21. Fiesta.

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Estábamos listos. Sam había llamado hacía un rato para confirmar nuestra asistencia a la fiesta, ya que él y Leo pasarían por nosotras... O bueno, por nosotros, ya que Troy sería como nuestro guardaespaldas... O algo parecido.

— Por favor, no vayan a enloquecerse. Ann, tu padre no sabe que irás a una fiesta, ¿verdad? — Mi padre preguntó a Ann, quien ladeó su cabeza, dando un "no" como respuesta. Sus ojos besaron el suelo. — No le diré nada, pero por favor, no vengan aquí con problemas... Troy, cuídalas, no dejes que algún atrevido se sobrepase. Confío en ustedes.

— No te preocupes papá, todo estará bien, nada malo pasará. — dijo Troy con seguridad. 

Una bocina de un auto se logró escuchar.

— Es hora de irnos. — Indicó Ann, con una gran sonrisa.

— Cuídense, nos vemos en un rato. — dijo mi padre, depositando en cada uno de nosotros un beso.

— Adiós. — Nos despedimos todos al unísono.

Troy abrió la puerta de la casa. Allí afuera, estaba Sam junto con Leo.

Por Dios, Sam se veía muy guapo y... demasiado sexy. Llevaba puesta una camiseta blanca, informal, que dejaba al descubierto sus brazos gigantes. Su pantalón marcaba sus piernas musculosas y ni hablar del enorme trasero que se moldeaba en su cuerpo y que no se ocultó ni un poco. A decir verdad, me sentí fea.

Leo no se quedó atrás; su cuerpo era resaltado por el vestuario formal que llevaba.

Todos estábamos guapos aquel día. Hasta Troy, aunque no quisiera aceptarlo.

— Hola. — me saludó Sam, besando mi frente.

— Hola, guapo. — toqué sus brazos con mi mano derecha y con la otra su trasero. Sam rió, tomando la mano que se encontraba en sus glúteos.

— Tú eres la guapa. — Me halagó.

— Yo estoy más guapo que ustedes dos juntos. — interrumpió Troy, engreído... como siempre.

— Soñar no cuesta nada. — dije.

Sam abrió la puerta del auto en medio de risas.

* * *

Habíamos llegado. La fiesta ya había comenzado y lo sabía porque de allí salían luces hacia todas partes, sin hablar de el volumen tan alto en el que se encontraba la música. Todos nos bajamos del auto, observando el lugar por fuera y el desorden que se veía adentro.

— ¡Troy Jhonson! — Un grupo de chicos que acababan de llegar, gritaron el nombre de mi hermano.

— ¡Hey! — Mi hermano se acercó a ellos con una sonrisa. Logré reconocerlos; eran los amigos de mi hermano, los sexys del instituto. Mi hermano se devolvió hacia nosotros rápidamente. — Leo, Sam, no las dejen solas. Si le pasa algo a alguna, juro que los mato. — Terminó con un tono abrumador y amenazante.

— Tranquilo, Troy. — Sam dijo, algo asombrado por el tono que Troy utilizó. Mi hermano me miro con seguridad para luego irse con sus amigos.

* * *

Al cabo de unas horas, Sam se encontraba realmente mareado. El trago que le habían dado era demasiado, pero aun así, nunca se iba de mi lado. Leo y Ann se habían ido a bailar, pero no volvimos a verlos.

En todo el rato, bailamos junto con un grupo de chicos que conocían a Sam. Pensaba que eran viejos amigos, no estaba segura. Total, la estábamos pasando bien. De pronto, alguien tocó mi hombro, cosa que me sorprendió. Volteé para mirar de quién se trataba, pero lo que vi, me sorprendió aún más.

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