SAM
Me senté en el escritorio de papá, mientras éste buscaba su "papeleo importante".
—Debe estar en algún lado... — susurró, cansado.
Hice una mueca y pensé por un momento lo que estaba a punto de hacer. Hace mucho no tenía una charla con él, en la que pusiera mis penas o dudas sobre la mesa. Si bien, mi padre era un hombre muy ocupado y al que se le había olvidado por completo su rol de verdadera figura paterna.
—Papá — dije, pero pareció no escucharme. —. ¡Papá!— casi que grité.
Él detuvo sus inquietas manos y volteó su rostro para mirarme.
—Sam, no es momento, yo...
—No — Lo interrumpí. —. Nunca ha sido momento para mí.
Bajó su mirada.
—Necesito un consejo, padre. Sólo eso... Y tú me dices que no es momento.
Por un momento pareció avergonzado, pero luego, negó con su cabeza.
—¡Esos papeles son realmente importantes! — exclamó.
—¿Y hablar con tu maldito hijo no lo es? — La ira me controló.
—¡No me hables así, Sam!
Bajé mi cabeza y quise no haber estado allí. No quería más problemas que agobiaran mi mente.
—Lo siento. — Lo miré a los ojos.
Iba a salir de su estudio, pero sus palabras me detuvieron.
—Sam, perdóname— dijo cabizbajo. —. Sé que no he sido un buen padre, pero debes entenderme. Siempre busco lo mejor para ti y para Annie en todos los ámbitos.
Asentí, mirándolo a los ojos.
—Lo sé— chasqueé mi lengua. —. Sólo tengo una de esas crisis sentimentales, ¿sabes?
Mi padre rió.
—Es la chica de ojos esmeralda, ¿verdad? — frotó sus dedos mientras yo asentía. —. ¿Qué ha pasado?
Rasqué mi nuca. La conversación con mi padre, por un momento, pareció no tener ningún sentido.
—La siento lejana. — Fui breve.
—¿Tiene a alguien más?
Negué con mi cabeza, aunque luego no supe si debía estar seguro. Marie me había dejado claro que iba a olvidarse de mí.
Podía estarle resultando.
—Sólo no sé qué hacer — suspiré levemente. —. Ella me encanta, pero la he lastimado.
—¿Cómo?
—Un malentendido.
—¿Grave?
—Demasiado. Pero no tuve la culpa.
Mi padre miró el suelo.
—Aún así debes pedirle perdón — rió, pero luego se arrepintió de haberlo hecho. —. No soy quién para decírtelo, pero, si ella no tiene interés en aclarar las cosas, debes dejarla ir.
Abrí mis ojos. Probablemente no estaba preparado para escuchar tal declaración, porque me daba miedo. Todo había sido una mierda antes de que ella llegara a mi vida. Cada vez que intentaba imaginarla lejos de mí, me enfurecía y comenzaba a desesperar.
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Simplemente me gustas.
Novela JuvenilMarie Johnson Smith es una chica que últimamente cree que no es capaz de dar amor, por experiencias anteriores que no fueron del todo buenas. Conocerá a un chico llamado Sam Smith que le hará saber que de nada sirve la vida si no aprendemos a amar...