Cap 33🩰

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Capitulo 33.

Alessandro.


Su confección me cae como un balde de agua fría dejándome frisado en mi lugar. De todo lo que podía pasar o yo imaginarme esto era lo último.

Lo dijo con sus palabras.

—¿Esto es una broma Olivia?— me niego a creerlo.

Mueve su cabeza negado.

Aflojó el agarre de mis brazos que la mantiene pegada a mí alejándome de ella. Más de dos paso con dirección hacia tras para alejarme lo más que pueda de ella.

Me imagino todos los escenarios posibles con ella de esa manera y cada uno de ellos me genera lo mismo. Repulsión. ¿Ella acaso no veía mi esfuerzo de cada día por ella para que estuviera mejor, para pagarme así?

—Puedo explicarlo cariño...

—¿Hace cuanto tiempo Olivia?— preguntó en un hilo de voz cerrando mis ojos. —. ¿Cuánto llevas haciéndolo?

—Ales...— las lagrimas bajan por su rostro y la detengo.

—Dímelo— espetó furioso. —. ¿Hace cuanto te provocas esto, carajos?

Su cuerpo entero se estremece por lo fuerte de mi voz. Esta es la primera vez que le hablo de esta manera y no puedo medirlo o controlarlo.

Me mira al los ojos y veo todo el arrepentimiento en ellos. No le importa verlo ahora, quiero que ella me diga cuando tiempo llevar haciendo esa mierda con su cuerpo. Da un paso queriendo acortar la distancia entre ambos. Alzo mi mano y la detengo.

El arrepentimiento se convierte en dolor.

—Contéstame Olivia. ¿Hace cuanto llevas provocándote esa mierda?

—Por favor Ales— súplica.

La miro con severidad. Esto ya no es un juego con su salud, es más grave de lo que aparenta ser.

—No me hagas decirlo cariño— vuelve a suplicar.

Soy yo el que termina cortado la distancia que yo mismo impuse en dos grandes zancadas.

—Tú no le hagas repetirlo una vez más.

Sus ojos se fijan en los míos y desde la posición noto la pequeña hinchazón y lo rojo de su cuenca causa de todas las lágrimas que al soltado. Lo más seguro es que haya pasado parte de la noche llorando.

También visualizo el terror planteado en ellos. Se queda callada logrando que la desesperación crezca más dentro mío.

—Sigo esperando Olivia.

—Siempre— masculla dejándome pasmado. Ella junta sus ojos con fuerzas cerrándolo, como si el hecho hiciera menos dolorosa su confesión. —. Siempre lo he hecho Alessandro, no recuerdo ni siquiera cómo comencé hacerlo.

Se detiene un segundo cubriendo su boca reteniendo el llanto que amenaza con salir. El temblor el su mano capta mi atención de inmediato revelándome como no solo son sus manos las que lo hacen, sino que su cuerpo entero.

—Yo solo era una niña pequeña Alessandro, una que siempre quiso sentir el orgullo de sus padres— rompe en llanto.

—No tenías razón para hacer eso tan pequeña Olivia, tu salud estaba y está en juego.

—Lo sé, pero fue lo que mi madre mi inculcó. Tenía que ser la mejor bailarina. Mucho mejor que ella o cualquier otra. Por eso lo hice y lo seguí haciendo

Esos son sus pensamientos.

—¡Estas embarazada carajos!— le alzó la voz llegando a mi límite. —. ¿Qué pretendes?

—¡Yo no lo sabía!—. Contesta de la misma manera.

—¿Y si lo sabías? Ibas a seguir. No ibas a detenerte por llevar un hijo mío dentro de ti— niego llevando sus manos a su cabeza. Me acerco y retrocede. No lucho por bajar mi tono de voz. —. ¿Qué tan mal debes de estar de la cabeza para hacerte esa mierda Olivia? Dime. ¿Sabes lo que me he preocupado por ti todo este tiempo para que estés bien contigo misma y sales con esto?

Ella sigue retrocediendo manteniendo una distancia de lo más prudente entre ambos. Niega y tiembla frenéticamente cubriendo sus orejas para no escucharme.

—Por favor Ales...

Suplica entre nervios y continuó haciéndole caso omiso a esa petición.

—Todo está maldito tiempo te busque una solución Olivia y tú ni siquiera lo consideraste. En su lugar seguías dañándote a ti misma.

No habla, su cuerpo sigue reaccionando de la misma manera solo que ahora dejo de alejarse al su cuerpo chocar con una de las paredes.

—¡¿En que estabas pensado maldita sea?!

La ira sube con potencia a mi cabeza y no soy consciente de nada de lo que pasa a mi alrededor. Ella sigue cubriendo sus orejas reluciendo cada temblor de su cuerpo y negando con nervios.

—¡¿Contenta?!

Le sigo exigiendo. Mi rostro se contrae en pura preocupación al ver como sus rodillas tiemblan y se doblan sin fuerzas para sostenerlas en pies. Su llanto aumenta y con ella sus temblores.

Bella— busco una respuesta llegando hasta ella doblando mis rodillas para quedar a su altura. —. Olivia mírame.

Niega cubriendo su rostro. La atraigo hacia mí abrazándola, el sudor que recorre su cuerpo me moja en segundo al tenerla entre mis brazos y no es normal que transpire de esta manera.

¿Qué diablos está pasando con ella ahora?

—No me dejes sola— balbucea con súplica entre lágrimas desesperadas. Ella misma se abraza más a mí. —. Lo siento. Por favor Ales, tú no me dejes sola en esto.

Alzó su rostro la altura del mío intentando que se calme, pero no obtengo el resultado. El pánico crece más en ella.

—¡Iván!— lo llamo al no saber qué más hacer.

No se toma ni dos segundos aparecer asustado por el pasillo acompañado de Mónica y María. Ellos miran a Olivia tirada en el piso entre mis brazos, hecha todo un desastre y el dolor saber que ello la miran en este estado me hace odiarme a mí mismo y a todo.

Ella no debería de pasar por esto. Estoy a su lado para todo lo que ella me necesite, incluso volver a reconstruirla luego de esto.

Iván me observa desde su posición y le hago una seña para que se acerque, él no lo duda moviendo sus pies a dónde estamos y sin perder tiempo comienza a revisar a Olivia. Mónica y María se unen a nosotros.

—¿Que le pasa?— espera Mónica preocupada. —. ¿Porque discutías con ella?

No le respondo solo teniendo mi atención puesta en Olivia.

—Está teniendo un ataque de pánico— espera Iván sin dejar de hacer su trabajo. Lleva su mano colocándola sobre el pecho de Olivia. Ella respira con dificultad sin dejar de pedir mi ayuda y suplicar que no la deje.

No se a donde se va Iván continuando con toda mi atención en Olivia. Ella suda y tiembla sin control, luchando por normalizar su respiración sin éxito. Comienza a volverse más pálida de lo que ya está y mi preocupación comienza a elevarse al no saber qué hacer para ayudarla.

—Necesito tu ayuda para calmarla antes de que empeore— Iván llega a nuestro lado otra vez con varios aparatos en su mano.

Mojó mi garganta con el miedo palpitándome en mis oídos.

—No sé cómo hacerlo Iván. Estabilízala de prisa— le pido al borde de la desesperación.

Los temblores aumentan y no solo sus manos lo hacen, ahora es todo su cuerpo.

—No quiero que le pase nada, ni a ella ni a mi hijo...

Me detiene poniendo una mano en mi hombro. Lo miro directamente a los ojos.

—Esto es normal Alessandro, nada le va a ocurrir ni a ella ni al bebé, pero necesito de toda tu ayuda para estabilizarla de acuerdo.

Muevo mi cabeza de arriba hacia abajo tras su palabras. Centrando otra vez mi atención en mi mujer en mis brazos.

La acomodo mejor en mi regazo mientras que Iván se encarga de revisar su pulso. Su espalda está contra mi pecho y aún estamos timados en el suelo. Suelto todas las palabras positiva que llegan a mi cabeza para calmarla y hacer saber que todo está bien, no dejo escapar ninguna diciéndole lo fuerte y maravillosa que es.

Le repito una y otra vez lo orgulloso que me siento de lo fuerte que es y emociono cuando la veo comenzar a calmarse lentamente. No dejo de hablarle y apoyarla. Iván me insista a seguir hasta que logramos que vuelva a la normalidad solo respire un poco más agitada de lo normal.

—Solo fue un episodio— masculla mi amigo respirando aliviado.

Un episodio. Uno que fue mi culpa, la estoy presionando demasiado con todo esto olvidándome de lo frágil que ella es. Aunque no lo demuestre.

Olivia se muestra fuerte ante todos aunque la situación sea otra y ella se esté derribando por dentro.

La pego más a mí abrazándola con todas mis fuerzas. No quiero volver a discutir con ella y precipitarla a que esto le ocurra otra vez, pero tampoco quiero que esta siga pensando en querer interrumpir este embarazo. Debo de calmarme a mí mismo y por primera vez no sé cómo hacerlo.

—Escuche la discusión Alessandro, todo lo que ella dijo del problema que tiene con cuidar su alimentación— miro Iván mandándole daga afiladas a través de mis ojos por tocar ese tema ahora. El mismo vio lo que pasó y quiere hablar de ello frente de ella. —. Esto es grave...

—¿Podemos hablar de esto en otro momento?— preguntó molesto.

El cuerpo de Olivia se pega como una segunda piel al mío, ocultándose. Mi camisa se humedece por las lágrimas que aún salen de su rostro.

—No— niega con firmeza. —. Esto es algo que no debas de ocultarle a ella Ales. Es duro de cualquier manera, pero ella debe de ser consciente de todos los riegos que atraviesa, no solo por el embarazo— mira un segundo el cuerpo de Olivia entre mis brazos suspirando. —. Este trastorno alimenticio afectará cualquier parte de su vida si no lo tratamos con tiempo. Ya debe de estar en una etapa avanzada y eso es peligro, ella no va a dejarlo de la noche a la mañana por más que la mantengas vigilada, necesita de mucha ayuda porque hay demasiada consecuencias y no sabemos de cuánto peligro estamos hablamos si inició con este estilo de vida desde pequeña.

—¿Aun podemos ayudarla?

—Si— hace una pausa. —. Tengo colegas que pueden ayudarla. Nutricionistas, psicólogos y médico dedicados a estos casos en especial. Ella va a necesitar de todo ellos.

—Puedes ponerte en contactos con ellos— asiente sin pensarlo. —. Quiero que busques doctores especializados en embarazos que puedan atenderla de inmediato, también una ginecóloga. Cualquier otro médico que creas que ella pueda necesitar ahora no dudes en buscarlo y que sean los mejores médicos que conozcas Iván.

Él se levanta del piso. Alisa su camisa blanca quitando cualquier arruga que tenga a la vista.

—Iré al centro médico y lo reuniré a todo lo antes posible. Te mantendré avisado.

Correr hacia ti ( Run 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora