Capítulo 14.2: Una tarde que nunca acaba

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Dusk Shine se encontraba parado frente a la puerta de Sugarcube Corner mientras Pinkie Pie abría la puerta, y aunque tenía a una yegua en frente de él, Dusk estaba pensando en otra yegua, en la pegaso que acababa de dejar atrás.

Unos minutos antes, en cuanto Rainbow Dash se había dado la vuelta para pensar en qué sería lo que Dusk tendría que hacer para pagar la apuesta, Dusk sintió que alguien tocaba su lomo, entonces se giró y vio con sorpresa que era Pinkie Pie, quién solo sonreía y levantaba un casco hacia su boca en señal de silencio para que Dusk no hablara.

"¿Q-Qué haces aquí?" Preguntó Dusk susurrando, siguiendo las instrucciones sobre no hablar fuerte que Pinkie Pie le estaba indicando, sin siquiera saber por qué lo hacía.

"¡Shh! Ven conmigo, tengo una sorpresa para ti." Dijo Pinkie Pie también susurrando e indicándole con la cabeza para que la siguiera.

Entonces Dusk se giró y volvió a mirar a Rainbow Dash, quien seguía de espaldas a él, moviendo la cabeza de un lado a otro mientras murmuraba, como si estuviera discutiendo consigo misma.

"No te preocupes por Rainbow Dash, le dejaré una nota." Le dijo Pinkie Pie al oído, como si hubiera leído la mente de Dusk, dejando una carta a los pies de donde estaba él. "Nos iremos a escondidas mientras no se da cuenta, ¡Como una broma!"

Dusk se giró para ver a Pinkie Pie, quien sonrió, avanzó unos pasos en silencio hacia la dirección opuesta de donde estaba Rainbow Dash y esperó a que Dusk la siguiera, entonces él volvió a girarse y miró a la pegaso. A él no le gustaba irse sin despedirse formalmente, menos de esa manera en que la pegaso podría pensar que él había escapado de la apuesta, sin embargo las palabras de Pinkie Pie borraron aquellas dudas, ya que al parecer ella dejó una nota explicando que ella estaba con Dusk, además Pinkie Pie dijo que era como una broma, y Dusk sabía por experiencia que a Rainbow Dash le gustaban las bromas, por lo que probablemente la pegaso se lo tomaría bien; y por último, en cualquier caso, Rainbow Dash lo había sacado sin previo aviso cuando él había estado charlando con Rarity y con Fluttershy, así que no podía quejarse ahora que Pinkie Pie le jugaba esa pequeña broma sobre dejarla hablando sola.

Fue así que Dusk volvió a girarse y siguió rápida y silenciosamente a Pinkie Pie antes que Rainbow Dash se diera cuenta que se había ido, creyendo que todo sería una pequeña broma para la pegaso y que ella se lo tomaría con humor.

Ambos caminaron sigilosamente hasta que se alejaron lo suficiente, y mientras lo hacían Pinkie Pie se giraba de vez en cuando y comprobaba que Dusk la seguía, entonces se sonrojaba levemente y sonreía. Luego ya en el pueblo, Pinkie Pie comenzó a saltar como normalmente lo hacía, dirigiéndose hacia la pastelería sin decirle una palabra a Dusk para mantener la sorpresa, algo que a Dusk le hubiera incomodado, seguir a alguien sin saber a dónde ni por qué, sin embargo él tenía otras cosas en su mente, mientras más se alejaban de Rainbow Dash, Dusk se preocupaba más y más.

"Es solo una broma, no estoy escapando de pagar la apuesta, yo cumplo mi palabra." Se decía a sí mismo Dusk mientras Pinkie Pie lo seguía guiando hacia Sugarcube Corner, aún preocupado que Rainbow Dash pensara que él no era un pony de palabra. "Yo sí cumplo mis promesas, ¡Yo sí cumplo mis promesas!" Seguía pensado Dusk frenéticamente, mientras intentaba alejar un mal recuerdo de su infancia que lo perseguía, uno de una promesa sin cumplir.

La mente de Dusk había estado tan concentrada, que el unicornio ni cuenta se dio cuando habían llegado a Sugarcube Corner, solo volvió a la realidad cuando Pinkie Pie finalmente abrió la puerta y le habló.

"¡Entra!" Sonrió Pinkie Pie, esperando que Dusk entrara con ella a la pastelería, sin darse cuenta de la sombra de temor y preocupación que había tenido Dusk en su rostro hace unos instantes.

Dusk Shine en busca de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora