10🩰

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Capítulo 10.

Olivia.

Doy la última costura al mi nueva creación y la admiro en silencio satisfecha con el resultado. Es hermoso.

Quiero usarlo con Alessandro cuando vuelva a verlo y voy hacer todo lo posible por qué no termine como los otros dos anteriores.

Termino de dar uno últimos detalles cuando escucho unos suaves toques en mi puerta.

—¿Cuánto le dedicas que has mejorado bastante?— pregunta. Hace tiempo que no escuchaba lo nítido de su voz solo a través de una pantalla.

Todo mi cuerpo se gira sobre la silla giratoria en la estoy viendo a la alta y esbelta figura que está de pies en el marco de mi puerta. Va vestido con ropa muy diferente a la que suele usar. Pantalón jean y camisa doblada hasta mita de su brazos, el cabello rubio que compartimos está un poco desordenado en la parte superior de su cabeza y a los lados no cuenta con él. La sonrisa no se borra de su rostro y no lo pienso dos veces cundo me levanto corriendo hacia él y lanzándome sobre su cuerpo.

Él me recibe entre sus brazos.

—Hola Iceberg— deja un beso en medio de mí frente al momento de decir el ridículo apodo que me dice desde pequeños. —. ¿Sabes cuánto te extraño?

Me alejo un poco si sepárame de él. Lo miro a los mismos ojos azules que poseemos por parte de mamá.

—Nunca vas a dejar de ser un buen mentiroso ¿Cierto?— lo golpeó con suavidad en el hombro. —. No me llamas, no me buscas y te a través a decir que me extrañas.

—He mejorado mi técnica los últimos años, pero enserio que lo hago— revela convenciéndome de ello. —. Todo este tiempo me has hecho falta Olivia.

—¿Si?

—Sí. ¿Cómo crees que puedo ser feliz sin mi gemela? Mi otra parte.

Mi sonrisa se expande al escucharlo, yo también lo extrañé bastante. A pesar de todo el tema con los Tomasso extraño a mi hermano.

—¿Viniste por los negocios?

—Si— vuelvo a estar sentada en mi silla giratoria y él toma asiento en la orilla de mi cama. —. Los Tomasso dicen tener una oferta que no podemos rechazar, según ellos.

—¿De qué se trata?— sueno interesada. No quiero involucrarme más con ellos, pero mi curiosidad va más allá.

—Aún no lo sé olí, pero deberás de acompañarnos— dice y hago una cara de fastidio.

La mano de mi gemelo llega hasta mi mejilla acariciándola con suavidad. Sonrío al recibirla. Olivier es con el único hombre que he mantenido una relación sana, es mi hermano y no dijo que no haya peleas entre ambos por que las hay. Somos adultos y cada uno sigue su camino y las peleas siguen ahí. Pero lo amo, más que a nada en esta vida y no es mi instinto de hermana mayor por unos segundos, es más que eso.

El es quien suele comportarse como el hermano mayor y siempre me protege de todo y todos, hasta de nuestra madre y eso siempre se lo agradezco.

—Imagino que Francesco Tomasso ha sabido cuidar de ti— la curiosidad es palpable en su tono de voz. —. Estás hermosa, mucho más de lo que papá me aseguraba.

Ruedo mis ojos ante el alago.

—Francesco es un idiota— le aseguró.

—¿Hay alguien?— indaga.

Respiro con tranquilidad un instante pensado en si decirle a mi hermano o no. Olivier es celoso conmigo, siempre me lo ha demostró y no me asustaría hablar de cierto piloto gruñón que ronda mi cabeza, pero sé que este no sería el momento. Primero debo de resolver y saber que ellos harán con la empresa de los Tomasso.

Así que opto por decir una mentira más para mí que para él.

—Nadie.

—No me lo creo— duda.

Me dedico a sonreírle, los minutos van pasando entre ambos mientras nos ponemos al día con nuestras vidas. El me cuenta sobre la suya, me cuenta que es posible que alguien le interese y que quiera intentarlo con ella, también me habla sobre los negocios y cómo han estado funcionando. No es un tema que me interese bastante pero a pesar de eso le pongo toda mi atención.

Le muestro mis bocetos dibujados a Olivier y muerdo mis uñas con desespero esperando una respuesta de su parte. Él siempre ha sabido que mi sueño es ser una reconocida diseñadora.

—Mmm...— inclina su cabeza a un lado viéndolos aún.

Solo pestañeo esperando su veredicto hacia mis prendas.

—¿Olivier?

—Olivia.

—¿Te gustan?— pregunto con temor.

Solo dos personas han visto mis bocetos, mi madre y Valeria. A mamá no le interesa esto y siempre me deja saber lo horrible que les parecen. Ya no se los enseño como cuando comencé a dibujarlos de niña y ni hablemos de Valeria, mi amiga solo se preocupa por ella.

—No— responde y mis hombros se bajan con desilusión. —. Son demasiados buenos olí, para que solo me gusten. Me encantas.

Le sonrío y lo veo devolverme todos los bocetos menos uno que sigue mirando encantado.

—¿Podrías hacer este diseño para mí?— me lo muestra y sonrío. Fue el primer vestido que use la primera vez que salí con Ales.

—Si, solo que tendía que comprar más tela porque de ese color ya no me queda— le informo. Él niega y me sonríe.

—Quiero otro color.

Lo miro unos segundos y no necesito que él lo haga para saberlo.

—¿Son para ella?— el despega sus mirada zafiro de mi boceto conectándola con la mía.

Mueve su cabeza confirmando mi pregunta y sonrió, será interesante ver a mi hermano enamorado y preocupándose por alguien más que no lleve su sangre.

—La voy a invitar a salir al llegar a Inglaterra— dice seguro.

...

—¿Vas a querer pasta?— pregunta mi padre desde el extremo de la mesa.

Niego sirviéndome un poco de la ensalada de vegetales que siempre almuerzo.

—Sabes perfectamente Richard que ella no puede comer pasta— mi madre le reprocha desde su posición comiendo de la misma ensalada que yo.

Es nuestra comida diaria.

—Es solo un poco Isabelle, no la matara— le contesta mi padre con molestia. Siempre que intentamos comer los tres o más bien los cuatros ahora con mi hermano, es lo mismo. —. Puedes comer pasta si así lo prefieres Olivia.

—Estoy bien así papa gracias.

Llevo una pequeña cantidad a mi boca encontrando el mismo sabor de siempre. Las dietas de mi madre se basan en frutas y vegetales, nada de carnes o grasas adicionales y muchas menos comido chatarras y de mala calidad.

Es lo que como desde niña y me he acostumbrado tanta a esta rutina que ya no me molesta el comerlo todo los días. A Isabella Rossi le daría un ataque al corazón si se enterara de que probé mi primera hamburguesa a días de la presentación.

Correr hacia ti ( Run 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora