7. Solo amigos.

1.8K 150 38
                                    


—No quiero que te sientas mal. Tú eres una excelente persona, Sam, y yo... — lo observé directamente al rostro.

Exactamente no sabía por qué sonreía si era más que obvio que su apresurada decisión no iba a tener la respuesta esperada.

—Yo creo que es demasiado temprano para que tú y yo...

—¡Hey! — Me agarró por los hombros. —. Es obvio.

Su sonrisa gigantesca lograba confundirme aún más de lo que venía estando.

—¿Qué es obvio?

—Seamos amigos. Los mejores — besó mi mejilla. —, y quizá el destino decida después.

Asentí, realmente estropeada.

Cuando me dedicó su última sonrisa; la que debía tranquilizarme y no llevarme de la mano con los nervios, se dio media vuelta.

—Espera. — mordí mi labio.

—No te preocupes, te entiendo. — volvió a sonreír y ya me empezaba a molestar.

No era momento para regalar sonrisas. Él había confesado que yo le gustaba, y de alguna forma quería seguir sintiéndome su centro de atención aunque no le correspondiera.

Y entonces parecía no serlo.

—¿Qué hay de tu secreto? — Me sentí estúpida. —. No era necesario, ¿no crees?

Su sonrisa se esfumó. Me había malinterpretado.

—Quiero decir; de igual forma quieres seguir siendo mi amigo y eso ya lo venías siendo, ¿no?

Tocó su barbilla, parecía no entender nada.

—Camina, Smith — Me rendí. Ni siquiera yo me entendía. —. Vamos a la cafetería.

Y así fue.

Caminamos juntos hacia la cafetería, como amigos.

* * *

—¿Quieres que te acompañe a tu casa? — preguntó Sam con media sonrisa, mientras depositaba un beso en mi frente.

—Claro. — respondí, aferrándome de su mano.

Caminamos un largo rato en silencio.

—Y... ¿La barbie te ha saludado? — pregunté con disgusto.

—De hecho, sí — rió. —. ¿Sabes? Nunca creí que su voz me molestara tanto.

Me detuve a pensar un segundo, quizá para recordar la plástica voz.

—"¡Sami, qué guapo estás!" — trató de imitar la voz de Tina.

Yo reí ante su intento y él, al igual que yo, rió.

—Amo cuando ríes. — comentó, haciéndome sonrojar por completo.

Sin querer.

—¿Te estás burlando de mi risa? — Me hice la ofendida.

—Sí, es realmente asquerosa.

Nunca supe si había bromeado, o lo había dicho en serio. Por suerte, mi casa quedaba cerca del instituto y entonces llegamos.

—Gracias por acompañarme, Sam.

—No hay de qué. — dejó un pequeño beso en mi mejilla.

Sonreí.

—Amiga. — añadió y se fue casi que corriendo.

¿Tuvo que decirlo?

Entré a mi casa y vi a mi prima sentada en el sofá mientras llenaba lo que parecía ser unos formularios con mi madre y mi padre.

Simplemente me gustas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora