Capítulo 37.1: En la guerra, todo vale

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Había un sol radiante sobre Ponyville, con ninguna nube en el cielo, aún se podía sentir un agradable calor en esa mañana de otoño. Muy probablemente aquel día sería último día del año con ese calor, dado que ya era mediados de otoño y el invierno estaba a la vuelta de la esquina.

Pese al calor de aquella mañana, un pony de Ponyville transitaba por el pueblo cubierto de sweaters y bufandas, como si fuera pleno invierno. Aunque más que transitar por el pueblo, la mejor definición sería transitaba SOBRE el pueblo, ya aquel pony era una reconocida pegaso del lugar.

"¡Me estoy asando con este calor...! ¡Odio ir a Cloudsdale en esta fecha!" Murmuró indignada Rainbow Dash mientras volaba lentamente, con una de muchas bufandas estorbándole la boca.

La pegaso de melena arcoíris había pasado un par de días fuera de Ponyville, específicamente en el pueblo pegaso más grande de Equestria, Cloudsdale, lugar de nacimiento de ella, de Fluttershy, y de la gran mayoría de pegasos que vivían en Ponyville.

Si aquella hubiera sido una visita normal a su pueblo natal, probablemente Rainbow Dash la habría disfrutado mucho más, después de todo en aquella ciudad en las nubes se podían hacer muchas cosas que no se podían en Ponyville, por ser aquella una ciudad exclusiva para pegasos. Sin embargo, cada mes ella tenía que cumplir y hacer una especial visita en Cloudsdale, visitar a sus padres, y aquello era algo que Rainbow Dash no disfrutaba demasiado.

Los padres de Rainbow Dash eran muy celosos de su hija, ellos siempre habían estado ahí para ella desde que tenía memoria, apoyándola y dándole ánimo en todas sus competencias y decisiones. Algo que era perfectamente comprensible, pero en opinión de Rainbow Dash, a veces sus padres exageraban mucho, quizás demasiado, con eso de animarla, llegando al punto de ir a sus competencias disfrazados como ella y con pancartas gigantes de apoyo, lo que obviamente era vergonzoso para ella, más para alguien como ella, que le gustaba mantener una imagen de chica mala.

Cuando Rainbow Dash decidió mudarse a Ponyville, la única forma de lograr que sus padres no la siguieran, fue con la promesa que ella los visitaría sin falta una vez al mes, a lo que Rainbow Dash aceptó de mala gana, pero aquello era lejos una mejor opción que tener que ver a sus padres avergonzándola frente a sus amigos. Sin embargo, el lado malo de aquello ocurría siempre en aquellas fechas.

Al acercarse el otoño, los padres de Rainbow Dash cosían un montón de sweaters y bufandas, todas con los colores o las iniciales del nombre de su hija, para que ella las usara en el invierno. Por lo que por lo general, en esa fecha, Rainbow siempre volvía de la casa de sus padres con un cargamento de ropa.

"¡Ya no lo soporto!" Gritó Rainbow Dash no pudiendo aguantar más el calor mientras sudaba a litros. Decidiendo aterrizar a las afueras del pueblo para que nadie la viera y así sacarse algunas prendas para poder seguir su camino a casa.

Con un suspiro de cansancio, Rainbow Dash comenzó a sacarse una por una las docenas de bufandas y sweaters que llevaba puestos, pensando en que sus padres habían exagerado esta vez con toda esa ropa, y que había tenido suerte que nadie la viera así.

"¡Wooow...! ¡Esa ropa es genial!" Dijo sorpresivamente una voz, haciendo que Rainbow Dash diera un salto sorprendida.

"¡N-No es lo que parece!" Dijo Rainbow Dash rápidamente, sonrojada y avergonzada porque alguien la hubiera visto con esas ridículas ropas.

Entonces Rainbow Dash se fijó bien en quién le había hablado, y se sorprendió al ver que se trataba de la pequeña Scootaloo.

"¿Qué dijiste?" Preguntó Rainbow Dash, mirando atentamente a la pequeña pegaso, quien la miraba con sus enormes ojos como si estuviera viendo lo más asombroso del mundo.

Dusk Shine en busca de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora