30. Decisión.

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Me quedé inmóvil. Sam ya había cruzado la puerta de mi habitación.

— ¿Qué fue lo que hiciste con... — susurré para mí misma y mirando al vacío.

Me tumbé en la cama y cerré mis ojos, tan fuerte como pude.

Sam había sido claro conmigo; él, por mucho que no quisiera, trataría de olvidarse de mí... O bueno, de lo que sentía hacia mí.

¿Por qué? ¿Por qué preciso cuando empezaba a amarlo?

"¡Tú me confundes!" Esa pequeña frase rondaba vagamente por mi cabeza.

— Yo tampoco me entiendo, Sam... Estoy más confusa que tú. — Dije en un susurro, sintiendo una lágrima caliente resbalar por mi mejilla.

Yo estaba realmente impactada... Y realmente rota.

Sam pov.

Salí de inmediato hacia mi casa.

Sentía que había derrumbado lo que con tanto esfuerzo había construido. Mi mundo se había venido abajo.

La cabeza estaba a punto de estallarme de tanto pensar en lo que hice.

— ¡Vamos, Sam, resiste!— Susurré por lo bajo.

Mis pasos eran apresurados. Entre más me alejaba, mayor era el dolor.

Pero no... Tenía que superarlo.

* * *

— Sam, quiero ir al parque. ¿Me acompañas? — Habló mi hermana, mientras parpadeaba repetidas veces y hacia un puchero.

— Annie... No estoy de humor...

— Por favor, hermanito. — Juntó sus pequeñas manos y siguió con sus expresiones de ternura y súplica.

No pude resistirme.

— Tú y tu cara, Annie. — Sonrió victoriosa. — De acuerdo, vamos.

* * *

— Empújame más duro, Sam. — Dijo mi hermana, balanceando sus piernas por los aires.

— ¿Quieres que dañe esto?— Me referí al columpio.

Mi hermana rio.

— De acuerdo, Annie. Creo que ya es suficiente, deberíamos regresar. — La bajé de aquel juego.

— ¡Vamos por un helado!— Gritó emocionada.

Bufé mientras la agarraba de la mano y nos dirigíamos a la heladería, que por supuesto, quedaba cerca.

Llegamos y mi hermana pidió un helado de chocolate. Recordé entonces el gusto de Marie. Su favorito y valioso helado de nutella.

— Come despacio, no querrás que tu cerebro se congele. — Dije, escuchando las leves risas de Annie.

* * *

— Eres un idiota. — Me insultó Leo.

— ¿Qué? ¿Idiota?— Apreté mis labios. — No, Leo. ¿Que querías que hiciera? Ella no... Simplemente no...

— ¡Tenías que haberla embarrado!— Exclamó chasqueando su lengua.

— ¡Yo solo...

— Está bien, Sam. A veces uno se acorrala única y exclusivamente a una mujer. ¡Hay un mundo entero! ¡Hay muchas mujeres en él! ¿De qué sirve sacrificarse por una sola, sabiendo que hay muchas más que pueden llenarte el estómago de mariposas?— Habló Michael con sabiduría mientras bebía un poco de soda.

Leo ladeó su cabeza, indicándome que hiciera caso omiso a las palabras de Michael.

Era una decisión difícil, pero... Creo que Michael tenía razón.

Marie pov.

Ann sonrió triste desde el marco de la puerta.

— No me mires así. — Dije, soltando una leve risa y limpiándome las lágrimas con la punta de la sábana blanca.

— Marie, ¿por qué no lo detuviste? — Me preguntó triste.

— No, Ann. Yo no sé qué es lo que quiero. Yo... — Una lágrima se escapó. — Siento que todo lo que hago, lo hago mal. No se qué me pasa, quisiera acabar con todo. Nunca fui una buena persona.

— Marie — Acarició mi cabeza. Yo suspiré. —, cuando éramos niñas... ¿Recuerdas perfectamente que nada nos preocupaba? Que jugábamos en la casa de la abuela hasta acabar con nuestra energía. Que aprendíamos algo cada vez que nuestros padres nos regañaban. Que reíamos de nuestros malos chistes y de nuestras peleas y... De tus caídas también, claro— La fulminé con la mirada provocando una risa de su parte y de la cual segundos más tarde, yo me contagié. —. Bien, pues esos momentos son los más valiosos y de los cuales nunca nos vamos a olvidar. Ahora bien, todo ha cambiado. Pero debes entender que muchas veces necesitamos sentirnos bien con lo que somos y con lo que fuimos. Si crees que las cosas empeoran cada vez que tratas de cambiar algo, recuerda que los obstáculos están llenos de experiencias y de madurez. Compórtate como lo que eres, no como lo que quieran los demás. Debes ser quien eres y no dejes que nadie arruine ese hermoso corazón que tienes. Por último, no está de más decirte que si en realidad quieres a Sam, debes demostrarlo, cuando niña aprendiste que debías esforzarte por lograr lo que quieres y... ¡No pienses tanto las cosas! A veces necesitamos de esos pequeños actos de osadía para aprender. No puedes durar toda una vida decidiendo qué hacer. Disfruta, atrévete y nunca, pero nunca trates de evadir tus sentimientos, porque esas palpitaciones extrañas y aceleradas que a veces sientes allí— Señaló mi corazón. —, son únicas y no cualquiera las puede hacer sentir. Yo te pido que no llores más. La vida, aunque no lo parezca, es justa con cada quien. — Me abrazó — Yo te quiero, mi cuenta-chocolatinas favorita.

— ¡Maldita! — exclamé en un susurro, cerca de su oído. — Me has hecho llorar. ¿De dónde sacas tantas palabras y detalles tan hermosos? — Limpie mis lágrimas.

Ann se encogió de hombros con una sonrisa tierna.

— ¿Quieres ver películas de chicos lindos sin camisa mientras comemos chocolate en cuadros? — Preguntó con una sonrisa insinuante.

— Pues, si de esa forma me sentiré orgullosa de ser tu cuenta-chocolatinas favorita... ¡Hagámoslo!

— Y no solo eso, Marie. Te vas a armar de valentía para decirle a Sam que lo quieres. Es tu orgullo contra tu corazón. ¡Decídete!

Era una decisión difícil, pero... Creo que Ann tenía razón.

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HOLA, HOLA!!

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Tumblr: codaniela (Daniela Smith)

Ahora, volviendo al cap:

¿Qué les pareció? ¿Les gusto el Sam pov? ¿Ann tiene razón? ¿Michael tiene razón?

¿Qué piensan que pasará? VOTEN Y COMENTEN!

Y, como siempre, los quiero!

Dani_Smith1.






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