8. La Resolución

283 29 0
                                    

Shun recorrió los pasillos de Giudeca con un solo objetivo en mente, hallar a esos dos semidioses que tanta guía le habían brindado en los territorios de Hades.

En su camino con sorpresa se había encontrado no solo con Espectros, quienes al verlo le brindaban pleitesia como si del mismo Hades de tratara, sino que también había más personal que antes, las lámpades iban de un lado a otro brindando sus servicios y manteniendo la limpieza del palacio.

- Hermano - Shun se detuvo y giro al escuchar aquella voz. Pandora salió de una de las habitaciones y se acerco a él dándole un abrazo, se sentía tan cálido y lleno de sentimientos, en su vida Shun había sentido tanto en un contacto con otra persona - me alegro ver que estas bien.

- Gracias Pandora - le respondió sin saber que más decir.

- Debes estar ocupado - añadió la mujer separándose pero sin cortar por completo el contacto - sin embargo quería encontrarte y no puedo desaprovechar la oportunidad - asevero con seriedad - quería decirte que a pesar de como se dieron las cosas, para mi siempre has sido mi hermano amado - ella le sonrió y Shun sintió su corazón latir con prisa mientras una extraña sensación lo recorría - y estaré para ti siempre que me necesites.

- yo... - el otrora caballero trago grueso sintiendo el escosor en sus ojos - no se que decir - aquello era nuevo y diferente, pues a pesar de su relación con Ikki, esta era dura, tosca y un sentimiento como aquel que le daba Pandora no era algo que se permitiera entre hombres, siempre su hermano lo había reñido por ser suave y dejarse llevar por las emociones, sin embargo era algo que no podía evitar.

La chica entendiendo le sonrió y dándole un abrazo, aunque más breve que el anterior, lo soltó y se alejo un poco - no necesitas decir nada, ya hablaremos en otra ocasión - y esas palabras lo terminaron de anclar, Shun asintió con la cabeza estando en completo acuerdo, definitivamente sentía confianza con Pandora - Hecate y Asclepios se encuentran en el palacio de justicia con Minos - le informo la chica dándose la vuelta y entrando de nuevo en aquella habitación, dejando al otrora caballero parado allí mirando el lugar por donde ella desapareció con confusión, Pandora al parecer era muy intuitiva o quizá sabía más cosas de las que él pudiera imaginar, no por nada había sido la mano derecha de Hades durante tantos siglos.

Tenía muchas cosas que pensar, aun así el tiempo apremia y con eso en mente siguió su camino, dirigiéndose hacia donde la mujer le habia indicado.

Ya veía de lejos el palacio de justicia, un escalofrío lo recorrió al rememorar la situación que había vivido en ese lugar en compañía de Seiya durante la guerra, y esa sensación de ser juzgado y castigado lo invadió haciéndolo detenerse por un momento dudando si era necesario entrar. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando noto a los dos semidioses caminar hacia él, brindándole algo de alivio, al parecer no tendría que entrar.

- Shun - saludo Asclepios - es bueno verte de pie y en óptimas condiciones.

El otrora caballero lo miro y asintió - no pensé que quedaría en ese estado al revivir a todos los guerreros de esta Era.

- Implica mucho uso de tu poder y un desgaste para el que no estas preparado - explico la semidiosa - Creo que incluso a mi señor lo hubiera dejado agotado.

Asclepios la miro de reojo y asintió - ¿nos estabas buscando? - preguntó viendo que el peli verde no agregaría nada más sobre ese tema.

Shun asintió, recordando la conversación que había tenido con los dos frente a lo que sería la tumba de Hades - Quiero traerlo de vuelta - les dijo con toda la sinceridad y sin ninguna duda, observando como la mirada de los dos semidioses se llenaba de comprensión.

- Síguenos, te daremos las indicaciones de como bajar al Tártaro - musito Asclepios - sin embargo, debes saber que si no estas listos o hay alguna duda, salir de allí te será complejo - advirtió el semidios empezando el camino hacia las puertas de aquel lugar, siendo seguido por Shun y Hecate.

En otro lugar, un pelimorado llegaba a su destino, había cumplido casi por completo la misión encomendada por su señor y solo faltaba un punto. Sin dudarlo empezó a subir las escaleras hacia el primer templo, cuyo guardián salió de este en compañía de su discípulo y lo esperaba en la puerta.

- Sorrento de Sirena - saludo el caballero de Aries - qué trae a un general marino al territorio de Atena?

El susodicho no hablo hasta que estuvo a unos pasos del guardián de la primera casa - vengo con un mensaje de mi señor Poseídon para la Diosa Atena - informo con seriedad.

El caballero lo observó con atención y dándose cuenta que este no venía en son de guerra decidió llevarlo - te escoltare - musito volteando a ver a su discípulo - Kiki cuida el templo - le pidió para enseguida darse la vuelta y empezar el camino de las 12 casas siendo seguido por Sorrento.

- Es aquí? - pregunto Shun observando aquellas enormes puertas de metal con el señor fruncido, habían descendido por unas cuevas junto al río Lete, escuchando el lamento de las almas, hasta llegar allí donde solo habitaba el absoluto silencio y la oscuridad.

- Si, no sueltes la espada pase lo que pase - le indico Asclepios - deberás seguir el camino al Tártaro hasta encontrarla, ella si eres digno se mostrará ante ti y te dará lo que necesitas.

- Ten mucho cuidado Shun - pidió Hecate preocupada - en el Tártaro hay muchos seres llenos de odio, abandonados desde la Era del mito, si te cruzas con alguno huye.

Shun asintió con el ceño fruncido y sintiendo la incertidumbre y miedo recorrer su cuerpo, sin embargo supo controlarlo. - ¿cómo me dejara pasar?

Asclepios lo miro por un segundo y suspiro - Hecate y yo te abriremos un poco la puerta para que pases, no podemos hacerlo por mucho tiempo debido al sello que está posee - y en ese momento ambos semidioses elevaron sus cosmos y las puertas resonaron, separándose levemente y creando una brecha por la que el otrora caballero paso con rapidez volteandose para ver como las puertas se sellaban de nuevo, dejándolo en la absoluta oscuridad y sintiendo un frío tan potente, aun más que el de cocito.

- Crees que lo logre? - pregunto preocupada Hecate, observando de reojo a Asclepios.

- No lo se, debemos confiar y estar preparados para que el inframundo requiera un nuevo regente - expreso con seriedad.

- No confías en que él tenga éxito y regrese con mi señor - le increpo la semidiosa molesta dándose la vuelta y retomando el camino de regreso.

- Simplemente todo puede suceder Hecate - alzó la voz para que ella lo escuchara, mientras él decidió permanecer un rato más allí, dando una oración por el excaballero, rogando porque tuviera éxito en su cruzada.

Esmeralda del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora