hasta que repentinamente abrió los ojos de par en par con sorpresa.

Al instante Dusk usó su magia e hizo aparecer frente a él un libro, el cuál Pinkie Pie reconoció de inmediato, era el libro que ella había encontrado sobre la cama de Dusk cuando se acostó junto a él. Luego Dusk buscó rápidamente la página con el hechizo que él había usado la noche anterior.

"¡Debió ser esto!" Dijo Dusk con una mirada de preocupación. "Como te dije, ayer usé este hechizo, se llama 'Hechizo de relajo mental', solo sirve para unicornios, y se supone que hace que la magia se canalice en el cuerno automáticamente cuando la mente se encuentra muy fatigada o con mucho estrés, haciendo que el cuerno brille y uno caiga instantáneamente en un sueño para evitar cualquier estrés innecesario." Dijo Dusk leyendo la descripción del hechizo y recordando cómo la noche anterior él había leído ese hechizo y había caído dormido al instante.

"¿Estrés?" Repitió en un susurro Pinkie Pie preocupada, recordando que ella efectivamente había leído esa descripción cuando tomó el libro, pero el mismo Dusk le había dicho que no se preocupara por aquello.

"Hmm... Solo dura doce horas, pero ahora que lo pienso, ayer me acosté tarde precisamente porque no podía quedarme dormido. Supongo que yo aún estaba bajo los últimos efectos del hechizo, seguramente le quedan algunos minutos de efectividad." Agregó Dusk mirando el reloj que había en la pared. "No lo entiendo, pensé que con esa guerra de cosquillas que habíamos tenido, ya había dejado de estar tan tenso. Yo... Hmm... ¡Espera! Nosotros estábamos sentados, y tú... ¿Tú me preguntaste algo...? No logro recordar..."

Pinkie Pie miró a Dusk con una mirada de sorpresa y susto, pero rápidamente agachó su mirada para que Dusk no la viera. Entonces ella cerró sus ojos con preocupación y suspiró para tranquilizarse y pensar un segundo antes de hablar.

"Yo... Yo te lo diré, pero antes, quiero hacerte una pregunta." Dijo Pinkie Pie, intentando sonreír como siempre lo hacía, aunque aún se le notaba que estaba algo nerviosa. "¿Recuerdas que cuando caímos aquí te pregunté si tú... si te gustaban las yeguas?"

"¿¡Qué-!? ¿¡Otra vez con eso!?" Respondió Dusk sonrojándose, inconscientemente encogiéndose un poco, como si intentara ocultar su gran complejo, el de tener un pelaje color lavanda y que le dijeran que era femenino.

"Ya sé que te gustan las yeguas, es solo que me preguntaba... ¿Por qué no has hecho nada con nosotras? Con tus amigas... Es decir, eres un potro que está constantemente rodeado de yeguas, pero parece que... no tienes ningún interés en nosotras... como yeguas." Preguntó Pinkie Pie un poco sonrojada, curiosamente viéndose más seria de lo normal.

Dusk Shine en busca de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora