Sam Pov's
Estábamos en uno de los bares más reconocidos de Nueva York. Únicamente me limité a reír en los comentarios que hacían los chicos, pero, en realidad, no me parecían nada graciosos pues, en nuestra mesa, se encontraba Tina; mi ex.
Ella me lanzaba miradas indecentes y provocativas. Yo sólo las esquivaba difícilmente y me enfocaba en la conversación. Tomé un sorbo del Macallan de mi copa. No merecía estar así. En realidad, hubiera preferido pasar la tarde junto a Marie, pero, por otro lado, ella y yo podíamos salir cuantas veces quisiéramos, solos, si así prefiere.
— Y entonces me dijo que sería sólo por un momento. ¿Cómo resistirse ante tal figura? — Franco movió sus manos, dibujando en el aire el cuerpo perfecto de una chica, según el prototipo.
— No, mi queridísimo Franco. — habló Tina, ladeando su cabeza y descargando en la mesa su copa. — ¿Tal cuerpo te ha hecho perder la cabeza? Déjame decirte que vives por los ojos, como todos los hombres en este mundo sin sentido, que se basan únicamente en lo que ese par de órganos visuales les permiten ver.
Y todos los que estábamos en la mesa, incluido yo, la aplaudimos. Ella tenía razón, pero no se daba cuenta que hablaba de su mismo problema.
— ¿Y tú vas en contra de esa idea, sobre aquel prototipo de chica o chico, perfecta o perfecto, a los ojos de una persona, sea hombre o mujer? — pregunté.
Titubeó y luego sonrió.
— No, no estoy en contra. Sin embargo, querido mío, no digo que la perfección, del todo, se base en el físico. — respondió, halagándose a sí misma por tener un lindo cuerpo (plástico).
— Vale, te entiendo, pero, entonces también eres de esas personas que viven por los ojos, tal como lo decías antes, ¿no?
Su sonrisa desapareció y adoptó un semblante serio.
— Pasa algo mi lindo Sam, y es que todos debemos aceptar que los sentimientos son una basura que simplemente se ha convertido en un tema controversial. — deslizó su dedo por el borde de la copa. — El físico sí importa, no puedes decir que no, porque es algo de lo cual nos basamos en un comienzo cuando conocemos a una persona.
— Sí, en parte tienes razón, pero existe una belleza interior. ¿Y si algún día todos llegáramos a quedar ciegos? ¿En qué nos basaríamos si, según tú, los sentimientos son una basura?
Todos nos observaron expectantes.
— Pues ese día nos daremos cuenta de que tal belleza no existe... ni tampoco los sentimientos.
Y la conversación terminó allí, en desacuerdo y con falta de un desenlace.
* * *
Decidimos ir a una discoteca cercana, por buenos rumores. Los chicos estuvieron hablando todo el rato sobre la buena licorería del bar en el que habíamos estado. Sin previo aviso, Tina se me acercó, dispuesta a entablar una conversación conmigo.
— Ni creas que vine a hablar sobre lo influyente que es el físico. — Me entregó una bebida. Ambos reímos. — ¡Bébela!
Accedí dando un sorbo del líquido que quemó mi garganta
— ¿Cómo va todo? — preguntó.
— Bien. Excelente.
— Vaya, eso sí que es bueno. ¿Y cómo están tus padres y... Annie? — sonrió.
— Mis padres se encuentran muy bien, aunque ocupados por su trabajo. En estos momentos quizás estén aún en sus oficinas. — Ladeé la cabeza. — Yo cuido de Annie cuando ellos no están.
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Simplemente me gustas.
Novela JuvenilMarie Johnson Smith es una chica que últimamente cree que no es capaz de dar amor, por experiencias anteriores que no fueron del todo buenas. Conocerá a un chico llamado Sam Smith que le hará saber que de nada sirve la vida si no aprendemos a amar...