T2 Capítulo 25.2: Risas y sorpresas

45 6 0
                                    

En la antigua habitación de Dusk Shine, Pinkie Pie continuaba entrenando a la Princesa Luna para que aprendiera a ser más graciosa, y así poder realizar finalmente una broma como venganza a Celestia.

Pinkie Pie le había enseñado todo lo básico de las bromas a Luna. Desde cojines con gases, hasta flores falsas que lanzaban agua al olerlas. Un entrenamiento bastante duro y exigente por parte de Pinkie Pie, quien le exigió a Luna que mejorara en sus bromas, y principalmente, en su sentido del humor. Un duro entrenamiento que solo se vio pausado cuando la mascota de Luna, la zarigüeya Tiberius, entró en la habitación y se comió al pobre e inocente amigo de Pinkie, el ‘Señor Nabo’.

Tras la tragedia, ambas yeguas hicieron un pequeño funeral para el Señor Nabo. Hasta que Pinkie Pie simplemente volvió a llenar el balde con nabos y bautizaron al ‘Señor Nabo Junior’ como nuevo miembro del equipo.

Luego de volver a las lecciones de Pinkie, la maestra puso a prueba a su alumna con un gran circuito de bromas que Pinkie Pie y su ‘equipo de fiestas’ realizó. Así, Luna avanzó por el circuito, lanzándole un pastelazo en ‘la cara’ a Madame Harina. Luego haciendo rodar por el suelo al Señor Nabo Junior, al poner canicas en el suelo. Después haciendo que Rocky ‘se sonrojara’ al hacerlo sentar en un cojín con gases. Asustando al Señor Pelusa con una máscara de dragón, haciendo que saliera volando de su silla por el temor. Y finalmente, para sorpresa de Pinkie Pie, dándole un electrizante saludo a Pinkie, al usar un botón eléctrico que Luna escondió en su casco antes de saludarla.

Tras aprobar el curso intensivo de Pinkie Pie, ambas yeguas se escabulleron en el castillo y comenzaron a jugarle bromas a los guardias y sirvientes del palacio. Usando las máscaras de dragón, las canicas y globos para molestar a todos con los que se encontraban. Todos ellos asustándose un poco al ver que quién les había jugado una broma era la siempre seria Princesa Luna. Sin embargo, al verla reírse como nunca antes habían visto, hizo que los guardias y sirvientes también rieran. Alegres de descubrir aquella nueva faceta de su princesa.

Por su parte, al ver a sus queridos súbditos reír finalmente junto a ella, hizo que Luna también comenzara a sentirse genuinamente más alegre y agradecida con toda la ayuda brindada por Pinkie Pie.

“Creo que ya es el momento… ¡Es hora de hacerle la broma a la Princesa Celestia!” Dijo finalmente Pinkie Pie. Luego que ella y Luna hicieran caer un balde con agua sobre la cabeza de un despistado guardia. “Creo que Dusk una vez la hizo sentarse en un cojín de gases, pero quizás podríamos combinar varias bromas en una sola para sorprenderla…” Dijo Pinkie Pie sonriendo. Poniendo una mirada pensativa mientras se imaginaba todas las posibilidades de bromas, para que fuera algo realmente espectacular.

“En realidad… Esta vez me gustaría ser yo quien ideara la broma para mi hermana.” Dijo Luna, con una pequeña sonrisa. Queriendo ser ella, sin la ayuda de nadie más, quien fuera quien finalmente sorprendiera a su astuta hermana.

“¡Okii-dokii-lokii!” Respondió Pinkie Pie feliz.

Con una sonrisa en su cara, Luna puso una mirada pensativa y comenzó a repasar las lecciones aprendidas con Pinkie Pie. Pensando en la mejor broma para su hermana. Y así pasaron los segundos y minutos, y Luna permaneció en silencio. Lo único que varió en ese tiempo, fue que la sonrisa de Luna fue desapareciendo lentamente mientras comenzaba a poner una mirada insegura.

Su hermana Celestia siempre se anticipaba a todo, y ella… ¡Era tan perfecta! ¿Realmente ella sería capaz de lograr engañar a su hermana? ¿Y si no lo lograba? ¿¡Qué tal si todo aquello había sido en vano!? Después de todo, sus bromas jamás llegarían a la altura de las bromas de Celestia… Incluso… Ella misma no estaba a la altura de su hermana…

Dusk Shine en busca de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora