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Capítulo 9.
Alessandro.
La veo mirar cada plato frente a sus ojos con detenimiento. Hace más de diez minutos que pedí varios platos de diferentes tipos de comida para ella y Olivia lo único que ha hecho es mirarlos. La mayoría con asco.
—Puede tomar el que desees— la insisto a que pruebe uno.
Me mira a través de sus espesas pestañas. Endereza su cuerpo acomodando su cabello con total delicadeza, me quedo hechizado unos segundos por culpa de la manera en que ella lo hace. Se ve espectacular desde mi posición.
El conjunto Chanel de dos piezas blanco que compré para ella hace varios días le queda de maravilla. Mire varias tallas tratando de dar con la indicada y creo que fue la primera vez en mí que me tome tanto tiempo en comprar una pieza de ropa.
Y ni hablemos de la ropa interior. Sonrió para mis adentros al recordar mi elección. Puedo jurar a ojos cerrados que si justo en clavo con ella porque no he escuchado a Olivia quejarse de eso.
Me levanto de mi asiento encaminándome hasta ella, tomo uno de los platos que contiene varios tipos de carnes acompañados de una salsa roja. Tomo asiento a su lado y no pierdo tiempo en pinchar un trozo de carne y dirigirlo a su boca.
—No como carne— aleja su cara con evidente asco. Su paladar parece el de una niña de tres años.
—¿Eres vegana?— preguntó alejando la carne de ella.
—No.
Miro cada planto en busca de algún vegetal o algo que no provenga de ningún animal y hay muchas opciones. Ordene comida en base a mi dieta y sin nada que provenga del mar, pero no contaba con que las carnes tampoco levantaban su apetito.
—Ordenaré algo a tu gusto.
Alzó mi mano para llamar al mesero y ella me detiene. La miró a mi lado.
—No es necesario Ales, no tengo hambre y esto ya es demasiado.
—No es demasiado si no has comido Olivia— digo. —. Tienes un paladar muy versátil, lo entiendo. Pero nunca te he visto comer algo frente a mí. Solo por curiosidad. ¿Eres de esas mujeres que mueren cuidando su alimentación para no perder su figura?
Baja la mirada apenada por la conversación.
—Soy bailarina Ales, es obvio que debo cuidar mi alimentación. No comer cualquier cosa aún así muera por hacerlo— la escucho con atención.
—¿No quieres nada de lo que hay aquí?— señaló los platos en la mesa y ella niega. —. ¿Qué quieres entonces Olivia?
—No importa okey, comeré algo de lo que ordenaste— responde no muy convencida.
¿Cómo se atreve a decir que no importa lo que ella quiera para comer? Estamos aquí por ella y prefiere comer algo que no se le antoja solo por no querer molestar. Definitivamente me gusta más la Olivia que me desafía y me tiene a sus pies.
—Pide lo que quieras Olivia— tomó su cara entre mis manos y fijo mi vista en sus labios. —. Yo complacido lo voy a conseguir por ti.
Muevo su cabeza de arriba hacia abajo aceptado mis palabras. Vuelve a mirar los platos negando.
—¿Qué quieres Olivia?— preguntó al ver que no responde.
—Una hamburguesa— dice casi inaudible.
La miró con incredulidad. Nunca pensé que esa sería su elección de comida. Luego que salimos del hotel en el que estábamos decidí por traerla a uno de los mejores restaurantes italiano que he pisado, ordené los mejor y caros platos para ella, para que disfrutara de algo delicioso mientras estaba conmigo y ella me pide una hamburguesa.
Ya lo dije tiene el apetito de una niña. Y estoy dispuesto a complacerla.
—¿Sabes dónde estamos bella?— preguntó y ella asiente.
—Lo sé, y puedo pagar todo esto Ales— busca su cartera. —. No tengo problema con ello...
Se la quito antes de que saque la tarjeta.
—¿Crees que soy un hombre con el cual una mujer deba de pagar la cuenta Olivia?— digo ofendido de ello. —. ¿Cómo quedaría mi hombría si dejaras que pagaras esto?
—Orgulloso— suelta con diversión.
Me sonríe mostrándome una blanca hilera de dientes perfectamente alineados.
—Orgulloso no bella; es caballerosidad y yo la tengo de sobra contigo— que se entere desde ahora de ese detalle. Me pongo en pies sacando una de mis tarjetas de mi billetera. Ella me mira desde su posición aún sentada. —. Andando iremos por tu hamburguesa.
Pago la cuenta sin haber tocado ningún plato y ambos salimos del restaurante montándonos en mi Ferrari. El trayecto no se hace largo ya que pongo la ubicación en mi teléfono llegando sin complicaciones.
Olivia dura unos minutos en pedir la de su elección y al hacerlo nos dirigimos a unas de las mesas vacías del local.
Reprimo una sonrisa cuando la veo mirar la hamburguesa frente a ella con curiosidad sin tocarla, hace el intento de tomarla en sus delicadas manos varias veces sin llegar lejos. Es como si nunca en su vida ha visto una hamburguesa frente a ella y no sabe cómo debe de tomarla para comerla.
—Ales— me llama con tono de voz bajo.
—Olivia— me gusta lo exquisito que suenan las seis letras de su nombre en mi boca.
—¿Crees que me permitan un tenedor y cuchillo si los pido?— pregunta avergonzada. Mi ceño se frunce ante la pregunta. ¿Por qué ella querría eso ahora? —. No sé cómo comerla Alessandro, nunca he comido hamburguesas en mi vida y no sé cómo sostenerla— admite mis sospechas.
Suelto una carcajada como nunca antes llevando la atención de varios persona a nuestro alrededor. De todo lo que pensé que puede haber visto hoy nunca me cruzo por la cabeza el hecho de que la mujer más fría que he conocido esté avergonzada de admitir que no sabe cómo comer una hamburguesa.
¿Acaso nunca lo hizo cuando era una niña? ¿En que invertía su tiempo si nunca fue a un puesto de hamburguesas a comer hamburguesas?
Sigo riendo como nunca en mi vida por sus ocurrencias negando cuando la veo alejar el plato de ella molesta.
—Bella— se aleja de mí cuando la toco. —Olivia— la llamo aún divertido y muero de ternura cuando la veo cruzarse de brazos y piernas en un puchero.
Pego mi cuerpo más a ella y la detengo cuando intenta alejarse más. Me las ingenio para tomar su cadera y sentarla en mis piernas sin problemas, sigue con sus brazos cruzados en molestias cuando lo hago y la dejo de esa manera.
Me gusta verla molesta.
Tomo la hamburguesa de manera correcta para dirigirla a sus labios, ella la mira con deseo sin hacer nada, luego me mira a mí directo a los ojos.
—Debes de abrir tu boca y morderla— le hago saber.
Ella me mira un segundo con brillo en sus ojos antes de hacerlo. Hace lo que le indico dándole la primera mordida a la hamburguesa. Lleva un poco más de la mitad con ella, la prueba unos segundos con su ceño levemente fruncido. Traga todo y no lo piensa dos veces más cuando toma mis manos en la suya para comer más de la hamburguesa con apuro.
Sonrió satisfecho cuando la veo dar mordida sin detenerse.
—Despacio bella— digo cuando da otra mordida llevándose más de la mitad con ella. Vuelve a mirarme con dulzura y pena a la vez.
—Lo siento— habla con la boca llena. La cierra un momento para tragar todo lo que hay en su boca. —. Esta deliciosa.
Sonrió tomando una de las servilletas y limpiar las esquinas de sus labios y punta de su repinada nariz con un punto de salsa de tomate en ella.
¿Joder cómo demonios se supone que estoy haciendo esto con ella? Puedo jura que en mi vida nunca había tenido una cita, bueno esto no es una cita por qué no lo pedí yo Olivia fue la que quiso venir aquí por algo que nunca en su vida ella había probado y yo solo la traje nada más. Pero se siente como una y me agrada la sensación.
¿Pero como yo mismo me lo explicaría?
Ella está sentada en mis piernas comiendo su hamburguesa desde mis manos porque sentí la necesidad de dársela yo mismo al ella revelar que no sabía cómo hacerlo. ¿Cómo me lo explico? Ninguna mujer ha llegado a ese nivel conmigo, ni siquiera a tener más contacto físico del que yo le puedo permitir y a ella Le estoy quitando la salsa de tomate de su rostro y es la cosa más adorable que me he encontrado de ella.
Curvo una disimulada sonrisa en mis labios al quitar la salsa de su perfecta nariz.
La he follado dos veces y no he sido nada delicado. No soy delicado cuando estoy con cualquier mujer me gusta ser rudo y el que lleve el control en el acto. No me importa infligir más fuerza de la necesitaría si así lo deseo, pero ahora, en este instante me encuentro muy alarmado por solo ver cómo su nariz se torna un poco rojiza luego de mi roce con la servilleta.
Fui delicado y cuidado al hacerlo para no lastimarla. ¿Qué diablos me pasa? ¿Por qué me preocupo de esta manera?
Olivia toma el plato con lo que queda de hamburguesa y lo coloca en su piernas, se concentra en tomar el trozo como mismo yo lo hice, disfruto en silencio ver como pierde la paciencia con rapidez cuando no le sale como ella esperaba.
—Debes poner tus manos así— le muestro la forma correcta de cómo hacerlo y ella me escucha atenta de cada detalle. Lo hace igual logrando sostenerla por sí sola. Me sonríe con genuinidad. —. Vez no es ten difícil.
—Gracias.
La miro unos segundos mientras las come y no dudo en preguntar.
—¿En qué invertías tu tiempo de niña si nunca habías probado una hamburguesa?— le pregunto de espacio. No conozco nada de ella y me gustaría saber un poco más.
Toma su tiempo en digerir la comida en su boca.
—Ballet— contesta. —. Mi madre me instruyó desde pequeña Ales y esa era la única cosa que tenía importancia en mi vida.
—Pero nunca probar una hamburguesa— digo interesado.
Aparto el abundante cabello rubio que ella posee y aún no sé cómo lo hizo, pero mantiene las ondas intactas desde nuestro encuentro. Llevo mis labios hasta su cuello dándole un pequeño beso sonriendo cuando siento el débil olor de mi perfume en ella.
—No es la única que no he probado Lombardi así que no te sorprendas— dice y vuelve a comer.
Voy a averiguar todo lo que le falta por probar y haré que lo haga conmigo.
Termina de comer todo y sonrió satisfecho. Ella mira las papas fritas servidas dudando en si la puede tomar.
—Son tuyas Olivia— la toma dándoselas. —. No tienes que pensarlo tanto.
Mueve su cabeza aceptarlas y llevando una a su boca. La disgusta con calma y eso también parece gustarle porque toma varias más.
—Están demasiado ricas Ales— dice dejándola en el plato en sus piernas. —, pero no quiero excederme. En varios días tengo presentación y mi peso...
—Tu peso es perfecto Olivia, unas papas no te harán engordar con exageración— aclaró.
Se lo importante que es para ellas su peso, al igual que nosotros los pilotos se le exige tener un peso adecuado para poder hacer lo requerido en nuestras profesiones. Camil y Riley siempre cuidan de ello, pero ninguna de las dos se privan de disfrutar de una comida fuera de sus dietas y por lo que veo Olivia sí.
Nunca había comido una hamburguesa en su vida y al parecer las papas fritas tampoco, no olvido como duro todo el tiempo en mí departamento sin pedir alimento.
—Dile eso a mi madre— responde después de unos minutos de solo mirarnos.
—Se que el peso es importante para ustedes las bailarina Olivia, no estoy ignorando ese hecho, pero no debes de exigirte de esta manera ¿okey?
Mueve su cabeza aceptando mis palabras, espero paciente a que ella termine de comer las papas y tiempo después nos marchamos del lugar. Le pedí que se quedara esta noche conmigo y se negó poniendo de excusa sus prácticas de ballet con su madre mañana.
No insistí en eso y personalmente la dejé devuelta en el restaurante donde todo inició. Su auto quedó aquí estacionado y volvimos por él. La acompaño hasta él y sostengo su puerta para que pueda subir a él.
Se detiene antes de subir pensando en sus próximos pasos. Sonrió más de lo que me gustaría admitir cuando el posas sus labios en mi mejilla dejando un fugaz beso ahí.
—Gracias por llevarme a comer mi primera hamburguesa Ales— dice sonriendo. —. Enserio me gustó.
—Vamos a repetirlo— le propongo con rapidez porque a mí también me gustó ese rato que pasé con ella.
Sin peleas y sin discusiones.
—Alessandro Lombardi ¿Me está invitando una cita?— pregunta incrédula, pero divertida. —. Me siento muy alagada por el detalle.
—Pues siéntete más alagada Olivia— me acerco a ella. —. No soy un hombre de citas eso debes de saberlo ya, me gusta ir al grano y ser directo con lo que quiero. Pero haría lo que sea necesario para que tengamos una. ¿Qué dices? ¿Vas a tener una cita conmigo?— pregunto.
Estoy nervioso por su respuesta. Olivia es la primera mujer que me ha rechazado de varias formas ya.
Sonríe apartando la mirada de mí y me veo obligado a tomar su rostro para que no deje de verme.
—Bien tengamos una— acepta.
Termino de acercar su rostro al mío besándola despacio como una pareja normal y que se despide sin apuro. Ella no duda en seguirme el beso, llevo mis manos a su fino cuello cerrándola con algo de fuerza. Ella suelta un gemido en repuesta y termino por pegar su cuerpo de su auto. Continuamos peleando con nuestras bocas hasta que nos separamos por falta de aire.
—Es la primera vez que no me pones peros por tu novio— reveló ese detalle.
—Me olvide de él así que aprovéchalo Lombardi
—Non todo placer Bella.
Olivia.
—Y me dijo que no quería nada serio conmigo— escucho atentamente a Valeria y los relatos fugitivos de su relación con Iván. —. Que a él solo le interesa tener sexo y nada más.
—¿No es lo que te gusta a ti también?— alzó una de mis cejas.
—sí.
Escucho todo esto solo por compromiso a que ella es mi única amiga. Siempre hemos sido ella y yo, desde que sus padres la quiso meter por las fuerza al mundo del ballet en la academia de mi madre no hicimos grandes amiga y cuando ella decidió dejarlo seguimos en contacto y con nuestra amistad.
Quisiera decir que fue por el hecho de que si no hicimos grandes amigas que ella siguió buscándome luego de que saliera de la academia, pero no. Solo fue por la intensa fijación que tenía por mi hermano gemelo. Olivier.
Solo por eso, luego de que el tiempo pasara y ella comprendiera que Olivier no iba hacerle caso por más que ella insistiera y que solo la vería como lo que era, la mejor amiga de su hermana ella consideró seguir esta relación.
Diría que le siento mal por ella y lo que le dijo Iván, pero no. A Valeria le gusta hacer lo mismo con todos los hombres que se les cruza en el camino y ella no los encuentra interesante.
A veces debe de tener una probada de su propio chocolate.
—Me pidió vernos hoy— informa.
—¿Y?— busco una repuesta que ya se.
Me mira, su mirada gris está cargada felicidad y parece olvidar lo que me dijo hace un momento.
—Pues claro que iré Olivia— confirma. Respiro y bajo mis ojos hacia el boceto que pintó. Es un nuevo vestido que quiero hacer para mí. —. El hombre es un dios en el acto. No sé si es por toda la información que tiene sobre la anatomía, pero Iván a conocido todos mis puntos débiles.
Sonrió con discreción al recordar a alguien. Aún no le cuento a Valeria que estuve con Alessandro y mis razones son claras. Hasta que no hable con mi gemelo no puedo darle luz verde a nada de esto. Debo de seguir con Francesco y fingir que soy feliz a su lado.
Hace unos días que tuve una conversación con Olivier y me aseguró que vendría a Italia acompañado de papá.
—¿No dirás nada?— pregunta al ver que me quedo callada.
—¿Qué esperas que diga?
—Algo Olivia, por algo eres mi amiga y te cuento esto— habla con obviedad.
Suelto mi lápiz de color mirándola, inclino mi cabeza a un lado y la veo acomoda su cabello castaño.
—Si digo algo, ¿lo vas a tomar en cuenta?— preguntó.
No voy a malgastar mi tiempo con Valeria, para eso tiene a sus padre que la miman demasiado sin importa lo que ella haga.
—Depende de cómo será tu respuesta— contesta buscando un labia en su cartera y me fijo en esta por primera vez desde que nos juntamos en la misma cafetería de siempre.
Es una Chanel y hace poco le dije que el modelo era mi favorito hasta ahora. No hacen ni dos semanas de eso y ella la tiene.
Es así siempre.
—Classic flap— pronunció en un perfecto francés omitiendo su respuesta.
Ella mira el bolso con felicidad.
—Mi papi me consistió con el— me lo muestra desde su posición sobre la mesa. —. Y no solo a mí también a mi madre. Fueron dos en total. Algún día podemos combinarlos ambos.
—Sí claro— le contesto. —. ¿Entonces si te verás con Iván?— indagó.
—Si— responde casi dando bronquitos de felicidad.
Muevo mi cabeza en aceptación y antes de marcharse conversamos un rato más. Quedamos de vernos pronto y como siempre que estoy con ella me pregunta cuándo volverá a ver a Olivier.
...
Termino de atar mis zapatillas de ballet preparándome para iniciar a practicar. Algunos de mis compañeros ya han salido de sus prácticas y solo quedan algunos cuantos.
Miro a mi madre de reojo hablar con Riley mientras acto mi cabello en un moño de bailarina. Termino de hacer y comienzo calentando mis puntas.
—Hoy no habrá ensaño sola— mi madre llega hasta mi acompañada de Riley. —, lo harás con maya ya que necesito ver quien será la próxima protagonista en la presentación.
No contesto. Lo más probable es que ya haya elegido a maya y solo quiera ver si me molesto por el hecho y no le importa si no soy la protagonista en la obra no tendré tanta presión como acostumbro.
—¿Está de acuerdo Olivia?— pregunta.
—¿Importa mi opinión madre?— lo responde ni lo niega. Solo me muestra una sonrisa complacida con mi pregunta.
Más cruel que yo solo ella y ella es la que me enseñó a ser de esta manera.
—Bien Maya— mira a Riley a su lado. —. Ambas harán el mismo número para determinar cuál de las dos será la principal.
Asentí con la cabeza y veo la pequeña figura de maya posarse a mi lado. Ella me mira sonriéndome forzadamente y le respondo de la misma manera. Nunca seremos amigas.
La suave melodía comienza a escucharse en todo el salón y ambas comenzamos a bailar la misma rutina, hace más de una semana que me estoy forzando por este mismo papel. Riley ya tuvo su momento en la presentación para la escudería Ferrari, es hora de que otras persona tenga su momento.
De todas mis compañeras con Riley es la que más rivalidad tengo hasta ahora y sé que suena ridículo pero lo mío con ella es personal. Desde pequeña me he forzado para hacer sentir a mi madre orgullosa de su legado y de mi, Riley es buena en el ballet no se puede negar. Cada día se esfuerza por ser la mejor, pero con su llegada me quito mi lugar y con ello también el orgullo de mi madre.
No hay práctica o presentación en la que mi madre no realce con gran mérito a Maya, es su bailarina favorita y quisiera decir que es por la fuerte suma de dinero que depositan sus padre cada mes en la academia de mi madre, pero en el fondo de mi corazón sé que no es solo por el dinero.
Mi madre lo tiene de sobra y para ella es más importante la calidad de sus bailarines a la cantidad de dinero que ellos puedan pagar.
La pieza musical termina y ambas nos miramos unos segundos. Ella es hermosa, pero demasiado caprichosa para mi gusto y el de cualquiera.
—Maya— la llama mi madre de primero. —, no falta que te lo recalque. Eres la mejor.
—Gracias Isabelle— toma una posición de descanso ante mi madre.
Mi madre no le responde mirándome un segundo. Enderezo todo mi cuerpo bajo su mirada azul. Se su respuesta y su opción a elegir será Riley, no le sorprende que lo haga, pero quiero ese papel para la próxima presentación y la enana a mi lado me lo quitará.
Mi madre pasa la mirada entre ambas y respiro profundo esperando su respuesta.
—Eres mi mejor bailarina Riley— la alaga mi madre y yo solo siento como me clavan mil cuchillos afilados en mi cuerpo. Hace cuanto ella no me dirige esas palabras a mí. —. Me gusta que siempre seas mi bailarina principal. Tú das lo mejor de ti, pero ahora necesito a mi hija en esto.
Pestañeo varias veces sin creer lo que acabo de escuchar. Me eligió sobre Riley.
—Entiendo Isabelle y no tengo problema en ello— aclara Riley.
Unos minutos más se aleja de nosotras marchándose de la academia dejándome sola con mi madre. Esta me mira con expresión dura acercándose a mí.
—Solo espero y des lo mejor Olivia— habla seria y no me sorprende su tono de voz conmigo. —. Tu padre me exigió darte un protagónico antes de volver a Inglaterra.
Puedo decir que me acaban de lanzar un balde de agua fría con su confirmación. Mi padre se lo pidió y debe de haber algo más para que ella accediera a esa petición. El protagónico en la presentación no es mi lugar porque no me lo gané, mi padre influyó en mi madre por eso.Nota de la autora.
Han notado que Ales solo ríe con Olivia y Olivia solo es pacifica con el.
😍😍
Nuevo personaje en la próxima actualización.
¿ustedes que piensan de Valeria e Isabelle?
¿Cuánto extrañan a Loren?
Aquí no se acepta lectores fantasmas.
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Correr hacia ti ( Run 2)
RomanceSinopsis. Numero 2 de la trilogía Run. Olivia siempre ha tenido todo lo que ha querido, menos una cosa. Ella Nunca ha sentido lo que es el amor de una madre, ha hecho todo lo que su madre le ha impuesto aunque no sea lo que ella desea en la vida. C...