19. Momento esperado.

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Ann salió del vestidor igual de sorprendida al verme.

— Oh, por Dios Marie... ¡Te ves divina! — Su comentario me halagó así que no dudé en sonreír. Observé con cautela su vestido, el cual era violeta, dándome cuenta que también era precioso.

— Tú igual, prima, estás muy linda. — Ella dio una vuelta y sonrió. Leo se acercó a mi prima y la agarró de la cintura.

Clavé mi mirada en Sam rápidamente, quien aún seguía observándome. Volví a ver a mi prima, notando así que Leo la besaba apasionadamente... Se veían tan lindos juntos.

Alguien se aferró a mi mano. Era Sam. Se acercó a mí, acelerando mi corazón a un punto extremo.

— Estás preciosa. — Me hizo sonrojar. Le sonreí por lo que él se acercó lentamente a mi rostro. En ese mismo instante, la chica que hace un rato me entregó el vestido llegó, interrumpiendo mi momento esperado.

— ¡Vaya, esos vestidos le quedan muy bien a las dos! Se ven muy lindas. — Sonrió.

— Muchas gracias. — Mi prima agradeció, separándose de Leo.

— ¿Los van a llevar? — Nos preguntó. Miré por últimamente el vestido para estar segura.

— Sí... Yo me lo llevo. — Dije con una sonrisa.

— Yo igual. — Aseguró mi prima, provocando una inmensa sonrisa en el rostro de la chica.

— De acuerdo, entonces las espero. Ya vuelvo. — Se retiró de nuevo.

Leo besó otra vez a mi prima, y yo sin más, me dirigí al vestidor para cambiarme.

Al terminar de quitarme el vestido, salí del vestidor viendo que mi prima no había salido aún. Me senté al lado de los chicos quienes hablaban sobre lo que iríamos a comer. La chica llegó al mismo tiempo que Ann salía del vestidor.

— Bueno, allá deben pagarlos. — Nos señaló la caja.

— Muchas gracias. — Agradecí.

— Gracias a ustedes, hasta luego. — Se despidió y se fue.

Todos nos dirigíamos hacia la caja, pero Leo y Sam pagarían nuestros vestidos.

— Los esperamos afuera ¿vale? — Dijo Ann. Los chicos asintieron mientras entregaban el dinero a la chica de la caja.

Ann y yo salimos de la boutique.

— Marie, esos vestidos están preciosos. — Comentó con una sonrisa.

— Sí, están divinos... — Le lancé una mirada insinuante. — ¿Tú y Leo ya son algo? — Le pregunté en voz baja.

— No es nada oficial. — Susurró.

— Creí que ya eran... — Ann negó con la cabeza.

— No puedo creer que me haya besado. — Dijo emocionada, tocando sus labios. La miré y le sonreí.

— Él te quiere. — Le dije honestamente lo que creía. Ann me miró fijamente.

— Y Sam a ti... Deberías decirle que el sentimiento es mutuo. — Me dijo Ann en voz baja, asegurándose de que los chicos no nos sorprendieran.

— No, no siento lo mismo... — Mentí. Ella me fulminó con la mirada.

— Tú lo quieres... Me di cuenta de eso y a mí no me lo niegues, Marie Jhonson Smith. — dijo algo desafiante.

— Te odio. —Sonreí. — Shh, ahí vienen los chicos. — La alarmé. Sam y Leo llegaron con las bolsas de compra.

— Bueno chicas, faltarían los zapatos. Esos los compraremos después de comer algo, ¿les parece? —Leo nos propuso amablemente.

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