40. La Batalla Final II

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Shun se encontraba en la gran biblioteca de Giudeca, un antiguo manuscrito estaba en su regazo, pero su mirada se encontraba perdida en las crepitantes llamas de la chimenea. Había pasado casi un mes desde que Hades se marchó a la superficie, durante ese tiempo el Averno estuvo tranquilo, afortunadamente el flujo de almas que ingresaba era el común y ninguna perteneciente a algún guerrero.

- Beba - Shun levanto la mirada posandola en Artemisa y una sonrisa apareció en su rostro; la compañía de ambas diosas no había sido más que grata para él. Tomo aquella vasija y tomo un surbo de líquido caliente - ¿Ya lo pensaste?

Shun soltó una pequeña risita - enserio quieres que mi hermana te corte la cabeza - expreso con un dejo de diversión.

- Valdría la pena, ella puede ser una audaz tía, pero para mi sería un honor ser la madrina de tu criatura Adonis - aquel nombre aun sonaba tan raro incluso para él, había días que su poder y cosmo se descontrolada, haciéndolo perderse por horas en paisajes del tiempo del cual era un ávido observador.

- Ya lo sabremos cuando nazca - fue su respuesta mientras una carcajada se escuchaba a su espalda.

- Te dije que no lo conseguirás, Artemisa - Afrodita se acercó asintiendo en dirección a un fénix quien simplemente bufo ignorando a la diosa; al inicio aquellas muestras fueron tomadas en cuenta por las hijas de Zeus, sin embargo mientras charlaban con Shun entendieron un poco a ese mortal que protegía tan debotamente a un Dios.

Shun suspiro observando por el rabillo del ojo la llegada de Hypnos - ¿Hay alguna noticia? - pregunto enderezandose, pues en todo ese tiempo Hades no había hablado por él ni le respondió en ningún solo momento.

- Me temo que no, su alteza - respondió con sencillez - solo vengo a informarles que hoy cenaremos en los campos Eliceos, Thanatos esta muy animado preparando un gran banquete - divertido comento aquello causando una sonrisa en el peli verde.

- Espero que lo que prepare esta vez sea comestible - fue la simple respuesta mientras las diosas guardaban silencio y palidecian al recordar el último suceso, ocasionando la risa del joven Dios, quien acariciaba con suavidad su vientre sintiendole las pataditas de su hijo no nato.

Atena observó con preocupación el horizonte, las unidades de búsqueda iban y venían en intervalos; la información que habían recolectado no era suficiente para organizar un ataque. El territorio de la Diosa Primordial ubicada en una isla en medio del mar, estaba bien custodiada, según los guerreros avistaron algunas criaturas marinas quienes rotaban por la isla como guardianes de esta. Si aun lograban pasarlos la playa se blancas arenas los conducirian a un espeso bosque donde suponian qué también habían otras criaturas. Atena supuso qué Gea habría ampliado su descendencia con la creación de más seres como los Hecatonquiros.

La joven diosa se tenso al sentir unos brazos rodearla, sin embargo esa conocida presencia la conforto - Poseidón - musito Atena girando levemente la cabeza para intentar verlo, solo notando aquellas hebras azuladas.

- Puedo sentir tus pensamientos - le expresó el Dios separandose un poco para tomar lugar a su lado, viendo las casas de los protectores de la Diosa, gran parte de estas se encontraba destruido, reparar el santuario sería un gran trabajo si sobrevivian, incluso lo hacía pensar en su propio santuario y las ruinas de este.

- Solo estoy preocupada - musito - hace un par de horas salieron 3 unidades, la guiada por Themis, Ares y Hefesto.

- En la de Themis esta Sorrento - dice pensativo pues el había regresado hace poco de guiar una unidad.

- Cuánto más tendremos que esperar para atacar - se preguntó así misma, Hades quien alcanzo a escucharla respondió.

- Apenas regrese la unidad de Hefesto ira el primer batallón de ataque - informó la decisión que había tomado con Zeus quien venía unos pasos atrás suyo. Atena se giro a verlos y asintió entendiendo.

Esmeralda del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora