Capitulo 32🏎️

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Capítulo 32.

Alessandro.

Escucho unos suaves sollozos cerca de mí que me hace despertarme en segundo muy alarmado. Trate de quedarme dormido, pero fallé.

Lo último que recuerdo es haberme quedado a su lado parte de la noche. Por el silencio de disco que aún debe de ser de madrugada.

Mis palpados terminan por separarse y frente a mí me encuentro las esferas azules que tanto me adoro mirándome cargadas de miedo y tristeza. Las lágrimas ruedan por todo su rostro haciéndome saber que lleva tiempo derramándolas. Cierro mis brazos al rededor de su frágil cuerpo pensado la más al mío, borro el rastro que han creado las lágrimas con mis nudillo muy despacio.

Ella cierra los ojos bajo el toque y me provoca darle un beso en medio de sus cejas, que sepa que estoy con ella y no la voy a dejar sola en esto.

—Dime que no es cierto— musita con voz llorosa.

Me maldigo mentalmente por esto y la necesidad de matar a Iván me vuelve a crecer dentro. El no debió decírselo de esta manera, debió dejármelo a mí, porque soy yo el que me entiendo con ella.

—Por favor Ales...

—Vamos a tener un hijo bella— es lo único que me sale decirle.

De cualquier forma que intente decirlo terminará siendo peor.

—Uno tuyo y mío—trato de conversarla.

—Sabes que no quiero esto. No deseo ni quiero ser madre.

Se aleja de mí poniendo distancia cuando llevo mis manos a su vientre. Una distancia que me afecta en seguida. Sus ojos me miran con decisión.

—No lo quiero Ales. No lo quiero.

Respiro hondo levantando  mi cuerpo de la cama hasta quedar sentado igual que ella. Aun se mantiene con una distancia prudente.

—Debemos hablar antes de esto Olivia— niega. —. No puede decir que no lo quieres....

—¡No lo quiero!— me corta. —. No quiero un hijo Alessandro y lo sabes.

—Hablemos antes de tomar una decisión.

Intento acercarme y se aleja más, niega.

—Tú lo sabías ¿Cierto?— pregunta y asiento. Sus ojos reflejan más dolor que antes y eso me parte el corazón. No quiero ser yo el que le provoque lágrimas. —. ¿Desde cuándo?

—No hace mucho Bella. Desde el día que Iván tomó la muestra de sangre de ti supe que estabas embarazada.

—¿Y no pensabas decírmelo Alessandro?— su voz se rompe por el llanto.

—Claro que pensaba hacerlo, solo que no ahora Amore. Quería asegurarme de que antes estuvieras bien y pudieras asimilarlo de buena manera.

Me mira dudando de mis palabras. No sé qué pase por su cabeza en estos momentos, pero no debe de ser nada con lo cual yo voy a estar de acuerdo.

—¿Ibas a dejar que me enterara cuando ya no pudiera hacer nada cierto? ¿Cuando el desasearme de esto no fuera una opción?— señala su vientre.

—No te expreses de esa manera Olivia....

—¡¿Como carajos quieres que me exprese Alessandro?!— alza la voz de un momento a otro alarmándome. —. ¡No quiero esta jodida cosa, no quiero!

Respiro, una y otra vez. No es bueno que ella se altere y yo no quiero llevarla a ese límite. Es mi hijo el que se está formando en sus entrañas  y no voy hacer nada para provocar que eso se detenga.

Estaré en su contra si es posible.

Las lágrimas siguen bajando por su rostro pálido. Ha tomado un poco más de color ahora y por el sonrojo provocado por la ira que tiene ahora.

—Lo entiendo Bella, enserio que lo hago, pero paso y debemos aceptarlo.

Vuelve a negar.

—¡Yo no quiero aceptar nada! ¡No quiero esta cosa dentro de mí!

Baja de la cama y lo hago igual atravesándome en su camino. Quiere salir de la habitación.

—¿A dónde vas? Debes de estar tranquila Bella...

—busca a Iván— ordena dándome la cara.

Arrugó mis cejas en preocupación.

—Debes de calmarte si te sientes mal— propongo sin tener respuesta. —. Vuelve a la cama.

Aleja mi toque con un fuerte golpe de ella.

—No quiero volver a ningún lado, busca a Iván.

Se altera más.

—¿Para qué?

—¡Para que se deshaga de esto ahora!

Camina y la detengo parándome frente a ella. En eso sí que no va a tener mi apoyo, pero nunca en la vida. Primero me muero antes de dejar que cometa una locura como esta.

Me mira desafiante al ver que no tengo intenciones de quitarme.

—Quiero ver a Iván...

—No— detención con autoridad. —. No lo vas a ver hasta que hablemos.

—¡¿Que quieres que hablemos?!— pregunta molesta. —. Sabías de esto y me lo ocultaste Alessandro. No tienes derecho a nada.

Correr hacia ti ( Run 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora