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Capítulo 11.
Olivia.
La puerta del ascensor se divide dejándonos salir a ambos. Todo está limpio y ordenado como lo recordaba desde la única vez que estuve aquí.
—Siéntete como en casa Olivia— dice Alessandro antes de perderse por el pasillo que recuerdo conduce a su habitación.
Me quedo parada en medio de la enorme sala sin saber qué hacer. Este es su espacio y no quisiera ir a dañar nada de lo que él posee aquí, a simple vista se ve que al piloto le gusta tener su casa limpia y ordenada. Nada está fuera de lugar, no que yo recuerde.
La decoración y los muebles que adornan su sala parece haber sido puesto de la manera en que se encuentra por una razón y con el mayor cuidado posible. Podría hasta jurar que su distancia fue muy bien medida antes de ser colocado y no hablemos de los cuadros que hay.
La primera vez que estuve aquí no me detuve a apreciarlo despacio y ahora si lo hago. Son varios de diferentes tipos, todos enmarcados en cuadro hecho de bronce. Uno es un carro de fórmula uno y lo reconozco al instante, fue el primer monoplaza que Alessandro usó en F1 para la escudería Ferrari.
En el segundo se pueden observar uno de los dos circuitos de Italia y el tercero va desde neumáticos hasta piezas de autos exclusivos. Sonrió, es algo normal en un piloto de carreras.
Sigo mirando los cuadros y uno llama mi completa atención. Es una pareja bailando y está un poco más retirado de los cuadros de carros. Miro la firma plasmada en el y me sorprendo a ver el apellido de Ales en el, pero con otro nombre.
Bernardo Lombardi.
—¿Te gusta ese?— me sobresalto al escuchar su voz detrás de mi espalda.
—Me asustaste Lombardi— se coloca a mi lado admirando el cuadro.
Lo mira unos segundos antes de girar su rostro con una sonrisa a mi dirección.
—¿Quieres saber su historia?— dice refiriéndose al cuadro. Acepto moviendo mi cabeza. —. Son mis padres. Estamos en unas vacaciones en las isla maldiva para ese entonces y mi madre nos acababa de decir a mi padre, mi hermano y a mí que íbamos a tener una hermana. Ella reveló que esperábamos a Camil.
Vuelve a mirar el cuadro y sonríe más amplio. En su mirada se nota lo mucho que adora a su familia, se expresa de ello con auténtica adoración.
—Bernardo se enojó solo por diez minutos cuando supo que el tercero de nosotros iba hacer una niña. Lloró y pataleó en un berrinche, pero al final terminó aceptando a su rayito de sol como él le puso en el momento. Luego de todo eso, él y yo vimos a nuestros padres bailar muy enamorados y Bernardo decidió dibujarlo en un trozo de servilleta. Creando una de sus primeras pinturas.
Escucho atenta lo que me cuenta haciendo que el cuadro me fascine más por su historia.
—Un momento único atrapado entre un cuadro en tu pared— digo fascinada. —. Más vale que si sea cierto Lombardi— golpeó su hombro a mi lado con suavidad.
—¿Qué cosa?— me mira sonriendo.
Trago grueso cuando su manos van a mi cintura jalándome hacia él. Debo de poner mis manos en su pecho para no chocar con este.
—La historia— digo refiriéndome a lo que me acaba de contar. —, me gustó mucho para que ahora rompa mi ilusión y digas que es falso.
Ríe al escucharme. Si labios llegan a los míos besándome con suavidad por unos segundos y luego ir hasta mí oreja.
—Nada de lo que te digo es falso— su respiración es pausada. —. Puedo contar muchas más historias para ti Olivia, pero ahora no quiero historias.
—¿Qué quieres ahora Lombardi?— pregunta para molestarlo. Sé perfectamente lo que él quiere, desde hace días lleva pidiéndolo.
Recuesto mi cabeza en su pecho cerrando los ojos para recibir las suaves caricias que deja en mi pelo. Son delicadas
—¿Si digo lo que quiero me lo darás sin peros?
—Sí.
Toma mi rostro entre sus manos. Me mira a los ojos acariciando mis mejillas. Sus ojos son preciosos y sé que él lo comparte con Camil. No sé si su otro hermano es igual. Jadeo con sorpresa cuando la mano de Ales se cierro en mi mentón apretándolo con fuerza. No llega al punto de maltratarme, pero sí de hacerme saber lo que quiere.
—A ti— dice rozando mis labios. —, sabes perfectamente que te quiero a ti Olivia.
No espera una respuesta a eso y termina presionado mi cuerpo de espalda en una de las paredes. Mueve mi cabello hacia un lado para dejar mi espalda desnuda para él y su completo acceso. Deja varios beso en mí piel
—Por favor no lo rompas Ales— pido cuando su manos inquietas comienzan a desatar los nudos que mantiene el vestido en su lugar. —. Quiero conservar un poco más este diseño...
No valió de nada el pedírselo. El pedazo de tela que hace poco fue un lindo vestido cae al suelo dejándome en bragas frente a él. Suspiro con cansancio por esto. Mi ropa no dura nada mientras estoy con él.
Inclina su cuerpo para desatar mis zapatos altos y cuando ya termina con ambos toma mi mano para ayudarme a apoyar las plantas de mis pies en el suelo frío de su departamento.
No espera por más atacando mi boca a su completo gusto y devoción. Lucho por seguirle el beso teniendo un poco de éxito en ello. Alessandro levanta sus dos manos hasta encontrar mis dos senos desnudos y dar caricias sin apuros en ellos. Me despejo de su boca un segundo para gemir bajo por culpa de los pellizcos que da en mis botones sensibles.
Los dedos de Ales siguen pellizcando las puntas de mis pechos. Lo dije una vez y lo repito otra. Alessandro sabe cómo ponerme a reaccionar a él con poco. El solo se ha dedicado a besarme y pellizcarme y solo con eso está logrando que me vuelva loca.
Siento lo húmedo formarse en medio de mis pierna y juraría lo que fuera que en menos de dos minutos si el así lo prefiere me correría como nunca.
—¡Ay¡.
Un gemido de dolor deja mi boca cuando a él se le ocurre la idea de llevar uno de mis pechos a su boca y morderlo donde antes pellizcaba. Estoy sensible por lo de antes y el viene a morderme. Su mano izquierda sigue dándole atención a mi seno izquierdo y su boca al derecho.
—Umm... Ales
Mi manos van a su cabello acariciando la raíz de esto y su suavidad. Su mano suelta mi seno tomando mi brava para romperla igual que con todo lo que llevo. No despega su boca de mi seno haciéndome sentir la gloria de su lengua contra mi pezón y al tiempo le indica a separar mis piernas. Lo hago estando feliz con el resultado.
—¿No fui claro cuando hablamos de esto?— alza la tela rota de mis bragas en su mano. —. Fui específico con los colores Olivia. ¿Qué pasó?
—No sabía que íbamos a esto— finjo demencia.
Sus dedos llegan a mi húmedo interior entrando y siendo a recibidos por mi húmedas y mis paredes resbaladiza que lo abrazan complacida de que estén ahí. Comienza a moverlo sin que yo se lo pida y ya no hay en el mundo que nos detenga a ambos de esto. Sus dientes se cierran alrededor de mi pezón jalando con un poco de fuerza.
—Que sea la últimas vez que uses ese horrible color— me penetra con sus dedos. —. Él crema no le favorece a tu deliciosa piel bella.
Asentí perdida en el placer.
—¿Te gusta así?— pregunta.
Muevo mi cabeza tirándola hacia atrás, pegó más mi cuerpo de la pared buscando sostenerme de ella cuando me siento desfallecer. La mano de Ales se cierra en mi cintura cuando entiende que puedo caer en cualquier momento al suelo por su culpa.
—Te pregunté algo Olivia, respóndeme— hace que lo miro obligatoriamente. Recibo cada movimiento que sus dedos hacer en mí soltando gemidos.
—¡Dios si¡— suelto un pequeño grito por su exigencia. —. ¡Me gusta¡ ¡Me gusta mucho¡— estoy al borde de correrme.
Sonríe sacando sus dedos por completo. Lo miro con mis ceño fruncidos por eso y él sin respuesta toma mi mano para guiarme a uno de sus muebles en su sala.
Me deja de pies frente a él tomándose todo el tiempo en quitarse la camisa de vestir blanca que lleva. Quita el último botón deleitándome en ver como la deja ordenadamente en unos de los muebles para una sola persona, continúa con el broche de su pantalón hasta estar desnudo por completo.
Camina a mí hasta tener sus labios pegados a mí guiando mis pasos ciegos al mueble detrás de nosotros. Caigo con sobre mí, pero sin llegar a aplastarme con su peso. Toma mis piernas separándolas para posicionarse en medio de ellas.
—Hiciste que esperara mucho por esto bella— dice. Bajo mi ojos a la masa de carne que llena su mano cuando la toma en ella para dirigir y entrarla por completo en mi.
¿Una persona puede poseer algo tan grande como él? No lo creo y tampoco quiero averiguarlo, con el tamaño que Ales tiene me basta y me sobra.
El me llena por completo.
—¿Es otra maña tuya el no responderme?— se deja caer sobre mi buscando mi labiales. Lo beso fugaz bajan a mi cuello repartiendo mordidas.
Él quiere que le responda y a la vez piense que no lo hago para hacerme la dura, pero la verdad es que no sé cómo hablar ahora. Solo puedo pensar en todas las manera que yo quiero que me haga suya ahora.
—¿Me quieres llevar la contraria Olivia?— da la primera embestida recibiendo un gemido.
Siempre que quiera y pueda. Quiero contestar y no logro fórmula una simple oración y es por su culpa.
—No.
Ríe mordiendo mi mentón. Comienza embistiéndome muy despacio. Coloca mi pierna sobre su cadera teniendo acceso a mi interior.
—No lo parece Olivia— reprocha. —. ¿Sabes lo delicioso que se siente estar perdido en ti bella?
¿Cómo se atreve a preguntar eso ahora? El es el que se siente jodidamente bien. Por el cielo que sí.
—Si— ahoga un gemido.
Comienza a moverse rápido.
—¡Joder¡ se siente tan bien Olivia. No quiero que Francesco Tomasso vuelva a tener esto. ¿Me escuchas?
—Si...— respondo desconectada por la mención de Francesco ahora. No me recordaba de nada de él hasta ahora que ales decide mencionarlo.
—¿Has estado con él?
Se detiene saliendo de mí quitándome el poco placer que me brindaba. ¿Pero qué demonios le pasa? ¿Acaso quiere morirse?
Dios este hombre sabe cómo acabe mi límite y de mala manera.
—No— respondo la más pura verdad. Tampoco me molestaría admitir que Ales es la razón por la cual no he vuelto a estar con él. —. ¿Por qué estaría con él?
—Es tu novio.
—Si, pero no estoy con el— aclaró mi situación con Francesco.
Eso parece gustarle por sonríen muy feliz de escuchar lo que acabo de decir.
—Bien. Que se mantenga así Olivia. Soy un hombre que me gusta la exclusividad y contigo espero recibirla al cien por ciento, no quiero enterarme ni que Francesco ni ningún otro te toco de esta manera. Que fueron privilegiados con tus gemidos y orgasmos, solo yo de acuerdo.
—¿Vas a terminar tu trabajo?— no le doy la respuesta que exige escucharme de mí y en cambio lo miro hechizándolo en segundos con mis ojos.
—Yo siempre términos mis trabajos...
Muevo mis cadera hacia la suya, penetrándome yo misma con su miembro puesto aún en mi entrada. Él me mira sorprendido por mi atrevimiento y no me detengo de ello. Comienzo a moverme.
—Entonces cállate— digo con autoridad. —. Si lo que quieres es escuchar que soy tuya Alessandro Lombardi, lo soy. Soy tuya en todos los sentidos, pero por favor follame ya como solo tú sabes hacerlo.
Mis palabras son la gasolina a todo esto, termina de encajar mi cadera con la suya provocándome un grito por lo brusco del movimiento. La mano de Ales se cierra en mi cuello privándome de respirar con normalidad por unos minutos. Sus embiste hacen que entre en un estado de delirio extremo.
Carajos. No me creo capaz de volver a estar con otro hombre que no sea Alessandro, es ridículo si. Esto algún día llegará a su fin y cada quien tomará su camino, pero es demasiado bueno y no quiero que le de esto a nadie más que no sea yo.
Si voz llega a mi oído haciendo que me estremezca completa por lo profundo de su excitada voz.
—Espero y sea cierto que no sigues estando con él— da una embestida con fuerza. —. Soy celoso con mis cosas Olivia y es una mala suerte para ti, porque ahora no te quiero ver con nadie que no sea yo.
Muevo mi cabeza aceptando sus palabras. Ahora mismo aceptaría cualquier cosa que me proponga.
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Correr hacia ti ( Run 2)
Lãng mạnSinopsis. Numero 2 de la trilogía Run. Olivia siempre ha tenido todo lo que ha querido, menos una cosa. Ella Nunca ha sentido lo que es el amor de una madre, ha hecho todo lo que su madre le ha impuesto aunque no sea lo que ella desea en la vida. C...