—No quiero que te sientas mal. Tú eres una excelente persona, Sam, y yo... — lo observé directamente al rostro.
Exactamente no sabía por qué sonreía si era más que obvio que su apresurada decisión no iba a tener la respuesta esperada.
—Yo creo que es demasiado temprano para que tú y yo...
—¡Hey! — Me agarró por los hombros. —. Es obvio.
Su sonrisa gigantesca lograba confundirme aún más de lo que venía estando.
—¿Qué es obvio?
—Seamos amigos. Los mejores — besó mi mejilla. —, y quizá el destino decida después.
Asentí, realmente estropeada.
Cuando me dedicó su última sonrisa; la que debía tranquilizarme y no llevarme de la mano con los nervios, se dio media vuelta.
—Espera. — mordí mi labio.
—No te preocupes, te entiendo. — volvió a sonreír y ya me empezaba a molestar.
No era momento para regalar sonrisas. Él había confesado que yo le gustaba, y de alguna forma quería seguir sintiéndome su centro de atención aunque no le correspondiera.
Y entonces parecía no serlo.
—¿Qué hay de tu secreto? — Me sentí estúpida. —. No era necesario, ¿no crees?
Su sonrisa se esfumó. Me había malinterpretado.
—Quiero decir; de igual forma quieres seguir siendo mi amigo y eso ya lo venías siendo, ¿no?
Tocó su barbilla, parecía no entender nada.
—Camina, Smith — Me rendí. Ni siquiera yo me entendía. —. Vamos a la cafetería.
Y así fue.
Caminamos juntos hacia la cafetería, como amigos.
* * *
—¿Quieres que te acompañe a tu casa? — preguntó Sam con media sonrisa, mientras depositaba un beso en mi frente.
—Claro. — respondí, aferrándome de su mano.
Caminamos un largo rato en silencio.
—Y... ¿La barbie te ha saludado? — pregunté con disgusto.
—De hecho, sí — rió. —. ¿Sabes? Nunca creí que su voz me molestara tanto.
Me detuve a pensar un segundo, quizá para recordar la plástica voz.
—"¡Sami, qué guapo estás!" — trató de imitar la voz de Tina.
Yo reí ante su intento y él, al igual que yo, rió.
—Amo cuando ríes. — comentó, haciéndome sonrojar por completo.
Sin querer.
—¿Te estás burlando de mi risa? — Me hice la ofendida.
—Sí, es realmente asquerosa.
Nunca supe si había bromeado, o lo había dicho en serio. Por suerte, mi casa quedaba cerca del instituto y entonces llegamos.
—Gracias por acompañarme, Sam.
—No hay de qué. — dejó un pequeño beso en mi mejilla.
Sonreí.
—Amiga. — añadió y se fue casi que corriendo.
¿Tuvo que decirlo?
Entré a mi casa y vi a mi prima sentada en el sofá mientras llenaba lo que parecía ser unos formularios con mi madre y mi padre.
ESTÁS LEYENDO
Simplemente me gustas.
Teen FictionMarie Johnson Smith es una chica que últimamente cree que no es capaz de dar amor, por experiencias anteriores que no fueron del todo buenas. Conocerá a un chico llamado Sam Smith que le hará saber que de nada sirve la vida si no aprendemos a amar...