Capitulo 7 🏎️

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Capitulo 7.

Olivia.


Abro mis piernas como él me lo pido, lo hago un poco más de lo que cualquier otra persona que no ha practicado ballet en su vida puede. Esto es lo único que mi madre me ha alagado sin problemas, mi flexibilidad. El hombre frente a mi mira complacido la manera en la que me encuentro expuesta ante él y su cercanía. Me siento orgullosa de mi misma cuando él me mira a los ojos.

Las rodillas de Alessandro se doblan frente a mí alzándome hasta estar a la orilla de la cama. Más cerca de él. Las llenas de sus dedos dan varias caricias para comprobar mi vergonzosa humedad.

No sabía que podía reproducir tanta humedad por la culpa de unos toques. Sus toques. Francesco me toca y lo único que siente es repulsión hacia ello.

Da la primera lambida mandando miles de sensaciones diferentes a todo mi cuerpo, jadeo un poco cuando vuelve a repetir el mismo movimiento con su lengua. Pierdo la cuenta de las veces que lo hace dejándome caer sobre el concho debajo de mí. Él comienza su exquisito trabajo haciendo que pierda la razón al segundo de que se pierde en medios de mis piernas.

Su boca... su boca es exquisita.

Respiro pesadamente removiéndome como una serpiente en la tierra. Sus manos se cierran con fuerza en mi cintura manteniéndome en un lugar y accesible a él sin despejarse de mi, muerde mi punto débil que no le costó encontrar en la parte superior de mi vagina. Se me nubla la razón cuando lo hace otra vez y debo de elevar mis caderas buscándolas de ese placer que él me proporciona.

—¡Dios!— exclamó al momento en que su lengua chupa mi entrada. —. Pa... para...

Siento que me orinaré encima si él no se detiene. No me hace caso dando más de sus precisas lambidas. Dirijo mis manos a su sedoso cabello cerrándola con fuerza y jalarlo hacia mí, entiende mi petición cuando se aleja y llega hasta mis labios dejándome probarme a mi misma en sus labios.

—No te vas a corre ahora Olivia, esto apenas comienza— dice al separarse de mis labios. —. ¿Nunca habías experimentado esto?

—No— me escucho decir sin vergüenza.

—De lo que se pierde tu novio bella si nunca te ha dado un oral digno de una dama— pega sus labios al óvulo de mi oreja chupándolo igual a como lo hacía en medios de mis piernas. —. Sabes deliciosa Olivia para pasar por alto el no probarte de esta manera.

Esas palabras hacen que me sacuda de espacio cuando lleva dos de sus dedos a mi entrada y los presiona para adentrarlo en mí. Reaccionó subiendo mi cuerpo un centímetro en la cama. Mi primera experiencia sexual fue dolorosa y Francesco un idiota que no se preocupó más que por su propio placer, temo que esta sea igual.

—¿Y esto?— vuelve a tratar de meter los dos dedos de su mano en mí y mi estreche es quien se interpone para no dejarlo pasar. Él me mira extraño cuando los vuelve a presionar un poco más suave esta vez y llegar a adentrarse un poco. —. ¿El hizo esto contigo?

Un jadeo sale de mí cuando presiona más al fondo.

—No.

—¿Has estado con tu novio Olivia?— se detiene de seguir.

—Sí— respondo extrañada por el cambio de tema.

—¿Cuántas veces?

—Una sola.

Su pecho sube y baja respirando. Retira su mano por completo de mí para volver a estar de rodillas ante mí. Debo de apoyarme en mis brazos para verlo, está pensativo durando unos cortos segundos de esa manera. Pestañeo viéndolo llevar los dedos a su boca y mojarlos con su propia saliva sacándolos y poniéndolo otra vez en mi entrada.

—Mala suerte para tu novio Olivia porque ahora eres mía— me penetra si aviso logrando esta vez sí entrar por completo. Gimo con dolor recibiéndolo. —. Desde hoy tu cuerpo me pertenece y él no volverá a tocarlo.

Caigo otra vez sobre la cama y no pasa mucho para que Alessandro vuelva a atacar mi sexo como hace un momento. Cierro mis ojos con las sensaciones a flor de piel, los dedos dentro de mí encuentran un punto exacto que con un solo roce me hacen estremecer completa. Quiero cerrar mis piernas y el no me lo permite abriéndola con más fuerza y manteniéndola así hasta que él sea el que decida terminar.

—Alessandro— ahogo un fuerte gemido al tiempo en que mi cuerpo se descompone con fuerza.

Retira sus dedos y su boca de mi cuerpo poniéndose sobre sus pies, mis ojos se corone tan con los míos mientras él hace desaparecer la única prenda de ropa interior en su cuerpo.

Me toma la libertad de ver cada músculo que se marca en su cuerpo, muerdo mi labio inferior bajando mi ojos por su abdomen y encontrar un rastro de bello casi inexistente. Mi pecho sube y baja con frenesí aún sintiendo la oleada de excitación de hace poco. Sigo mi recorrido hasta encontrar el músculo más potente de todo su cuerpo.

Trago con dificultad al ver todo lo que él posee en medios de sus piernas y solo ruego en silencio que todo eso pueda entrar en mí.

—Olivia— esfumo a mis pensamientos de su enorme amigo y lo miro a los ojos. Sus labios están curvados en una sonrisa.

Lo miro avergonzada tragando con mucha fuerza. Mi garganta se secó en dos segundos.

Alessandro sube a la cama trepando hasta donde me encuentro y estar frente a mi rostro, pestañeó varias veces dejándolo paccionarse en medios de mis piernas rozando mi abertura. Bajo la mirada hacia esa casi unión que formamos y expando mis ojos al verlo más cerca, más grande...

—Ales...

Se mueve intencionalmente sabiendo que me rozará y con ello me desarmará.

—Bella— se acerca más presionando mi entrada. Es duro y exquisito.

Muerdo mis labios al dejar escapar una exhalación muy notoria. La risa de Alessandro llena el silencio creado por ambos. Está apoyado sobre sus manos y rodillas frente a mí. Dirijo sus labios a mi oído.

—¿Estás bien?— susurra muy maldita mente bajo. Cada bello de mi piel se eriza por la profundidad de su voz.

—sí.

—¿Algún método de planificación de que deba enterarme ahora?

—Ninguno.

—¿Cuándo fue la última vez que visitaste un ginecólogo Olivia?

—Hace poco— y es verdad, lo hice luego de haber estado con Francesco. El uso protección ese día porque lo pedí hasta el cansancio, pero aún no me sentía segura de nada luego de que él estuviera dentro de mí por primera vez.

—Y...

—No estoy enferma Alessandro— me pongo de mal humor por su interrogación.

—Lo sé bella, solo lo hago por prevención— responde con calma.

Su cara está frente a la mía viendo cada una de mis facciones.

—¿Y qué me dices de ti?— le preguntó con el mismo tono de molestia.

—Estoy limpio.

—¿Qué tanto?— me alejo cuando intenta besarme. —. Lo más seguro es que siempre esté acompañado de esta manera no. Así que tan seguro estás de estar completamente limpio.

Hace silencio por unos segundos y hago el ridículo intento de alejarme de él cuando no le da una respuesta. Me tumba sobre la cama apresando mi cuerpo con el suyo sobre mí sin llega a aplastarme más de lo necesario. Toma mi pierna y la coloca sobre su cadera haciendo más presión para entrar en mí. Coloco mis manos en su pectorales empujándolo lejos de mi.

—Eres la primera mujer que va a sentirme sin nada de por medio Olivia, debo de asegúrame de hacerlo bien— dice mirándome a los ojos. —. No es un secreto que siempre tengo atención de este tipo y la diferencia aquí es que ellas deben de estar limpia y yo bastante seguro de que no correré ningún riesgo con ello.

Detiene sus palabras y sin más espera y contratiempo entra en mí abriéndose todo el espacio necesario en mi interior. Pego un grito por la enorme y extraña invasión en mi interior. Él no se detiene a esperar a que mi cuerpo se adapte a su tamaño y se mueve llegando a salir casi por completo y entrar con más fuerza que antes.

—¡Ales!— digo impresionada de él.

—¿Lo quieres así o lo quieres con algo de por medio?— pregunta. Me sigue penetrando con la fuerza de un animal. —. Si me pides que me coloque un preservativo lo haré Olivia, no le voy a molestar por exigir tu seguridad.

Correr hacia ti ( Run 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora