Cap 35. Parte 2. 🩰

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Capítulo 35. Parte 2.

Olivia.


—¡Ales!— escuchamos el grito de Camil tras abrir la puerta de la casa de sus padres.

Corre hasta lanzarse al cuerpo de su hermano haciendo retroceder unos copados hacia tras. Alessandro la recibe cargándola en sus brazos unos segundos para dejarla en el suelo sobre sus pies.

—Que buenos que estás aquí, te extrañaba demasiado— su hermana le llena la cara de besos. Me mira un segundo dándome su saludo. —. Hola Olivia.

—Hola Camil.

Él le corresponde con un beso en medio de su frente sonriéndole de la misma manera que lo hace ella. Verlo a ellos dos compartir así, me hace recordar a mi gemelo y lo mucho que tengo que no sé nada de él.

—¿Si lo hacías porque no ibas a visitarme a mi casa?— le pregunta Ales. Le entrega una de las bolsas Cartier provocando que salir de la emoción. —. Te compré lo que tanto me pedías.

Camil no duda en abrir el empaque encontrando un collar en oro rosa con un pequeño y sofisticado diamante.

—¡Gracias!— chilla volviendo a lanzarse a sus brazos.

—Camil, hija se puede saber el porqué de ese escándalo— la señora Sandra aparece acompañada de dos hombres más muy idénticos entre sí y también a Alessandro detrás de ella.

La señora Lombardi luce un vestido negro muy rescatado para su edad, pero que no deja de lucir elegante.

—Lo siento mamá— su hija se disculpa. —Ales me acaba de regalar el collar que llevaba tiempo pidiéndole.

Se lo muestra y si madre asiente comprensiva mirando a su hijo mayor a mi lado fugazmente.

—Siempre consintiéndola. ¿Qué haré con ustedes tres?

—Es lo normal con la princesa de la casa mi amor— dice el señor que deduzco y es el padre de ellos.

Es muy idéntico a sus hijos varones.

—Luces muy hermosas esta noche Olivia— Sandra se acerca a mí dejando dos besos en cada mejilla.

Le sonrío devolviendo el saludo.

—Usted igual señora Sandra.

—Nada de señora querida.

Siento mis mejillas tornase rojas levemente cuando le recuerda que no quiere que la llame señora. Se acerca a su hijo dándole dos besos a él también.

—Querido— lo saluda.

—Hola mamá— Ales deja un beso en su mejilla.

—Luces muy guapo— murmura su madre.

El señor Lombardi se acerca hacia nosotros extendiendo su mano hacia mí. Tardo unos segundos en corresponderle el saludo de la misma manera.

—¿Imagino que tú debes de ser Olivia?— pregunta y lo confirmó moviendo mi cabeza en señal de que es lo correcto. —. Mi esposa habla maravillas de ti. Tu nombre no ha salido de su boca desde que te conoció.

Sonrío apenada de ese pequeño detalle, alegrándome de que le haya caído bien a la madre de mi piloto.

—Esposo querido, déjame disfrutar de mi yerna. Es la primera que conozco por parte de Ales y espero sea la única— le tira la advertencia a su hijo.

—Se que ya la conoces papá— Ales capta la atención de su padre posando su mano en mi cintura pegándole a él. —. Pero de todos modos debo de hacerlo bien. Ella es Olivia Rossi, mi novia.

Su padre me mira sorprendido.

—¿Rossi?— pregunta. Y asiento. —. ¿Eres la hija de Richard Rossi?

—Sí.

Su padre nos da una mirada cautelosa a ambos.

—¿No eras la prometida de Francesco tomado cuando te conocí?

—Si— contestó manteniendo el rostro en alto. La mano de Ales acaricia mi espalda en modo de apoyo.

—Dejaste a ese muchacho muy destrozado cuando decidiste romper su corto compromiso. No sé quién quedó más destrozado si Francesco o Tomasso.

Encorvo todo mi cuerpo antes de responder. En los últimos meses he sabido muy poco de Francesco o su padre, pero no me sorprende, ellos hubiesen elevado su apellido dentro del mundo de negocio solo porque yo aceptara seguir con ese ridículo compromiso.

—Nuestro compromiso no era algo muy serio señor Lombardi— habló firme. Hace días que no necesitaba sentirme protegida por mí misma, ese es el efecto Alessandro. —. Estuve de acuerdo en mantener una relación de parejas frente a todos para apoyar a mi padre y mi hermano Olivier mientras sus negocios se funcionaban con los Tomasso, pero nunca acepté ser la esposa de nadie y ellos no entendieron ese detalle.

El mueve su cabeza muy comprensible de mis palabras. Él debe de conocer a los Tomasso mejor que nadie, son socios.

—Entiendo tu decisión y la de tu padre Richard. Yo tampoco desearía que mi hija se casara con un hombre que venga de esa familia.

—Tampoco yo hubiera permitido que ella se casara papá— le dice Ales.

El hombre que se ha mantenido alejado decide acercarse a nosotros.

—Bernardo Lombardi, un placer— me extiende su mano y le correspondo. Besa mi dorso con respecto.

—Olivia Rossi.

—Es un gusto para mí conocerte Olivia Rossi.

Mira a su hermano.

—Te quiero hacer muchas preguntas sobre mi querido hermano, pero la que más me inquieta es saber cómo hizo para llamar tu atención. Porque lo poco que sé es que siempre son la mujeres la que van detrás de ti.

Miro a su hermano a mi lado reprimiendo una sonrisa. El ambiente familiar perfecto que tienen todos se siente en el aire y la confianza entre ellos mismo.

—No tuve que pelear mucho— Ales endereza más su cuerpo más de lo que puede con orgullo. Bernardo le muestra una sonrisa. —. Olivia es una mujer inteligente y sabia lo que más le convenía y ese soy yo.

—¿Enserio Ales?— le digo con diversión.

Si el casi me rogó para estar con él y ahora pretende dirigir que no.

—¿No es la verdad Bella?— su mano que rodea mi cintura me se cierra levemente a mi alrededor. —. Soy el hombre de tu vida y el único que te merece. Nadie más sabría cómo tratar a una mujer de tu potenciar, solo yo— susurra cerca de mi rostro.

Bernardo vuelve a intervenir.

—Puedo jurar que Olivia no es el tipo de mujer que solo se deje llevar por las apariencias, Ales. ¿O me equivoco Olivia?

—En nada.

Alessandro mira a su hermano molesto y esto solo levanta las manos en señal de paz. Su madre nos guía hasta el comedor de la casa en donde ya hay varios platos luciendo la cena que ella misma se encargó de preparar. Ales me ofrece el asiento a su lado, sacándolo como todo un caballero. Acepto y luego él hace lo mismo a mi lado dejando descansar su mano sobre mi pierna.

Camil y Bernardo se sienta frente a nosotros y sus padres a cada extremo de la mesa. Su madre es la primera en romper el diminuto silencio y la casi discusión de Camil y Bernardo por una servilleta.

—Me alegra mucho tenerte aquí Olivia, me siento muy alagada de tener a la pareja de mi hijo en mi mesa hoy.

—El gusto es mío.

—¿Porque llevas tanto tiempo sin ir a la academia Olivia?— su hermana suelta la pregunta provocando un silencio en toda la sala.

Tardo unos segundos en responder.

—Decidí dejarlo hace poco por motivos personales— confieso con voz suave.

No puedo mostrarme débil ante ella. Nunca lo he hecho y esta no va hacer la excepción.

—Oh comprendo. Es una lástima que ya no seas parte de nosotros Olivia, eras muy buena en el ballet— continúa Camil.

—Tu madre debe de estar muy orgullosa de ti Olivia— Sandra me sonríe desde su asiento. Siento la mano de su hijo buscar la mía bajo la mesa en señal de apoyo. —. Ser hija de la mejor y poderte comparar con ella, eso debe de ser un orgullo muy grande.

—Eso creo— contestó sin intensión de sonar afectada por sus palabras.

Sandra tiene la intención de seguir hablando de mi madre y su hijo la detiene pidiéndole comenzar la cena. Lo miro en silencio agradeciéndole lo que hizo con su madre, no me siento cómoda hablando de mi madre y más con alguien que la tiene tan idealizada y no conoce su verdadera cara.

...

Pincho un trozo de papa salteada en mi plato con la intensión de llevarlo a mi boca. De todo el menú que Sandra preparó para esta cena, esto fue lo único que me animé a probar ya que nada de lo que había en la mesa llamaba mi atención. La mayoría de los platos contienen carnes que para nada son mis gustos, hace unos segundos recordé la palabra de Iván y lo que debería de hacer con mi peso preocupante. Esas palabras junto a que no podré salir embarazada luego de este bebé se repiten en mi cabeza como un disco rayado.

Debo de hacer un esfuerzo y comer más sano posible, por el bienestar del bebé.

Le doy una pequeña mordida al trozo de papa descubriendo lo desagradable que se encuentra en segundos. Hago una muesca de asco dejándolo en el plato.

Alessandro parece notar mis gestos al instante a mi lado.

—¿No te gusto?— se inclina a mi lado susurrando muy bajo.

—Su sabor no me gusta, pero puedo comerlas.

—No tienes que comerlas si no quieres— me recuerda.

Muevo mi cabeza asentando a su observación.

—Voy a intentarlo una vez más. ¿Sí? No me gustaría hacerle ese rechazo a tu madre Ales, ella se esmeró mucho por esto.

Su sonrisa se ensancha.

—Mi madre va amarte más de lo que a lo hace cuando entiendo el motivo— finalizar

Justo como se lo prometí intento comer la papa y no sentirme asqueada. Fallo en el siguiente intento, acerco o el mismo trozo de la papa a mis labios y termino soltando el tenedor de golpe en el plato. El sonido capta la atención de todos en la mesa.

Es horrible.

Alessandro aleja el plato lejos de mí cuando cubro mi boca con mis manos.

—¿Te sientes bien Olivia?— pregunta su madre preocupada. Se levanta preocupada de su lugar.

—¿Bella?

—necesito un baño Alessandro— otra arcada

Me toma de una mano guiándome hacia el lugar muy deprisa. Escucho la voz de toda su familia detrás de nosotros y ninguno de los dos le ponemos atención. Llega abriendo la puerta y dejándome pasar a mí para luego cerrarla dejando a los demás miembros de su familia fuera.

Sus voces preocupadas se escuchan con claridad dentro del espacio.

Me paro frente a lava manos cerrando mis ojos con fuerza sintiendo las náuseas revoloteando todo en mi estómago.

La mano de Ales acaricia mi cabello suelto y mi espalda con suaves caricias reconfortantes. Abro mis ojos encontrándome con los de él ya fijo en los míos, sonriéndome con comprensión. Respiro hondo alejando todas las náuseas de mí.

—Odio las papas salteadas— expreso con asco. El solo pensar en ellas me hace revolver nuevamente el estómago.

Alessandro abre la llave del lava manos mojando sus manos unos segundos y sacudiéndolas para quitar el exceso, me hace quedar frente a él para poner sus manos sobre mis mejillas refrescándola.

—Gracias— le agradezco bajo. El siempre está atento.

Deja un beso sobre mi frente. Los toques en la puerta se hacen presentes y escuchamos la voz de su madre llamarnos a ambos.

—No quería presionarte a esto Bella— su voz también es baja. —. Pero debemos decirle la verdad porque mi madre no dejará de molestarte hasta sacártela a su manera.

—Okey— respiro hondo.

Me preparo mentalmente para lo que viene. Acomoda mi cabello poniéndolo en su lugar como antes, deja un fugaz beso en mis labios. Entrelazamos nuestras manos saliendo.

La figura de su madre es la primera que encontramos al abrir la puerta, su atención pasa directamente a mí en el segundo encontramos el que me ve.

—¡Oh Dios santo Olivia! ¿Cómo te sientes?— me saca del al lado de su hijo con evidente preocupación. —. Me preocupaste bastante. ¿La comida no te gustó?

—No Sandra es solo que...

—Puedo prepararte cualquier cosa que se te antoje querida, tu solo pídelo— se ofrece deteniéndome. Le sonrío.

—Su comida estuvo...

—Ay linda no te preocupes por eso ahora, quedo en el olvido y prepararé cosas nuevas si eso te hace sentir mejor.

Mis mejillas se vuelven rojas por su amabilidad. Es la primera persona que ha sido tan amable conmigo sin esperar nada.

—Cariño creo que la está hostigando demasiado, déjala respirar— le pide su esposo con amabilidad.

—No quiero que se sienta que no la atendimos esta noche, mi amor— ella le contesta sonriéndome.

—Lo entendemos mamá, pero mi padre tiene razón— Bernardo aporta. —. No sabemos si se siente bien aún.

Su madre lo ignora a todos.

—¿Te siente bien querida?— muevo mi cabeza asistiendo, miro detrás de mi espalda buscando ayuda en su hijo.

Él capta mi pedido a través del silencio.

—Me encuentro bien Sandra. Sólo fueron náuseas.

—Me alegra tanto saberlo.

—Te queremos contar una noticia madre, pero necesito que me prometas que vas a tomártelo con calma ¿Sí? Es algo nuevo para ambos— Ales llega a mi lado.

El rostro de su madre se contrae en más preocupación.

—¿Qué sucede?— pregunta sin obtener respuesta. —. Ambos me están asustando.

Su esposo sigue a su lado dándole apoyo, ellos se miran y el solo se dedica a mostrarle una sonrisa de tranquilidad calmando la inquietud de su esposa.

—¿Ya no van a estar juntos?— suelta la pregunta de repente.

Mis ojos se expanden con asombro y la risa de Ales llena el lugar. De todo lo que pude imaginarme que ella pensaría no se me ocurrió esa.

Su hijo niega pegándome a su cuerpo.

—No mamá, Olivia y yo no nos podemos separar por ahora, ella me necesita mucho.

—Gracias a Dios— su madre se lleva la mano al corazón respirando aliviada. —. Es lo peor que me podía pasar conocerla un día y al otro que ya no estén juntos...

—Estamos esperando un hijo.

Silencio absoluto.

La cara de Camil y Bernardo se descompone por completo con la información. La mano de Ales se sienta sobre mi vientre y todos los ojos frente a nosotros bajan a ese lugar.

Su padre, Antonio es el primero en acercase a nosotros abriendo los brazos para abrazar a su hijo que no duda en corresponderle con toda la felicidad del momento. Le susurra algo inaudible tocándole la espalda, su padre lo suelta, ahora abrazándome a mí de la misma manera.

—Muchas felicidades para ti Olivia, espero que hagas feliz a mi hijo con esto.

—Gracias señor Antonio.

Su madre y Bernardo son los próximos en felicitarnos.

—¡Dios querida no sabes lo feliz que me estás haciendo con esta noticia!— sus ojos cristalizados nos miran con adoración. —. Aquí voy a estar para cualquier cosa que necesites. ¿De acuerdo?

Asiento cuando le abraza con fuerza unos minutos. La próxima en felicitarme es Camil y quedo sorprendida por la manera en que lo hace.

—¿Puedo darte un abrazo?— pide y tardo en darle el permiso. Ella no duda en abrázame cuando acepto. —. Gracias por hacer feliz a mi hermano.

Es lo único que dice antes de volver a tomar distancia entre ella y yo.

Alessandro.

Sostengo la puerta para ayudar a Olivia a salir del interior del auto, la sostengo de la mano cerrando la puerta y encaminándonos hacia el ascensor, es muy pasada la hora de la noche y hasta ahora es que volveremos de la casa de mis padres.

Básicamente tuve que sacar a Olivia de la casa sin que mi madre no se diera cuenta, no quiso dejar en ningún momento luego de que le diéramos la noticia, y hasta prometió visitarla más seguido. Cosa que pienso controlar para no sobrecargar tanto a Olivia con su embarazo.

La voy escuchando atento a lo que me dice esperando a que la puerta decida abrir para que nos lleve a nuestro departamento cuando una voz que reconozco a la perfección se hace presente.

—De esta misma forma es que llevo semana queriendo encontrarte cariño— todos mis sentidos se ponen alerta con la aparición de Loren. Nos volteamos y sus dos ojos quedan clavados en Olivia a mi lado. —. Acompañado de esta zorra ladrona.

Mi instinto me pide proteger a Olivia cuando da un paso hacia nosotros, como doña detrás de mi espalda en donde Loren no pueda llegar a ella.

—Primero la dejas que se meta en nuestra relación, luego la llevas a vivir contigo y ahora tienen citas con una pareja común Ales. Eso no lo hacías conmigo.

Da dos pasos más acortando la distancia lentamente. Cómo demonios voy a deshacerme de esta loca.

—Alejarte de nosotros Loren o será peor ya te lo advertid.

Su aspecto sigue siendo el mismo de la mujer refinada que conocí, solo que ahora su cabello está totalmente despeinado y las manchas negras bajos sus ojos me hacen saber que no está del todo bien.

—No, no voy a alejarme. Te dije que voy a deshacerme de ella cariño, la voy a quitar del camino para que vuelvas conmigo.

—Ales...— la voz de Olivia suena preocupada cuando le quedan solo unos cuantos pasos para esta frente a mí.

Doy un paso atrás moviendo el cuerpo de Olivia junto al mío. La sonrisa macabra de Loren no deja de observarnos a los dos mientras se acerca.

—Te meterás en problemas Loren— trato de hacerla razonar en vano.

La jodida puerta de ascensor aún no ha abierto. Solo necesito tener a Olivia lejos de ella.

—¡Ella será la que se meta en problemas por querer lo que es mío!— grita histérica. Siento a Olivia pegarse más a mi espalda asustada. —. ¡Esa zorra te quiere a ti y tú eres mío Alessandro Lombardi!

—Por Dios Ales debes de hacer algo— dice Olivia detrás de mí.

—Toda esta semana la he esperado fuera de su academia y nunca la veo entrar o salir. ¿Porque no va a su ridículo ballet?

Arrugó mis cejas. Como carajos sabría ella la ubicación de la academia. Camil pasa por mi mente, lo más seguro es que Loren también sepa que mi hermana asiste ahí.

Escucho el sonido de la puerta abrirse cuando ella está demasiado cerca.

—Entra al ascensor Olivia— ordenó sin perder de vista a Loren. Su objetivo es ella y no voy a dejar que la toque.

—¿Vas a subir conmigo?— me toma del brazo y no le muevo de lugar.

Loren también mira el agarre enfureciendo más. El un corto segundo se está lanzado sobre mi cuerpo para llegar a Olivia, la sostengo de su cintura inmovilizándola para que no llegue a ella.

—¡Maldita perra!— vocifera colérica hacia Olivia. —. ¡Él es mi prometido, zorra!

Olivia se aleja un paso de nosotros, lo cual le agradezco. Muestra más lejos este de esta loca será mejor.

—Sube al ascensor Bella— vuelvo a pedirle y ella no duda en volver a negarse.

—¡Voy a matarte, voy a matarte!— le grita Loren.

La puerta se cierra y al fin puedo soltarla. Ella corre hacia el ascensor tratando de detenerlo, cosa que no puede porque ya está en movimiento. Camino hasta ella tomándola del brazo arrastrándola hasta fuera del garaje. Lucha por soltarse y la tomo con más fuerza perdiendo todo cuidado. Busco mi teléfono marcando el número de Mónica que me contesta al segundo.

—Lombardi...

—Trae a la jodida policía, necesito que quites a esta loca de mi vida ya.

—¿Loren?— pregunta con rapidez y confundida.

—Si— le confirmo. —. Está amenazando a Olivia y casi la ataca.

—En unos minutos estaré ahí.

—¿Porque proteges a esa perra?— mi agarre se cierra mas alrededor de su brazo.

Cierro la llamada soltándola cuando ya estamos fuera del edificio. Ella intenta entrar y la detengo llamando la atención de los seguridad que se acercan. Ven la intención de ella de entrar y son ellos quienes la detienen ahora.

—Aléjate de ella de una vez joder y déjame en paz.

—¡Ella no vale nada!

Los hambres de seguridad la retienen cuando intenta venir hasta mí.

Ella no deja de soltar amenazas tras amenazas y todas van dirigidas a Olivia en específico con la promesa de terminar con ella.

Mónica llegó poco después como se lo pedí con la policía, le explico todo lo que ha pasado y ello se encargan de llevarse a Loren detenida por violación a la propiedad privada e intento de agresión a Olivia.

—Encárgate de que se quede ahí o que la mande devuelta a su país— le dijo a Mónica.

Mi teléfono suena con una llamada de Olivia que no tomo. Necesito subir y asegurarme que no se halla lastimado o el bebé.

—Eso tomará tiempo Ales, no se hará de un día para otro.

Pienso en todas las posibilidades. Olivia no estará segura aquí con ella suelta y sabiendo en dónde ambos estamos. La semana de carrera inicia en dos días.

—Haz lo que sea Mónica, no quiero que se acerque a mi mujer.

.

¿Ustedes que creen que pasen el próximo capítulo con Loren?

Olivier llegara para proteger a su hermana y traerá a un nuevo personaje que ya le mencione. 

Aquí no se aceptan lectores fantasmas.

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PD: Los quiere su escritora.

Correr hacia ti ( Run 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora