16. Los Tres Grandes

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Poseidon se levantó de su trono con una expresión de incredulidad al ver a sus guerreros más fuertes llegar de aquella manera al Santuario.

- Sorrento, qué ha pasado? - pregunto haciéndole una señal a Baian para que ayudara al peli morado quien traía a cuestas a un inconsciente Kanon.

Cuando solo quedaron en el salón el general de sirena y el emperador del mar, este empezó a relatarle los sucesos en la isla y sobre todo detallar a aquellos tres seres y su fuerza inmensurable.

- Ya veo - dice pensativo - Zeus ha mandado un comunicado diciendo que requiere mi presencia en el Olimpo, cómo te sientes para acompañarme? - pregunto el Dios detallandolo.

- Estoy bien mi señor, Kanon fue quien recibió todo el impacto - le informa ante lo cual Poseidon asiente llamando a otro de sus generales Io de Escila, dejando las indicaciones para la protección del Santuario Marino, seguidamente abrió un portal a su templo en el cielo de Neptuno marchandose con Sorrento por este.

Atena por su parte, ya se encontraba en la sima de Star Hill en compañía de sus tres santos dorados, Virgo, Geminis y Capricornio. La Diosa portaba su legendaria Kamui - Andando - musito abriendo el portal y empezando el ascenso hacia su propio palacio en el Olimpo.

Shun se encontraba observando sorprendido aquel salón, los detalles en oro blanco y obsidiana, además de esmeraldas le daban un toque de elegancia y profundidad - Bienvenido al cielo de Plutón - le dice Hades posando una mano en el hombro del peli verde, antes de girarse a sus acompañantes - pueden ir a descansar a sus habitaciones hasta que llegue el momento - les indico notando como se marchaban dejándolo solo con el otrora caballero.

- Es asombroso - le dijo Shun girando levemente hacia el Dios sintiéndose nervioso por el contacto.

- Puedo darte un recorrido antes de mostrarte tus aposentos - le propone el Dios, siendo la idea aprobada por el peli verde.

Hades lo guió por los pasillos hacia el exterior del palacio, donde Shun quedo asombrado por la vista, era similar a los campos Eliceos sin embargo la vegetación diferia a lo visto en los territorios de Poseidon, Hades e incluso la misma tierra, sin embargo aquello no dejaba de impresionarlo, era tan bello, incluso a lo lejos pudo ver un río y árboles que parecían ser frutales, además del increíble viento fresco.

El Dios lo tomo de la mano y empezó a caminar, el otrora caballero se dejó guiar aun impresionado por todo lo que veía, pues al girarse pudo ver el palacio de Hades y era aún más imponente qué Giudeca, los detalles y la estructura además del planeta que se veía sobre el palacio le daba un toque deslumbrante, fuera de toda la imaginación mortal.

Al sentir un leve apretón por parte de Hades regresó su vista al frente notando como lo guiaba a una especie de Dojo, al entrar en este pudo ver diversos tipos de arma - Estas son mis creaciones - le dice Hades - tú al ser mi consorte tienes total acceso a este lugar.

Shun asiente acercándose a una réplica de invisible sword tocandola levemente sintiendo su resonar, aunque no era tan fuerte como el de la espada original. - Debo decir que estoy sin palabras - admite el otrora caballero girando a ver al Dios quien asiente entendiendo.

- Ven, te mostraré otro lugar - le dice saliendo de allí, sin soltar en ningún momento la mano de Shun, y caminando un rato por la pradera entraron en aquella especie de bosque. El peli verde observó curioso aquellas frutas parecidas a las manzanas pero de un tono morado casi negro, Hades al darse cuenta se detuvo y bajo una de esas dándosela - pruébala, es deliciosa. - le dijo.

Shun así lo hizo maravillandose por su dulce sabor, suave textura y agradable sensación que dejaba al paladar. Hades con suavidad limpio la comisura de los labios del peli verde quien detuvo todo movimiento sintiendo su corazón acelerarse, el Dios estaba tan cerca de él, con una sonrisa en su rostro este se acerco casi hasta que sus labios rozaron pero terminó alejándose pues no quería incomodar a su consorte. Aquello sin saber aun la razón decepcionó al otrora caballero, quien siguió en silencio al Dios.

Esmeralda del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora