Capitulo 26. 🏎️

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Capítulo 26.

Olivia.


Me remuevo mi cuerpo dormido entre los brazos de alessandro, me estás mimando con unas suaves caricias en mi cabello que me. Dejan saber que ya está despierto.

No sé qué hora sean, pero debe de ser muy temprano porque el hombre que me mantiene entre sus brazos es demasiado madrugador. Juraría que él no sabe lo que es levantarse un día tarde.

—Cariño— musito soñolienta.

Bella.

—¿Hará ejercicios?

Lo siento dejar un beso sobre mi cabeza.

—¿Quieres que me vaya de tu lado?

—No— exclamó acomodándome mejor entre sus brazos.

Si calor corporal me abraza cálidamente. Dios el despertar a su lado es la pura gloria, ya no me veo despertar sin él.

—Debo de ir al circuito, pero quiero quedarme aquí— alza mi rostro buscando mis labios. —. Quiero quedarme más tiempo en la cama contigo.

Estoy se prodiga considerar un berrinche de su parte.

—Yo también deseo eso Ales, no sé si ir a la academia hoy y tomar...

—Acordamos que buscarías tus cosas al llegar aquí Olivia.

—Tú no me has dejado salir de la cama Ales— contesto a modo de defensa.

El me mira con una sonrisa creciendo en su rostro. Sabe perfectamente los motivos por los cuales no me ha dejado salir de esta habitación. Aún no he tenido tiempo de ver su nuevo departamento, hasta ahora solo conozco dos lugares, esta habitación y la cocina.

Y el segundo no es mucho lo que he visto para describirlo a la perfección. Alessandro se cerciora de que recompongo mis energía adecuadamente para luego hacer que la pierda con él en estas cuatros paredes y no me quejo.

Ambos parecemos animales en celos.

—Voy a dejar que lo hagas ahora— informa. —. Yo iré a mis prácticas y tú buscarás todas tus cosas en casa de tu madre, la traerás aquí para que vivas conmigo.

—¿Enserio quieres que viva contigo alessandro? ¿No lo crees muy pronto?— quito la sábana que se encarga de cubrir la desnudez de ambo para subirme ahorcadas sobre el.

Sus ojos despiertos bajan a mis senos firme manteniéndose en el mismo lugar mientras pasa el tiempo. Respira pesadamente llevando sus dos manos a cada uno de ellos dándole toda su atención.

He descubierto la única obsesión alessandro Lombardi.

—Claro que te quiero viviendo aquí bella— se acomoda quedando sentado conmigo encima. Quedamos a la misma altura. —. En realidad quiero que esté en cualquier lugar que estoy yo.

—¿Sí?

—Sï.

Me beso despacio.

—¿Y si no me gusta este departamento? No lo he visto del todo aún Ales...

—Le diré a Mónica que busque otro que a ti sí te gustó y nos mudamos a ese— resuelve mirándome a los ojos. —. No pongas excusas Bella.

—No son excusa— murmuró avergonzada. —siempre he viví con mi madre Ales.

—Ahora lo harás conmigo.

Voy a decir algo cuando sus labios atrapan los míos en un beso silenciándome. Le correspondo durando unos segundo solo en darnos besos.

—¿Que dices Bella?— sigue insistiendo.

—No quiero arruinarlo.

—No lo harás— asegura volviendo a besarme.

...

Termino de acomodar mi cabello trenzada hacia un lado de mi cara cayendo sobre mi hombre. Perfecta. Le doy una última mirada a la vestimenta que elegí para hoy. Mis opciones no eran muchas, solo tengo las cosas que compré en Londres con la tarjeta de Ales y es lo que traje con la ropa que lleve que igual no eran muchas.

Traeré toda mis ropas de la casa de mi madre aquí como Ales me lo pidió. En Londres me propuso vivir con él aquí en Italia y aunque no acepté en el momento él no ha dejado que me niegue a ello. Ha estado insistiendo en esto.

Salido una última vez el vestido floreado que llegó acompañado de unas sandalias sencillas de la marca Hermès. Me vestí lo más sencilla porque me pidió acompañarlo al circuito para sus prácticas. Esta en semana de carrera y serán carreras consecutivas ya que correrán los dos circuitos de Italia.

Imola y Monza.

Salgo de la habitación siguiendo el sonido de su voz, lo encuentro en la sala con una carpeta en sus manos y manteniendo una conversación que por lo que deduzco es con Mónica en su teléfono. Voy bajando la escalera que correcta con el segundo piso sin quitar la mirada de él y sin hacer ruido y no interrumpir.

Él va vestido muy sencillo. Lleva una camisa azul claro con los primeros botones quitados, unos pantalones corto blanco con tenis blanco.

Despeja sus ojos de la carpeta llevándolo a mi dirección sonriéndome mientras termino de acercarme a él. Le sonrío poniendo mis pies en puntas para terminal de alcanzar su altura dejando un corto beso.

Me considero alta para la mayoría de las mujeres, pero de todos modos Ales me saca algunas cabezas.

—Estás hermosa Bella— alaga bajo.

—Gracias— le respondo de la misma manera.

Su mano se posa en mi cintura manteniendo frente a él a lo que continúa con su llamada, yo por mi parte juego con los botones sueltos de su camisa disfrutando del aroma a colonia que desprende de su cuerpo.

—Quiero que consigas a la mejor y que sea pronto Mónica— pide y arrugó mis cejas.

No sé de lo que hablan.

—Lo mismo de antes. ¿Sí? Cumplir un horario cinco días a la semana, menos fines de semana— creo que ya puedo imaginarme de lo que se trata. —. La más discreta Mónica por favor, sabes cómo soy con mi privacidad.

Deja un beso en mi frente y baja a la punta de mi nariz dejando otro y continuar con dirección a mis labios. Me preparo para recibirlo con todo el gusto.

—Además debes de recordar Mónica que no solo seré yo, también Olivia. De acuerdo A ella debe de gustarle mi nueva ama de llave.

Expando mis ojos cuando suelta ese detalle sobre mis labios. El me está incluyendo en todo.

—Voy a preguntarle— hace una pausa. —. ¿Estarías dispuesta a ver los perfiles de las casitas conmigo y Mónica en el circuito luego de la carrera Amore?

Asiento. Mi ritmo cardiaco se acerera cuando me llama de esa forma, es la primera vez que lo hace.

—Bien, eso es todo Mónica. Te veré en el circuito— dice cerrando la llamada.

Guarda su teléfono en uno de sus bolsillos y lanza la carpeta sobre la mesa a nuestro lado. Pone sus manos a ambos lados de mi rostro para darme un profundo beso.

—Prepare algo de frutas para ti— informa tras soltar mis labios.

Entrelaza nuestras manos llevándome a la cocina, la mira más detenidamente dándome cuenta que es más grande que la anterior. El departamento completo es más amplio que el anterior.

—Gracias cariño, moría de hambre— le provocó una sonrisa al decirlo. Deja el planto frente y no dudó en pinchar el primer trozo de fruta y llevarlo a mi boca.

—¿Que pasó con Julia, Ales? ¿Porque ya no trabajarás más para ti?— pregunto.

No tuve la oportunidad de convivir mucho con su antigua ama de llaves, pero me caía bien, era muy atente y servicial.

—La despedí.

—¿Por qué?

—Dejaba pasar a Loren cada vez que iba con la ridícula excusa de que era mi prometida— declara. Mi cariño hacia Julia se esfuma en segundos. —. Así que la despedí.

Como otro trozo de fruta.

—Hiciste bien— no despejo mis ojos de mi desayuno. —. No quiero que ella se siga acercando a ti.

Rodea la isla llegando a mi lado, toma rostro en sus manos alzándolo hasta dar con él de él. Nos miramos fijamente unos segundos antes de que me bese.

—No más Loren Bella, lo prometo.

Asiento terminando de desayunar entre besos y caricias de su parte. Salimos del departamento hacia la casa de mi madre, debo de sacar mis cosas antes de que ella regrese de Londres porque se no jugaba con esa amenaza en Londres.

Ales estaciona su Ferrari frente a la casa de mi madre y estoy por abrir la puerta para salir cuando él me detiene tomándome del brazo.

—No piensas despedirte Bella— menciona al ver las intenciones que tengo de irme.

—Adiós Ales— lo molesto un poco.

Niega cerrando sus manos a cada lado de mi cintura levándome hasta dejarme sentada sobre sus piernas sin problema. ¿Acaso no peso que él me toma con demasiada facilidad? Estampa sus labios contras los míos besándome, se obliga a terminar el beso cundo el aire comienza a faltarnos a ambos.

Sonrío limpiando los restos de mi labial de su boca, no quiero ni imaginar cómo están mis labios.

—Mónica mandará a alguien para que saque tus cosas ¿De acuerdo? — asiento —. Tu solo tienes que empacar lo que creas necesario llevar a nuestro departamento y ellos lo llevarán, no quiero que muevas ni una caja.

—¿Y si no logro empacar todo a tiempo?— pregunto.

—No habrá problemas compraré lo que necesites.

—No puedo negarme ¿Cierto?— preguntó.

—No.

—Bien— acepto. —, solo tomaré lo necesario e iré al circuito.

—Voy a esperarte— dice besándome por última vez.

Me bajo de su coche encaminando a la entrada de la casa de mi madre. Todo se encuentra en un enorme silencio mientras abro la puerta, lo más probable es que ella aún se encuentre en Londres junto a Olivier porque al lado de mi padre lo dudo mucho.

No me detengo a mirar nada de lo que ya sé que se encuentra a mí alrededor apresurándome a subir a mi habitación. Hago lo mismo que me pidió alessandro en solo tomar lo necesario para llevar al departamento.

Lleno una pequeña maleta con mi vestuario diario de ballet para los próximos ensayos, en otra pongo mis carteras y varios zapatos altos, lo último por empacar son mi cosas de costura, todos mis bocetos y colores incluyendo lo que me regaló alessandro hace poco. Termino de empaca varias cosas más que deseo llevarme y una hora más tarde recibo a dos señores que se hará cargo de llevar mis pertenencias a casa de Ales.

Bajo hasta el garaje de la casa y busco la llave del Ferrari blanco para irme en el. Lo más probable es que lo siga usando.

No me toma mucho llegar al circuito. Toco bocina trata de abrirme paso entre todos los reporteros que hay fuera. Es demasiado el alboroto por los pilotos de diferentes escuderías que van llegando en sus autos de lujos. Único el Ferrari rojo de alessandro estacionado perfectamente al lado de otros tres Ferrari más. Estaciono el mío al lado del suyo y no me toma mucho para que cientos de reportero se aglomeren alrededor sin dejarme salir.

Respiro hondo a ver la situación, no voy a poder salir de aquí sin ayuda.

Bella— escucho su voz cuando desviarla la llamada al segundo tono. —. Iba a llamarte. ¿Ya está aquí?

—Sí y es un casa Ales— mencionó mirando por los cristales del auto. Los cristales es paralizados y eso quiere decir que ellos no pueden ver dentro del auto. —. No podré salir, están todos sobre mi auto.

Lo escucho llamar a Mónica.

—No te muevas de ahí ¿Si? iré por ti— dice.

Corta la llamada y mantengo el auto encendido con el aire acondicionado refrescando el interior del auto. Los reporteros siguen insistiendo en que habrá o baje el cristal para ellos, cosa que claramente no haré. Nunca en mi vida había tratado con ellos así que no sé cómo funcionan las cosas con ellos.

Y no voy a arriésgame.

Visualizo a Mónica llegar con dos hombres visiblemente musculosos a su lado, toca la venta de cristal y la bajo solo un poco para encontrar su rostro sonriéndome.

Los flashes no se hacen esperar y son los hombre que imagino son de seguridad los que están evitando que lleguen a mí y capturen mi rostro.

—¿Todo bien ahí dentro linda?— preguntó con una sonrisa y asiento. —. Debo llevarte lo más pronto y sana posible al lado de Alessandro. Tu hombre está impaciente porque te encuentras en esta situación.

Siento el calor subir a mis mejillas sonrojándome por la manera en la que menciona a alessandro.

Subo el cristal apagando el motos del Ferrari y tomando mis pertenencias lista para salir.

Abro la puerta saliendo del interior de auto y enseguida soy cubierta por el cuerpo de los dos hombres que acompañan a Mónica. Ella me indica por donde caminar y lo hago lo más rápido posible llegando a la entra del paddock, visualizo la figura de Ales a medida que me acerco con su traje de piloto ya colocado.

Le sonrió de vuelta y soy detenida abruptamente por un hombre en la entra. Debo de alzar mi rostro par verlo con claridad por lo alto que es.

—Necesitas ingresar tu pase— dice y mi ceño se frunce.

Nadie me habló de entrada.

Giro hacia Mónica que busca en la IPad que siempre lleva en manos en busca de una respuesta.

—Ella viene conmigo— nuevo mi cabeza hacia el hombre cuando escucho la voz de Ales.

Él hombre no duda de alessandro y lo veo tocar un botón dejándome pasar al fin dentro del paddock. Camino hacia los brazos de Ales que me reciben y me espanta al ver la IPad de Mónica en medio de la cara de ambos cuando alessandro está por besarme.

—Aquí no Lombardi, no donde te vean los reporteros ¿De acuerdo?

Alessandro no dice nada mandándole dagas filosas con su mirada a su agente de publicidad que pasa por nuestro lado sin prestarnos atención. Ocultó la sonrisa en mis labios cuando sus ojos chocan con los míos indicándome por dónde ir.

Si mano busca la mía entre lanzándola para que camine a su lado. Camino firme a su lado sintiendo mi corazón bombear con fuerzas. Todos posan sus ojos con curiosidad sobre nosotros dos y en la manera en cómo van nuestras manos entrelazada.

Fuerza. Es lo que me repito una y otra vez en mi cabeza.

—No iremos por ahí Mónica— alessandro se detiene mirando una dirección fija.

Sigo su mirada y entiendo la situación hay más reporteros entrevistando a más pilotos.

—¿Y qué piensas hacer?— cuestiona Mónica.

No le respondo tomando mi cintura y alzándome para cruzarme sobre unas vallas que dividen de la pista de carrera. Me deja al otro lado llevándome la mirada de unos mecánicos que se encuentran chequeando un monoplaza.

Red Bull, reconozco la escudería al instante.

Aliso apenada mi vestido cuando veo la mirada de los mecánicos sobre mí. Alessandro no tarda en pasar a otro lado mandándoles una sola advertencia a los mecánicos con su mirada. Ellos lo captan dejando de verme al segundo.

Su mano se posa en mi cintura con posesividad.

—¿Vendrás Mónica?— le pregunta y esta niega.

Se aleja de nosotros y ales me guía por toda la pista hasta llegar a la estación de de la escudería donde se encuentran los dos monoplazas. Aquí no es muy diferente a otro lugar del paddock ya que todos nos miran sorprendidos. Respiro hondo calmando los nervios en mi cuerpo. Ni siquiera cuando suelo estar sobre el escenario tengo tanta atención como ahora mismo.

Alessandro me anima a seguí y mientras lo hago a las dos únicas figuras que reconozco son al Colín Prescott y a Mónica que habla con él.

Al parecer llego más rápido que nosotros que tomamos atajo.

Siento unas manos tomar mi rostro y girarlo, los labios húmedos de alessandro me reciben en un beso que me dice lo mucho que me extraño.

——Te extrañé— musita

—Yo también te extrañé— respondo de la mismo manera.

—Jun. jun.— escuchamos a alguien carraspear a nuestro lado.

—¿No sabía que íbamos a tener visita de tu parte Alessandro?

Un señor de cabello castaño adornado con hebras blancas por las canas es el que habla.

Me sonrojo más cuando unos ojos cálidos se quedan fijos en los míos. No lo hace con mala intestino, más bien con curiosidad.

—¿Es que no sabes que nuestros pilotos fueron flechados por distintas bailarinas casi al mismo tiempo Emilio?— comenta Mónica uniéndose a la conversación. —. Tu hijo una y Lombardi otra.

Mónica también nos sonríe.

—Olivia Rossi, Emilio. Mi novia— alessandro me presenta orgulloso y yo solo muero de la vergüenza.

—Un placer conocerte Olivia, Emilio Prescott— me extiende una de sus manos.

—El placer es mío señor Prescott— la acepto.

—Conocí a la novia de alessandro antes que la tuya Colín— Emilio se dirige a su hijo.

—Ya te lo dije papá, te presentaré a Riley muy pronto. No quiero presionarla a nada.

El compañero de Ales lo mira con una mirada de placer en su rostro. Alessandro no apoya mucho esa relación.

—Eso espero Colin, ya siento que conozco a Riley por lo mucho que hablas de ella— Emilio vuelve la mirada hacia nosotros. —. Eres muy hermosa Olivia, con todo respeto Lombardi.

Ales solo se limita a sonreírle y le doy las gracias.

Es un señor muy agradable.

—Gracias señor Prescott.

—Puedes sentirte en confianza con nosotros aquí Olivia, siAalessandro te trajo al paddock es porque eres importante para él y para nosotros igual.

Se mueve a otro lado de la estación dejándome sola con Ales.

Alessandro.

Tomo mi casco en mi mano caminando a donde está Olivia conversando con Mónica animadamente. Se han vuelto muy amiga últimamente y es algo que me saca una sonrisa, mayormente Mónica odia a las mujeres que están conmigo y con Olivia no fue diferente, pero su relación ha mejorado bastante.

—Ya regrésame la Mónica— jalo con suavidad el cuerpo de Olivia al mío. —. La traje para que estuviera conmigo.

No espero ni una respuesta de las dos y beso a Olivia rápidamente. No le queda mucho tiempo para subir al monoplaza. Ella me corresponde con todo el amor del mundo en ese beso.

—¿Ya van a iniciar?— presunta quitando pelusas imaginarias de mi hombro.

—Si— la pego mas a mí y siento como todos en la estación nos miran, más específicamente a Olivia.

Correr hacia ti ( Run 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora