Intenté no sonreír. Aquello había sido tan bello, que mi corazón no paraba de latir con fuerza.
Todo el camino de indecisión fue extraño y secreto. Pude darme cuenta que de los errores se aprende, pero que, al igual, equivocarse podría significar el fin. ¿Qué hubiera pasado si no le hubiese dicho nada a él?
— La verdad, me encantó conocerte así, por casualidad. De esa forma supe que era de verdad. — dijo, enrojeciéndome por completo.
Lindo, lindo y lindo. Era simplemente lindo.
— Es raro todo esto, ¿no?— pregunté, inclinando mi cabeza hasta su hombro, pero intentando no incomodarlo.
— ¿De qué hablas? A mí me parece bello. — sonrió.
Iba a decir algo, pero estaba de acuerdo. Aunque extrañaba todos esos momentos y las indirectas de Sam, todo era precioso.
Siempre me pasaba que cuando quería algo, no lo conseguía si desesperaba. Mi suerte cambio de la nada, aunque la torpeza seguía como un árbol de raíces fuertes en la tierra.
De pronto sentí sus ojos en mí. No me incomodaba, era genial robar la atención de él, porque quería que esos ojos sólo pudieran verme, como si fuese la única en su mundo, la única visible.
Aunque... El cielo, para mí, eran sus lindos ojos.
— Si la noche fuera eterna, juro que me quedaría contigo siempre, a observar el hermoso paisaje. — dijo, poniendo mis vellos de punta.
— Sí, el cielo es muy bello...— corroboré.
— Hablo de ti. Tú eres mi hermoso paisaje.
Ahora sí, mi cuerpo estallaría de ternura.
— ¿Te imaginas nosotros en un futuro?— preguntó de inmediato.
Levanté mi mirada hasta sus ojos. ¿Cómo sería?
— ¿Te imaginas nosotros, nuestros hijos...?
— ¿Hijos?— pregunté enarcando una ceja. — ¿Cuantos hijos?
Sam rio. Lo pensó durante un segundo largo y al final, tuvo su respuesta.
— Mil de esas diminutas personitas. — contestó, por lo que me asombre enseguida.
— ¿Mil? ¿Qué crees que soy?— reí. Lógicamente bromeaba.
Sonreí con terror al intentar imaginarme con una gigantesca barriga llena de mil pequeños Smith.
— ¿Cómo serían? ¿Así de lindos como yo? — preguntó, con egocentrismo, sacándome de mis absurdos pensamientos.
— Con tus ojos y...
— Tu sonrisa. — me interrumpió.
— Yo digo que con tu sonrisa. — me acerqué a su rostro.
— Entonces saldrían iguales que yo. Eso no es lindo.
— Lindo es lo mucho que te quiero. — lo abracé, sin dejar de mirar sus labios humedecidos.
— ¿Me quieres?— preguntó.
— Sí.
— Eso para mí no es suficiente...— ladeo su cabeza.
— ¿No? ¿Entonces... te amo?
— Bien. Aprendes rápido. — sonrió.
— ¿Por qué mejor no me besas rápido?
Él rio sutilmente, a la misma vez que se relamía los labios.
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Simplemente me gustas.
Fiksi RemajaMarie Johnson Smith es una chica que últimamente cree que no es capaz de dar amor, por experiencias anteriores que no fueron del todo buenas. Conocerá a un chico llamado Sam Smith que le hará saber que de nada sirve la vida si no aprendemos a amar...