Siempre que algo malo ocurría; algo que en realidad me torciera todo en el interior y me impregnara de miedo y horror, desesperaba a tal punto que ya no era ni yo misma.
— ¡La niña! — grité horrorizada, con el corazón en la garganta. — ¡Annie!
Mi mirada pasaba de cabeza en cabeza, y lograba sentir esas otras miradas de asombro por parte de las madres que acompañaban a sus hijos.
— ¡Estaba con nosotras!— agregué.
— No sé dónde está. — Ann negó con su cabeza repetidas veces — ¡Annie!
La gente nos miraba con miedo, pero yo solo necesitaba encontrar a la pequeña. No podía ser posible que la perdiera en tan poco tiempo. Tuve la genial idea de repasar mentalmente lo que habíamos hecho; primero, Annie subió a los juegos que estaban a un lado del parque y después nos pidió que Ann y yo jugáramos con ella en "la cosa que gira". Estaba muy al pendiente de ella luego de diez vueltas en aquel juego. Después no estuve consciente y quizás no me di cuenta si se bajó antes que nosotras ya que Ann, según habíamos acordado, la tendría a su lado.
— ¿No viste si se bajó de eso antes? — señalé el juego que había desaparecido a Annie.
— No, creí que estaba aún a mi lado.
— ¿Cómo no la viste? ¡Estaba a tu lado!
— Marie, ella subió conmigo pero la perdí de vista con los otros niños.
Era cierto. Se habían subido también unos niños más, pero yo misma la vi reír por cada giro que daba esa cosa.
— ¿Por qué no me lo dijiste?— palpé mi frente.
— No lo sé, quizás ella se arrepintió y no subió.
— ¡Sí subió, estoy segura!— grité, y todos en el parque clavaron su mirada en nosotras.
El único momento en que la dejé de ver fue cuando bajamos del juego, aunque yo misma la ayudé a bajarse.
— ¡Eso es! Ann, yo la ayudé a que se bajara del juego.
Recordé que no lograba ver bien a causa del mareo; fueron tantas las vueltas, que por poco logran desmayarme.
— No, tú ayudaste a... — buscó con su mirada a alguien en el parque. — ¡Ella! ¡Tú bajaste a esa niña!
Recorrí la dirección hacia la que el dedo de Ann apuntaba. Una niña que sonreía; de vestido rosa, parecido al de Annie y su cabello castaño del mismo tono.
¿Cómo es que pude confundirla? Debía haber estado muy ciega.
— No era Annie...
La noticia me impactó a tal punto que sentí que caía al suelo.
— No importa, debemos buscarla.
Agarré a mi prima de la mano y juntas nos dirigimos hacia los alrededores del parque, gritando el nombre de la pequeña.
— ¿Y si mejor le preguntamos a la niña esa que creíste que era ella? — preguntó Ann.
— No es mala idea. — Suspiré.
Con pasos ligeros y cansos, me dirigí hacia donde estaba la niña quien, como si no tuviera limite, jugaba una y otra vez.
— ¡Niña! — grité, observando que se alejaba con prisa. — ¡Hey, niña!
Volteó su cabeza y se quedó mirándome, con miedo en sus ojos.
— Hola. — traté de sonreír. — Mira, es que yo...
ESTÁS LEYENDO
Simplemente me gustas.
Novela JuvenilMarie Johnson Smith es una chica que últimamente cree que no es capaz de dar amor, por experiencias anteriores que no fueron del todo buenas. Conocerá a un chico llamado Sam Smith que le hará saber que de nada sirve la vida si no aprendemos a amar...