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Capítulo 25.
Olivia.
Escucho el timbre sonar una vez más y me dirijo a puerta acomodando la bata de maño en mi cuerpo. Quito el seguro si llegar a prestarle mucha atención a la persona en la entrada.
Solo debe de ser alguien más que trabaje para el hotel ya que pedí que subieran mi cena para mí.
Hace más de unas horas que volví al hotel en el que me quedo aquí, en Londres y pedí servicio a la habitación ya que moría de hambre. En todo el día no había comido nada.
Unos ojos mieles muy reprobatorios llegan a mi mirándome con desaprobación por pasar todo el día sin ingerir alimentos.
—Puedes dejar todo aquí— bajo algunas bolsas con cosas que compré esta tarde.
No recibo respuesta.
Camino unos pasos más perdiéndome por el cuarto de baño para colocarme ropa más cómoda y poder cenar a gusto, también llamaré a alessandro. No he sabido nada de él en estoy días y es porque no le he contestado la más mínima llamada o mensaje.
Me molesto que estuviera con Loren al segundo de yo salir de Italia.
¿Habrán pasado algo más entre ellos dos?
He pesado mucho en eso estos tres días y claro que estoy muriendo por hablar con él y averiguarlo, pero también temo enterarme de algo que no quiero aceptar. Alessandro me asegura que entre ambos no hay nada, pero no sé qué pensar.
Alzo mis ojos encontrando mi reflejo en el cristal frente a mí. Estoy más pálida de lo normal y quizás se deba a la falta de sol. No recuerdo la última vez que fui a broncearme con Valeria.
Ya lo necesito.
Sigo mirando mi cara reflejada en el espejo y termino arrugando mi rostro al no escuchar ningún sonido fuera de la habitación. Doblo mi cuerpo saliendo.
—Nada de lo que compraste hoy le hizo justicia a la cantidad de dinero que gastaste bella.
Lo miro de pies junto a la entrada del baño cruzado de brazos y con una sonrisa en sus labios. Lleva una camisa en color crema casi blanco y pantalones de tela en color negro y zapato negros. Se ve elegante y hermoso como siempre.
Su cabello va perfectamente peinado hacia tras, me acostumbre a ver los mechones castaños desarreglados y no tan perfectos como ahora.
Su mirada miel recorre mi cuerpo aún cubierto por la bata de baño y por instinto a gusto un poco más el nudo de la bata.
El ríe bajo al ver el gesto.
—Un hola no estaría mal Bella— reprocha con su amplia sonrisa. —. Fueron tres días sin saber de ti y yo sí te extrañé. ¿Tú no?
Me obligó a mover mi cabeza respondiendo un sí con ella al quedarme helada en mi lugar. ¿Cómo es posible que alessandro se encuentre aquí?
—Ales. ¿Qué haces aquí?
El timbre de la habitación vuelve a sonar.
—¿Esperas a alguien?— pregunta.
—sí.
Paso por su lado y no pasa ni un segundo cuando siento sus pasos detrás de los míos y sus preguntas insistentes.
—¿A quién?—No respondo y me apuro al llegar a la puerta para abrirla. —. ¿Es un hombre Olivia...?
—Es mi cena Alessandro— respondo abriendo la puerta.
Un señor de edad un poco avanzada me sonríe al verme y con mucha educación me pide entrar. Me hago a un lado para que haga su trabajo. Alessandro mira atento cada cosa que el señor hace hasta dejar el último plantó sobre la mesa. El sale despidiendo cálidamente.
—¿Vas a comer toda esa azúcar?— me dirijo a los plato saboreando mis labios. Si es una gran cantidad de azúcar, pero llevo deseando comer algo dulce en todo el día. —. Si pediste algo decente y que no sea tan dulce para cenar.
—sí.
—¿Qué?— investiga.
—Una hamburguesa sin carne.
Agarró galleta cubierta por chocolate blanco que llamo mi atención desde que la vi ser dejada sobre la mesa diciéndola a mi boca. Nunca llegó a sentir el sabor cuando una mano me detiene de seguir.
Mira mal a Alessandro que detuvo mi mano para que no le comiera la galletica.
—No soy un profesional en la gastronomía, pero debes comer lo salado en primer lugar.
Termina quitándome la galleta de la mano dejándola donde estaba ante y acompañada de las demás.
—Quiero comer mi galleta Alessandro, llevo deseando algo dulce en todo el día y no he comido nada— suelto en un berrinche.
Su expresión se vuelve dura tras mi confección.
Desde que lo conozco nunca me ha mirado así, molesto.
—¿No has comido nada en el día Olivia?— reprocha y no respondo. —. ¿Por qué?
—No he tenido apetito— confieso.
—¿Y no has comido nada?
—No.
—No puedes pasar un día entero sin comer Olivia, podrías desmayarte...
Ahora soy yo la que lo miro molesta.
—¿Crees que estás en posición de reclamarme algo Alessandro?— le pregunto.
Su cara es de confusión pura.
—Pues claro que sí, no te cuidas. No puede andar por la vida sin alimentarte Bella eso es grave.
—¿Tan grave como el que hayas esperado a que yo me fuera de Italia para verte con tu prometida casi esposa?— escupo colérica.
El solo pensar en Loren hace que me hierva la sangre y solo la he visto una sola vez.
El cuerpo de Ales se calma. Por esa razón no tamaña sus llamadas ni contestaba sus mensajes, se vio con ella y ahora viene a reclamarme que no me alimento.
—Olivia...
—Te viste con ella Alessandro y sabrá dios lo que pasó después. ¿La llevaste a tu departamento? ¿eh? ¿O ya se pusieron de acuerdo para el día de su boda?— no soy consciente de los dos pasos que doy hacia él.
Los ojos mieles no dejan los míos.
—Le puse fin a esa boda, puedes estar tranquila y respecto a Loren Bella. Me mudé a otro departamento para desasearme de ella por completo.
—¿Y crees que el mudarte lo resolverá así fácilmente Alessandro? Ella no se va a detener— mi tono de voz se va alzando con cada palabra.
—Loren no puede acercase a mi Bella— confianza en calma. Es increíble ver como él luce tan calmado hablando de ella. —. Tendrá una demanda muy grande si vuelve a acercase a mí.
Me cruzo de brazos aún molesta y celosa.
—¿Porque estabas con ella?
—Porque Mónica me pidió mantenerla a mi lado para disolver la boda falsa, solo por eso Bella.
—¿Seguro Alessandro? ¿Porque Mónica te pediría tenerla a tu lado cuando lo correcto es que no?
—Para solucionar todo esto— reconoce con tranquilidad. —. Ya no estoy con ella y esta vez es enserio Olivia.
Continuó mirándole sin llegar a responder nada a eso. No voy a discutir y menos por Loren. Paso por su lado sin darle ningún tipo de mirada.
—Vamos a cenar— dice tomándome del brazo reteniéndome frente a él. No lucho por salir del pequeño agarre. —. No has comido y eso me preocupa más que hablar de Loren Bella.
—No tengo apetito Alessandro.
Una sonrisa crece en su rostro, una muy divertida. Acaso yo le estaré haciendo un chiste a este hombre para que lo disfrute de esta manera.
—Quiero que cenes— pide.
—Y si yo no quiero cenar Alessandro— lo molesto.
—Voy a insistir hasta que lo hagas. No voy a dejar que vayas a la cama sin haber comido algo antes.
El tiene todo la razón, estoy muriendo de hambre y el solo pensar que esa deliciosas galletas de chocolate blanco esperan a ser devoradas por mi me hacer despertar el apetito y antojo por comerlas.
Le doy una última mirada antes de salir de su agarre y dirigirme al pequeño carrito de comida que trajeron hace poco a la habitación.
Siento la mirada de Alessandro fija en mi espalda con cada paso que doy.
Tomo una de las galletas en mi mano llevándola a mi boca para darle la primera mordida y esta nunca llega.
—Dulce no Olivia— me regaña y lo miro mal. —. Come la hamburguesa antes.
—Quiero comer esa galleta Alessandro, entrégamela— pido extendiendo mi mano y él niega.
La vuelve a dejar en el plato al lado de las demás y lo veo tomar el plato con la hamburguesa ofreciéndomelo.
—Primero esto— vuelve a ofrecerme el plato.
Voy a tomar lo que sí quiero y él se adelante a hacerlo antes y ponerlas fuera de mi alcance.
—Quiero galleta— sigo firme.
—Eso es demasiado dulce Bella y te caerá mal si no tiene algo pesado en el estómago antes— informa.
—¿Eres médico?— inquietó alzando una de mis cejas viéndolo.
—No, soy piloto. Y tú vas a comer esto ante y sin discutir.
—Darme mi galleta— acortó la distancia que nos separa mirándonos fijamente.
—La hamburguesa o nada Olivia. Tú decides.
—Ya no quiero eso— señaló la hamburguesa. —. Quiero eso.
—Ese es el comportamiento de una niña malcriada Olivia— articula de lo más serio. —. No puedes hacerme esas malcriadeces porque no saldrá bien.
—No me importa como salgan Alessandro, voy hacer todas la malcriadeces que me de mi gana y voy a comer esas galletas— respondo.
Si me escucho como una niña demasiado malcriada y lo mejor es que no voy a parar hasta tener lo que quiero.
—¿Eso piensa?— cuestiona devolviendo los dos platos al carro de comida.
—Si— lo desafió con mi respuesta y mirada.
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Correr hacia ti ( Run 2)
RomanceSinopsis. Numero 2 de la trilogía Run. Olivia siempre ha tenido todo lo que ha querido, menos una cosa. Ella Nunca ha sentido lo que es el amor de una madre, ha hecho todo lo que su madre le ha impuesto aunque no sea lo que ella desea en la vida. C...