34. Acorralados

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Una fuerte explosión se escuchó por la casa de Aries, deteniendo momentáneamente la batalla, los guerreros dirigieron su mirada hacia allí, incluso aquellas criaturas lo hicieron.

Frente a frente estaban dos dioses primordiales, Kronos y Urano, con sus poderosos Ars Magna iluminando el campo de batalla. - Ja no esperaba verte del lado de los mortales, ¿acaso no te jactabas de tu neutralidad?

El primordial simplemente sonrió ladino - podría decir lo mismo de ti, quién hubiera imaginado al gran Urano siendo un títere de su esposa.

El poder del dios se incremento formando un enorme cráter a su alrededor, algunas de las criaturas a su alrededor quedaron calcinadas, mientras que los mortales alcanzaron a alejarse por poco.

- ¡Quién eres para hablar! - exclama levantando la mano hacia el primordial quien esquivo a tiempo una rafaga en su dirección - Tu que profanaste a mi esposa y pusiste tu asqueroso vástago en esta.

El Dios al escucharlo no pudo evitar soltar una carcajada - tantos milenios y aun sigues con eso, cuando fue por tu causa que Gea termino entre mis brazos - musita esquivando otro ataque y respondiendo con su propio poder.

- ¡Cállate, pagarás por tu insolencia! - grita corriendo hacia el primordial empezando un combate cuerpo a cuerpo.

Era como si el tiempo se hubiera detenido en aquel momento, sin embargo la burbuja se rompió y el combate entre mortales y criaturas también se reanudo. En la sima Hypnos y Thanatos observaban aquello en silencio, esperando el momento inoportuno.

Hades se encontraba en el palacio de justicia, ya tenía todo listo para revivir a los mortales, pero estaba confuso pues aunque tenía información de que la batalla en la superficie no había parado, los guerreros mortales que decendieron al Averno eran pocos, no sabía si aquello era bueno o malo.

Estaba en aquello cuando sintió aquellas ondas de poder que chocaban entre si, con sorpresa levantó la mirada y apretando los labios conjuro un espejo por medio de los dioses gemelos, observando aquel enfrentamiento entre dos primordiales.

- Si siguen a este paso terminarán destruyendo todo - sus puños se apretaron imponentes - espero que sepas lo que haces Kronos.

Shun quien se encontraba reposando en los campos Elisios en compañía del fénix también sintió el retumbar de aquellos dos monstruosos cosmos, el cual hacía estremecer el mismo universo y a todas las criaturas en este.

El aire mismo parecía vibrar con la intensidad producida de cada choque entre los dos primordiales, cuya lucha trascendia la realidad misma. Urano emanaba un poder majestuoso qué en volvía todo a su alrededor; sus movimientos eran fluidos como el flujo de las estrellas y los planetas en su órbita.

Mientras que Kronos irradiaba una presencia imponente qué parecía detener el tiempo mismo; con cada paso, el espacio se curvaba a su alrededor, distorsionado por su dominio sobre la eternidad y la temporalidad.

Los golpes que intercambiaban resonaban como truenos en el cielo, sacudiendo el universo entero con su fuerza. Urano desataba ráfagas de energía celestial, mientras que Kronos tejía hilos temporales que envolvían a su adversario en un laberinto de pasado, presente y futuro.

- Esto es...

- Sorprendente - respondió el Caballero de Leo al Ángel a su lado, según había escuchado su nombre era Touma.

Este volteo a verlo por un segundo y asintió - ¿quiénes somos los mortales ante la magnitud de los dioses? - preguntó para si mismo el marino Eo.

- Nada, simples peones para nuestros señores - le respondió Radamantis.

Esmeralda del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora