Desde aquel día Shun no había vuelto a pisar el Eliceo, sintiendo la incomodidad de saber que Hades se encontraba reposando allí. En cambio se dispuso a completar su deber, el infierno estaba casi restaurado por completo, sin embargo sabía que este por si solo no podría mantenerse y para ello debía despertar a los espectros, especialmente a los jueces para poner orden en el averno, ya que aunque el lugar físico de las prisiones estaba en óptimas condiciones para contener las almas, estas aún estaban perturbadas, generando caos en los diferentes lugares.
Aún así no era una decisión fácil, pues traerlos de regreso implicaba traer también a otros guerreros sagrados y no solo eso sino también a los semi dioses que habían intervenido en esta Era.
Asclepios y Hecate le habían hecho un llamado de atención para que tomará la decisión correcta, pero era en realidad lo correcto, lo menos que quería era el inicio nuevamente de las diferentes guerras santas, contra Hilda, Poseídon y los Dioses Gemelos, así como también otras batallas que había superado con sus hermanos como aquella contra Abel y Eris.
Shun salió del gran tono de Giudeca con la invisible sword en su cinto y recorrió los inumerables pacillos hasta llegar al cuarto de armas, donde alzando levemente su cosmo la puerta se abrió dándole paso a aquel lugar que la espada con anterioridad le habia guiado. Allí se encontraba una inumerable cantidad de armas, dividido un gran salón en secciones que comprendian el uso de cada facción del infierno, desde las armas para los Espectros en general como aquella distinción para los tres jueces, también estaban allí una sección para los Dioses gemelos y dioses menores a cargo de Hades. En el centro del Gran salón había tres armaduras divinas exactamente iguales a la que uso en aquel tiempo Hades y debajo de ellas tres distintos tipos de arma.
La segunda vez que visito aquel sitio lo había hecho en compañía de Hecate quien le había explicado que una de esas kamui era la de Hades, otra estaba destinada para el consorte de Hades y la última había sido para quien fue su esposa Persefone, esta armadura estaba rodeada de cadenas y en su base se encontraba una daga muy hermosa pero singular, Hecate le advirtió que no se debía tomar nada que perteneciera a la otrora reina del Averno, pues así Hades lo había designado considerando malditas sus cosas, esto debido a su traición.
Hecate a su vez había hecho mención que la armadura restante ya tenía dueño. Shun la había volteado a ver confuso en aquella ocasión, más ella se apresuró a explicar - ahora tienes el estatus de mi señor y por tanto como regente esa armadura te corresponde - le había dicho - además actualmente la armadura que te protegía te rechazo y no cuentas con ninguna - completo con una sonrisa de simpatía, antes de retirarse, dejando un sentimiento amargo en el otrora caballero al rememorar aquel instante en que la armadura de andromeda se desprendió de su cuerpo rechazandolo.
Shun suspiro mirando aquella hermosa armadura de obsidiana, que por si misma resonaba de poder, estirando una mano se atrevió a tocarla sintiendo sus vibraciones, sin embargo no se sentía tan cómodo como con la armadura de andromeda, quizá la razón en parte era su moral, pues no hace mucho había estado del otro bando. Sin embargo sabía que debía portar su nueva sapuri si quería cumplir su objetivo y tener una oportunidad de regresar con sus hermanos, aun así intuía que su Diosa no lo aceptaría de regreso.
Elevando su cosmo aquella Kamui respondió favorablemente desprendiendose de su sitio de reposo para aderirse a su cuerpo a la perfección, con asombro vio como su apariencia se modificaba añadiendo un estilo similar al de la otrora armadura divina de andromeda, conservando el color obsidiana con toques de rosa metálico y oro blanco, añadiendo a su vez de unas cadenas similares a las de su antigua armadura.
Con esta puesta se dio la vuelta sintiendo la espada en su cinto y emprendió el camino hacia el salón principal de Giudeca, donde ya lo esperaban los dos semidioses con una mirada de aprobación. Shun se paro en el medio y recibió de la mano de Asclepios una vasija con el Japa Mala que encerraban las almas de los Espectros, elevando su cosmo las imbuyó con su poder viendo como estas empezaban a aclararse pasando del negro a un tono café rojizo. Cuando la última cuenta volvió a su estado original un gran resonar se sintió en el averno al tiempo que 108 cosmos se elevaban empezando a establecer el orden a la vez que los tres cosmos cuyo poder resaltaba se dirigían a gran velocidad en su dirección.
Shun contuvo el aliento dirigiendo la vista a las puertas que se abrieron dejandolo contemplar en toda su gloria a los tres jueces del infierno, Aiacos, Minos y Radamantis quien se acercaron hasta una distancia prudente antes de incarse ante él.
Hecate sonrió - Bienvenidos jueces - los saludo - están ante el nuevo regente en espera del regreso de mi señor - les informo - cumplan y sean fieles pues es el mismo Averno quien lo designó y a quien se le debe su reconstrucción.
Radamantis levantó la mirada posandola en el otrora santo de Atena y al darse cuenta de quien era frunció el ceño asombrado - pero esto...
- Andromeda! - exclamó incrédulo el espectro de Garuda.
- Él ya no es un santo de Atena - le reprendio con dureza una voz femenina quien se fue adentrando al salón y se hinco ante el ex caballero - no pueden ver que su afiliación es ahora al Averno?
- Mi señora Pandora tiene razón - confirmo el guerrero de Griffon tomando la palabra - porta con el la Invisible Sword ¿qué más prueba que esa necesitamos para demostrar total fidelidad?
Los otros dos jueces callaron y asintieron, Shun los observó y decidió que aquel momento era el preciso - Necesito que guíen a los espectros para dar orden al averno, lo dejo en sus manos, Pandora, Minos, Aiacos y Radamantis - les expreso dando un breve vistazo a cada uno antes de darse la vuelta y salir en compañía de Hecate y Asclepios, pues aún tenía cosas que hacer.
Sin dudarlo su segunda parada fue en los Eliceos donde reconstruyó el cuerpo de los dos semi dioses, Hypnos y Thanatos, y con ayuda de la espada pudo traerlos de regreso, aquellos gemelos lo observaron con confusión sin embargo antes de que lo interrogaran partió de allí dejando a Hecate y Asclepios para que respondieran la duda de los semidioses.
Su trabajo aún no había terminado, tomando un atajo hacia cocito donde reposaba el alma de todos los guerreros que habían ofendido o alzado su mano ante un Dios.
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Esmeralda del Averno
General FictionLuego de la batalla contra Hades, los caballeros y la misma Atena se darán cuenta que todo debe tener un equilibrio y para esto Shun deberá ser el sacrificio, enfrentandose a nuevos retos, nuevos enemigos que resurgen y viejas tramas. Shun x Hades (...