Capitulo 5.Alessandro.
El cabello rubio llena la palma de mi mano sosteniéndome de ella. Muevo su cuerpo con fuerza con cada embiste que le doy desde mi posición. Me golpeo con más fuerza dentro de ella al ver su rostro angelical plasmado con autoridad en mis pensamientos, necesito sacarla de mi cabeza cuanto antes sino seré un demente por su causa.
Los gemidos inunda la habitación del hotel sin vergüenza alguna diciendo mi nombre en repetidas ocasiones. Me la imagino a ella en esta misma posición con la única intención de terminar esto pronto y largarme de aquí. Mi cuerpo comienza a responde a la imagen indecente que mantengo de Olivia siendo sustituida por el cuerpo voluminoso de Loren, mis embestidas son más fuerte cuando los comparo y por milésima vez en las semana me confirmo a mi mismo que todo mi gusto sea inclinado por la bella bailarina que me ignora cada vez que se le da la gana.
—Mmm... Ales— Loren gime logrando que el rostro de Olivia se esfume de mi cabeza. —. ¿Tanto me extrañaste querido?
Ni un poco. No la extrañé en lo absoluto por la simple razón de que una nueva mujer me tiene hechizado y frustrado, haciendo que la desee a ella ahora, este momento. Pero lo más asequible que tenía para descarga toda esa frustración era Loren, ella siempre está dispuesta a recibir lo que sea de mí.
—Déjame correrme cielo y sentirte dentro de mí— pide suplicante.
Me a puro en terminar antes que ella y salir con demasiada rapidez de ella. Ella cae agotada sobre la cama sin haber alcanzado el orgasmo que mantenía retenido. Ella espera que un día me corra junto a ella. Me levanto de la cama para ir hasta el baño y tomar uno bastante largo y con agua fría.
Me deshago del preservativo que comprime mi miembro y lo echo con toda mi descarga en el bote de basura sin mirarlo.
Solo fue un desperdicio de preservativo, sigo teniendo el mismo desea palpable por la bailarina de bello ojos. Ella es a la que quiero satisfaciéndome cada vez que lo quiera.
Ruedo la puerta de cristal metiéndome bajo la ducha, cierro los ojos solo pensando en ella.
La he llamado innumerables veces, pero solo término de dos formas. Sin respuestas y que cancele la llamada antes de tomarla. Fui a la academia varias veces con la escusa de buscar a Camil, pero solo para verla a ella sin ningún resultado. Mi hermana menor mencionó que Olivia salía más temprano algunas veces ya que su madre es la instructora de la academia y le da clases personales a su hija.
Respiro dejando que el agua arrastre cualquier toque y olor que allá dejado Loren en mí. Como si la llamara con mis pensamientos ella aparece detrás de mí tocando mi pecho con sus manos. El toque no me desagrada, pero deseo con fuerza que sea otra la que me toque y no ella. La dejo unos segundos que disfrute de la calidez y dureza de mi cuerpo deteniéndola cuando intenta tocar mi miembro erecto aún.
—¿Me sigues necesitando mi amor?— besa mi espalda. —. Déjame ayudarte.
Aparece frente a mí conectando su mirada azul con la mía. Esa mirada no es como la de Olivia, no me provoca nada. Dobla su rodilla consiguiendo estar a la altura de mi miembro y dirigirlo a su boca sin titubear.
Me gusta hacerme desear...
Esas palabras llegan a mí haciendo que reaccione y me aparte con brusquedad de Loren. Ella me mira con interés por mi reacción.
—Cielo...
—No Loren— bramó con fuerza retirando mi cabello mojado de mi rostro. —, no necesita más de ti.
—Eso dice algo muy diferente— mira mis entrepiernas con deseo. —. No acabaste como te gusta Ales aún esta erecta.Claro que no lo hice, necesito de otra para finalizar esto. Pienso con ironía.
—Sal de aquí Loren y déjame termina mi baño en paz— decretó sin humor.
Ella se pone en pies sin hacerme caso a lo que le acabo de pedir, con paso lentos se acerca a mi pasando su dedos por la superficie de mi hombro, desvió mis ojos hacia ese toque deteniendo su mano de seguir tocándome. Enreda sus manos en mi cuello llevándome a su altura para besar mis labios con furor.
Pongo mis manos en hombro alejándola de mí y cuando vuelve a intentar tocarme no la dejo.
—Me encantas cuando quieres hacerlo enojado Ales, no te limitas.
Tomo su mandíbula entre mis manos apretándolo un poco, haga que me mire a los ojos y odio el hecho de que el azul que ella posee en su mirada no sea nada parecido al que Olivia lleva. Ahora me entero de que puede haber una mirada azul más bella y esa la posee Olivia. Loren me mira con una sonrisa en sus labios sin decir nada y lucho internamente pensando en lo que voy hacer.
No debería de ilusionarla de esta manera porque a la hora en que Olivia me dé luz verde para estar con ella voy a dejar todo lo que no tiene el mínimo valor en mi vida para tenerla a ella y Loren será lo primero.
—De espalda— ordeno más enojado que antes.
...
—¿Podemos cenar esta noche con tu familia cielo?— propone aún tirada en la enorme cama.
Abotono cada botón de mi camisa blanca negando. Mi familia no sabe de Loren, nadie sabe de Loren. Solo Mónica mi agente de publicidad y nada más se acuerda de su existencia cada vez que le pido que no la deje que sea involucrada conmigo ni en los medios ni en ni lugar.
Soy bastante privado con mi vida personal y solos las personas cercanas a mí tienden derecho a saber de lo que pasa a mí alrededor. Loren no entra en esos límites.
—Vamos cielo, así tengo el placer de conocerlos— sigue insistiendo.
—Mi respuesta es no Loren, no quiero que mi familia te conozca, no ahora.
—¿Y cuándo será Ales?— pregunta molesta. —. Hace más de dos años que mantenemos esta relación secreta y no conozco a nadie que sea de tu familia, solo a la intensa y fastidiosa de tu publicista.
Si Mónica la escuchara expresarse así de ella lo más seguro es que la mande al planeta de Marte a vivir sola. Con lo bien que le cae.
Me gira hacia ella. Esto va a terminar antes de lo esperado.
—Sabes que no me gusta relacionar mi familia con todo este— señaló la habitación. Le pedí a Mónica que consiguiera el mejor hotel a la afueras de Italia para ella ya que estaría varias veces con Loren y no me iba a arriesgar a que me vieran salir de cualquier sitio. —. Mi familia es mi prioridad Loren, esto es solo un momento.
—¡También soy tu prioridad Alessandro, soy tu mujer...!
Eso jamás.
—No eres mi mujer Loren y lo sabes— la detengo antes de que vaya más lejos.
—¿Y que soy entonces?— busca saber. —. Siempre me busca cuando necesita bajar tu calenturas momentáneas Ales eso me convierte en tu mujer.
Arqueo una de mis cejas.
—¿Eso crees?
—sí.
—Tú fuiste la que viniste a Italia buscándome yo no te llame Loren.
Sus ojos se cristalizan mirando en mi dirección. Loren es hermosa y esa belleza que tiene me atrapó desde el primer momento en que la vi y quise tener algo con ella, después de Jessica fue ella y solo la vi como una distracción lo cual se lo dejé claro desde el principio y ella sola se encargó de crear todo esto de pareja enamorada cuando no lo estamos. Al menos no yo.
—Te extrañaba y tú no volviste más a Mónaco— sorba por su nariz. —, tu publicita dijo que no te molestara, que necesitabas concentración en el resto de la temporada.
—Y así es— le miento un poco.
—Te amo y quiero formalizar esto contigo— pide. Ahora si se volvió completamente loca. —. Quiero acompañarte a cada circuito y que la gente vea que estamos juntos, estar ahí cuando me necesites.
Resopló con cansancio.
—Ya hablamos de esto Loren y mi respuesta sigue siendo la misma. No— dijo cansado.
Debo de hablar más con ella que con un niño de tres años. Es increíble.
Baja de la cama caminado hacia mí completamente desnuda, su cabello está todo enredado entre sí por lo que acabamos de hacer. Hace más de una hora me cansé de tomar su cuerpo de todas las maneras posible y no llegar a satisfacerme a mí mismo.
Y todo por quien ya sabemos. Olivia.
Se planta frente de mí y veo el rastro de las lágrimas falsas que hace poco rodaron por su mejilla. Acaricia las mías sin llegar hacerme sentir nada con ello.
—¿Al menos puedo ir y pasar mi estada en tu pent-house?— pide con un tono sexual.
Niego. Mi casa es lo único que ella no puede pisar ni aquí en Italia ni en Mónaco. Ella siempre lo ha pedido y siempre me he negado.
—Es mi espacio Loren y sabes que no me gusta compartir mi privacidad con nadie— recalcó la última palabra. —. Pagaré tu estadía completa en este hotel para que no te preocupes por eso.
Es lo mínimo que puedo hacer por ella.
—¿Volverás?
—No.
Tengo otros objetivos.
Olivia.
Sus labios recorren toda la superficie a lo largo de mi pierna, con cada respiración que suelta manda corriente de electricidad a todo mi cuerpo y en especial a la abertura en medio de mis piernas. Su legua se dedica a recorrer cada centímetro de ella, desde el inicio de mis pies hasta mitad de mi muslo.
Me apoyo en mis codos buscando su mirada y encontrándola fija en la mía mirándome con devoción. Con solo esa mirada siento miles de punzadas a la vez haciéndome temblar en necesidad. Necesito a este hombre.
Sin apartar la mirada y sin dejar espacios sin ser besado por el llega hasta mi canal que reclama a voces su atención de inmediato, lo besa, un beso tierno y delicado sin apuro por llegar más lejos, y eso es lo que me está matando.
Quiero ser suya ya.
Sonríe expulsando su respiración en mi sexo expuesto a su rostro. Trajo con dificultad por la sensación provocada por ese respiro, ningún hombre me había hecho sentir así y me alegra que él sea el primero.
Su mano va hasta mi rostro acariciando mi mejilla sin apuro. Cierro mis palpados disfrutando de la leve caricia y sintiéndola descender hasta llegar a mis labios abierto que han soltado varios jadeos haciéndole saber lo que estoy disfrutando.
—Abre tu boca Olivia— su voz sale ronca tras la petición y sin ningún reclamo lo complazco en lo que pide. Mete dos de sus dedos a mi boca inexperta de esto. —. Chúpalos.
Otra demanda que captó al momento. Chupas sus dedos sintiendo el sabor salados de ellos. Los presiona más adentro de mi boca rozando mi garganta y provocándome con ello una arcada que controlo rápidamente. El no se detiene antes esto y sigue presionando más profundo y teniendo el mismo resultado. Finalmente los saca llevándoselo llenos de saliva a mi canal.
Gimo sin pena alguna cuando me penetra sin previo aviso y sin cuidado. Mete y saca respectiva veces sus dedos de mi jugoso interior robándose todo mi aliento en los gemidos que suelto sin cuidado.
Esta es la gloria y Alessandro un dios.
Su boca es la que sigue en lista para darme más placer de lo que ya hace. Me remuevo al sentir la primera oleada de placer formase en mi vientre amenazando con explotar en cualquier momento. Mis manos se enredan en la suavidad de su pelo tomando un puño de ello y pegándolo más a mí. Quiero más.
—Ales...— gimo en un hilo de voz cuando muerde mi punto. Un gruñido es lo que recibo en respuesta.
Más lambida son proporcionadas para mí y mi sexo agradecido con él, dos penetradas más son suficientes para que me desarme completa. Saca sus dedos por completo pero sin retirarlos de mí acariciándolo en forma circula mis labios vaginales.
Respiro con mucha dificultad sintiendo la primera ola de clímax por todo mi cuerpo.
Abro mis ojos y mi vista captan el abundante cabello miel oscuro que posee subir por mi abdomen y detenerse en mis pechos. Le da toda su atención por separado. Su boca acapara mi pendo izquierdo haciendo que suelte un gemido adolorido pero lleno de placer cuando cierra sus diente alrededor de él. Al igual que yo hice con sus dedos él lo hace con mi pezón sensible, lo chupa a su antojo y necesidad. Dura unos segundos en ello para luego hacer lo mismo con mi otro pezón.
Se aparta al estar satisfecho de ambos, sube a mi boca y sonríe con alegría antes de besarme en los labios...
Despierto al escuchar el sonido de mi teléfono sonar, lo tomo de la mesa a mi lado y veo la pantalla con el nombre de Francesco en ella. Bufo apagándolo y dejándolo en su lugar.
Mi pecho sube y baja respirando hondo al recordase el sueño que acabo de tener con Alessandro. Se sintió tan real. Cómo puedo tener esa clase de sueños con él y no solo el sueño, sentirme de esta manera, tan excitada por el...
Alejo esos pensamiento de mi cabeza Fijo mi vista en el techo de mi habitación la pintura blanca me distrae un momento volviendo al sueño vivido de hace un momento, cierro mis palpados calmándome para olvidarlo. Si es que puedo. Sus ojos avellana llegan de nuevo a mi cabeza haciendo que me frustre con facilidad.
¿Cómo lo saco de mi cabeza?
Salgo de mi cama de muy mal humor. Mi teléfono suena nuevamente con una llamada de Francesco y solo por un momento me plantó la idea de estar con él otra vez y calmar mi deseo por el guapo piloto de Ferrari. Miro el teléfono teniendo un debate interno de si debería.
—¡¿Que quieres Francesco?!— bramó furiosa al descolgar la llama.
—Buenos días preciosa— ríe a través del aparato. Si pudiera entraría a la llamada y lo mataría con mis propias manos. A nadie le importaría si él desaparece. —, quizás no tan buenos por cómo te escuchas.
—¿Qué quieres?— toco el pinte de mi nariz contando hasta mil para calmarme y no mandarlo al diablo.
Hay un silencio a través de la llamada.
—Sabes lo que quiero Olivia y me lo estás negando.
Si yo también quiero eso, pero no contigo idiota.
Respiro hondo no sé por cuánta vez en la mañana.
—Ya te dije que no Francesco, acaso no entiendes— su risa crece más al escucharme.
Me voy a jalar los pelos sin término esta conversación antes. Me levanto dirigiéndome al cuanto de baños, me detengo frente al espejo y veo mi reflejo. Suelto la trenza que mantiene mi cabello recogido y en su lugar.
—¿Tan mala fue tu primera experiencia conmigo?— pregunta escuchándose ofendido.
Aquí la única ofendida soy yo por verme entregado a él pensando que quizás podría conectar con el de esa manera.
Miro mis labios en el espejo y sus palabras no dichas llegan a mí.
Chúpalo...
—... Quiero volver a tener tu...
—Si vuelves a mencionar que quieres estar conmigo Francesco no me vuelves a ver en tu miserable vida. ¿Me escuchas?
Hace silencio unos segundos. Si piensa que este será su tema de conversación cada vez que se le dé la gana está equivocado porque no pienso seguir aguantándolo. Estoy casi volando a Inglaterra y traer a mi hermano a rastra a Italia y que le ponga fin a todo esto.
Estoy cansada de todo esto.
—Desayuna conmigo— pide al cabo de unos segundos. —, hace mucho que no lo hacemos.
—Voy a correr— respondo seca. —, y no acostumbro a desayunar.
Me deshago de la pijama que llevo mirando mi cuerpo en espejó.
—Bien, almuerza conmigo— hago silencio unos segundos. —. ¿No comes tampoco? Buenos eso se que no haces, al menos no tan seguido. Pero puede almorzar con tu novio casi prometido Olivia.
Suspiro.
—Solo un almuerzo Francesco y no me vuelves a ver en una semana.
Cierro la llamada antes de que vuelva a decir una estupidez más de la que solo él puede decir. Me baño y visto con ropa deportiva para salir a correr un par de horas no iré a la academia y debo de descargar todo este calor.
...
Llevo siete cuadras corriendo sin detenerme. Me he detenido un momento a hidratarme ya que me siento mareada por presionarme tanto.
Saco mi teléfono cambiando la canción que escucho en mis bocinas, me distraigo viendo la ubicación que hace poco Francesco envió para mí de donde almorzaremos.
Le estoy respondiendo cuando choco con un fuerte cuerpo que viene caminando con rapidez. Casi caigo al suelo por el impacto que recibe mi cuerpo y soy detenida por los fuertes brazos.
Aún no he visto su rostro pero está muy apurado, como si corriera de alguien. Saco los auriculares de mi oreja escuchado la voz que reconozco al instante. Alzo mi rostro quitando la gorra negra que lo cubre para revelarlo ante él.
—¿Olivia?— me mira confundido.
Miro detrás de él al escuchar su nombre ser llamado con intensidad, hay más de brotes reporteros siendo detenidos por Iván y otra mujer que no logró reconocer de inmediato. Alessandro me oculta de ello y lo flashes de la cámaras que apunta a nosotros.
Sonrío viendo directamente a los ojos. Vida de famoso.
—Veo que estás en apuros— digo burlándome de la situación y de él.
—No sabes cuándo— acaricia mi mejilla. No me muevo recibiendo la caricia porque el sueño donde él hacer lo mismo llega a mí. Intento alejarme y que pueda escapar de los reporteros y no me deja hacerlo, me toma de la cintura con fuerza manteniéndome en mi lugar. —. Esto no debería de ser así bella, pero si no me escapo rápido Mónica me matara y no quiero perder la oportunidad de verte.
Suelto un grito de sorpresa cuando me carga sin problemas sobre su hombro como una muñeca que no pesa ni una pluma. Comienza a caminar con rapidez doblando por varias esquinas que no logró ver.
Entra a una recesión pasar con rapidez sin voltear a ver a nadie. Se mete en el ascensor presionando los botones.
—Lo siento— me baja de su hombro, me tambaleó un poco por lo rápido del movimiento y lo mareada que estoy. —. ¿te siente bien? Estás pálida.
Sus fuertes brazos rodean mi cintura ejerciendo un poco de presión en ella. Si llegar a lastimarme.
—No es nada.
—¿Segura? Iván estará en pocos minutos en mi casa y puede revisarte si quieres. Es médico y sabe sobre estos casos.
¿Su casa? Alessandro me trajo a su casa.
—¿Esta es tu casa?— pregunto. El accesorio se detiene abriendo su puerta.
Asiente subiendo una de sus manos a mi frente comprobando mi temperatura corporal.
—¿Segura que estás bien?— la preocupación baila en su tono de voz.
Estamos demasiado cerca el uno de otro. Muevo mi cabeza en confirmación no concediéndolo del todo. No despega sus manos de mi cintura sosteniéndome pegada a él embriagándome con su aroma varonil. Vuele refrescante. Guía mis pasos dentro de la amplia instancia y hasta este momento de me doy cuenta de que el ascensor nos llevó directamente a su piso.
Me deja de pies junto en la entrada para dirigirse a otro lugar del departamento. Vuelve unos segundos más tardes ofreciéndome un vaso con agua. Lo tomo completo bajo su mirada, se acerca a mí tocando mi frente con algo de sudor que a él no parece molestarle.
—¿Corriste mucho?— pregunta.
—sí.
—¿Por qué?
Por tu culpa. Pienso irónicamente.
—Lo necesitaba—respondo tratando de calmar todo mi cuerpo por su cercanía.
Acomoda los mechones rebeldes que se ha escapado de la coleta alta que llevo, sus dedos se hunden en las hebras de mi cabello con suavidad. Esa caricia baja hasta mi mejilla y cierro los ojos respirando con inestabilidad por causa de su toque. Desde el día en que lo conocí cada toque que me da lo hace con cuidado, como si temiera a romperme si ejerce más fuerza de la necesaria.
—No deberías de excederte de esta manera Olivia, es peligro— su caricia pasa de mi mejilla a mis labios entreabiertos. —. Y esperar un tiempo prudente después de ingerir alimentos. ¿Desayunaste?
—No.
—¿Sales a correr sin desayunar? ¿Por qué?— hay interés en las dos preguntas que dejan su boca.
—No acostumbro hacerlo— no miento, no recuerdo la última vez que desayuné o lo que desayuné ese día. Con el tiempo y las fiestas que mi madre me hace seguir por culpa de ballet he perdido la costumbre de desayunar.
Invade más lo que queda de mi espacio con su gran anatomía. Me vuelvo pequeña a su lado con su casi dos metros de altura. Me veo en la necesidad de retroceder cuando su colonia varonil comienza a entrar por mis gozas nasales embriagándome de ese rico olor.
Aparte de guapo vuele exquisitamente bien.
Su sonrisa crece al ver que no tengo a donde más retroceder porque chocó mi espalda con la pared al lado del ascensor. El sonido que hace el ascensor me espanta haciendo que me sobre salte y Alessandro suelte un risa baja. Ha comenzado a bajar el ascensor. El piloto es rápido deteniéndolo al tocar un solo botón de los muchos que se encuentran en el pequeño cuadro. Vuelve a girar su rostro al mío esta vez casi rodando mis labios.
Pone sus manos a los lados de mi cabeza dejándome sin escapatoria de él. Se dedica a mirar mis labios.
—Debo de irme— dijo trémula.
Su cercanía me pone los pelos de punta. Ya he dicho lo guapo que es, pero también es intimidante y dominante. Me siento como una hormiga a la cual aplastará en cualquier instante.
—¿A dónde?— pregunta seductoramente. —. Quiero tenerte un poco más.
Su nariz roza con la mía haciendo que el toque sea eléctrico no sé si entre ambos, pero para mí demasiado. Alessandro no hace ningún movimiento para llegar más allá y tocar mis labios, estoy muriendo porque él se decida y me bese. Ya quiero ser besada por él.
—No respondes mis llamadas bella. ¿Por qué?
Cambia el tema drásticamente haciéndome caer en cuenta de porque he ignorado sus llamadas estos dos días. Francesco y los negocios de mi padre están de por medio.
—Estoy muy ocupada— miento.
—¿Con tu novio?— alza una de sus cejas.
Quiero responder que no es por Francesco pero termino cambiando mi respuesta.
—sí.
Me mira unos segundos a los ojos concediéndose de sí es falso o verdad mi respuesta. Suspira y se aleja de mí permitiéndome respirar como antes de que se acercara. Su mirada cae en mi cuerpo por la ropa deportiva sin detenerse en ningún lugar.
—Cena conmigo esta noche— demanda serio. Estoy por volver a negarme no sé por cuánta vez y soy detenida por él. —. no me interesa tu novio Olivia me interesas tú. Mi problema no es con ese idiota es contigo y quiero y deseo una cena y es lo que voy a tener.
Traga saliva antes de contestar.
—¿Y si quiero negarme y no aceptar esa cita?
En dos pasos vuelve a estar cerca de mí, alzo mi rostro hacia el de él que no me quita la vista de encima.
—Aquí a las 8:00 en punto— informa la hora de llegada. —, si no vienes no me darás más opción Olivia, voy a ir y buscarte. Si es necesario hacerlo por toda Italia lo voy hacer no tengo problema con ello, pero si no cenas conmigo habrá uno muy grande bella.
Me siento como una presa ante su cazador.
Diablos nadie nunca me había tenida tal dócil con solo unas palabras.
—Hoy no podré— mi voz es baja muy baja.
—¿Cuándo entonces?Deja tu voto y comentario.
Mis redes sociales.
Instragram – Dhavibooks_22
Tiktok – Dhavibooks_22
ESTÁS LEYENDO
Correr hacia ti ( Run 2)
RomanceSinopsis. Numero 2 de la trilogía Run. Olivia siempre ha tenido todo lo que ha querido, menos una cosa. Ella Nunca ha sentido lo que es el amor de una madre, ha hecho todo lo que su madre le ha impuesto aunque no sea lo que ella desea en la vida. C...