Atena esa mañana, como todas las demás desde el anuncio dado por el mensajero del Olimpo, se levantó de su lecho alerta, a pesar que todas las noches esperaba alguna premonición y durante el día vigilaba ansiosa la tierra, nada sucedía. Los caballeros restantes ocupaban el santuario y los mantenía con vigilia ante una nueva amenaza, pues bien sabía que no estaba en el favor de los Olímpicos y nada evitaba que alguno intentará usurpar su lugar como Diosa Terrenal.
Ese día cuando despertó, siguió su rutina de aseo, para posteriormente reunirse con sus caballeros y desayunar antes de dar las indicaciones del día, aun así había algo diferente, no sabía como explicarlo, era una sensación.
El caballero del fénix silencioso, aun más uraño luego de lo sucedido con su hermano, se marchó al terminar de comer, Atena sabía bien que estaba entrenando para bajar al inframundo y rescatar al pequeño Andromeda.
Por otro lado Hyoga y Shiriu seguían entrenando por su cuenta para conseguir las armaduras de oro destinadas y así poder proteger de mejor manera el santuario, mientras que Seiya su más fiel caballero recuperaba del tiempo perdido con su hermana Seika. Los demás caballeros y amazonas restantes se rotaban entre la vigilancia y protección del santuario como el entrenamiento de la próxima generación de santos.
Fue a partir del medio día, cayendo la tarde que un gran cosmos se sintió en el santuario, Atena alerta llamo a sus caballeros quienes llegaron ante ella dispuestos a dar su vida para protegerla. De ese gran cosmos que se sintió por unos segundos, siguieron apareciendo varios más, en distintos puntos del santuario, rodeando el hogar de la Diosa y dejando confundidos a los caballeros, pues sintieron varias esencias qué les era familiares.
El caballero del fénix se reunió con ellos y todos observaron con asombro la llegada de los 12 caballeros dorados y varios de plata y bronce que habían perecido en las batallas. Atena emitió una exclamación de asombro pues esos cosmos y esencias no fueron las únicas que se levantaron.
En un palacio lejano dos mujeres observaban con asombro e infinita felicidad los recién llegados, Hilda de Polaris, la sacerdotisa de Odin recibió con júbilo el despertar de sus siete dioses guerreros.
- Princesa Hilda - saludo Siegfried arrodillandose ante la mujer.
- Estoy muy contenta que Odin haya escuchado mis súplicas y oraciones - les expreso con una sonrisa llena de anhelo y esperanza.
Mientras aquello sucedía, el mundo marino también celebraba, Poseidon había vuelto a hacerse de su contenedor, el joven Julián solo, y sentado en su trono observó curioso el despertar de sus siete generales marinos, siendo el primero en llegar ante él, Sorrento, seguido por Kanon.
- Es hora de restaurar el santuario Marino - les informo Poseidon alzando levemente su poder para restablecer los pilares - no bajen la guardia, que hayamos sobrevivido puede implicar qué una nueva guerra santa esté por empezar.
Kanon quien atraía sus memorias de lo sucedido en la guerra contra Hades y en la cual él había servido a la Diosa Atena frunció el ceño - contra quien debemos prepararnos mi señor?
Poseídon observó a sus guerreros y emitió un bajo suspiro - para proteger nuestros territorios tendremos que formar alianza con Atena, si es lo que estoy pensando no solo el mundo marino se vera en peligro, sino también la tierra y el infierno - les dijo con pesar.
Los guerreros sintieron la aflicción de su Dios, decidiendo no preguntar y estar alerta ante el nuevo peligro que se avecinaba. Poseídon por su parte llamo al general de Sirena dándole una misión delicada y rogando porque su intuición no fuera verdadera.
Atena y sus caballeros recibieron con júbilo y gozo la resurrección de los Santos, sin embargo Shaka y Afrodita al darse cuenta de la ausencia de uno de los jóvenes emitieron la pregunta que muchos temian.
- Dónde está Andromeda?
La Diosa y los caballeros de bronce guardaron silencio y el fénix sin decir palabra se marchó, ante lo cual el caballero de dragon decidió tomar la palabra.
- Después de la batalla con Hades el mundo quedó en desequilibrio ante la falta del Dios del inframundo - empezó notando como los presentes enfocaban toda su atención en él - la victoria no siempre es dulce - musito mirando a su maestro quien asintió.
- No habíamos ni terminado de pisar el suelo del santuario cuando un enviado del Olimpo llego expresando el descontento de los Dioses - tomó la palabra el caballero del cisne mirando a su Diosa de reojo, la cual guardaba silencio.
- El Dios Hermes aviso a Atena qué habría una audiencia para juzgarla y al tiempo se llevó a Shun - musito el dragon notando como se ensombresia las expresiones de los presentes - Hades no debía morir pues aquello género que el caos se desatara.
- Creemos - tomó la palabra la Diosa - que Shun fue tomado como recipiente para el alma de Hades o como un ancla del inframundo - les dijo - aún no ha sucedido la audiencia y pese a que es mi deseo recuperar a Shun, debemos reconstruir el santuario y aguardar lo que venga del Olimpo - sin mediar más palabra se retiro a sus aposentos sintiéndose agobiada pues por su causa uno de sus caballeros se encontraba sufriendo, sin embargo, tenía la impresión que el regreso de sus santos tenía que ver con el actuar de este.
- Debemos hacer algo - musito incrédulo el caballero dorado de Piscis.
Sin embargo el santo de geminis intervino - por ahora todos debemos entrenar, ha pasado mucho y nuestros cuerpos no están en forma.
- Así es, incluso si lo intentaríamos es posible que termináramos muertos y la razón por la que nos dieron una segunda oportunidad no se daría - expreso con sabiduría el patriarca Shion - por ahora descansen y mañana iniciamos el entrenamiento, organicen sus templos y reconectense con su cosmo.
Los caballeros se fueron retirando uno a uno dejando solamente a los tres santos de bronce, Seiya los miro dolido - Shun habrá sido el responsable?
El dragon y el cisne en silencio se hacían la misma pregunta, sintiendo un mal presentimiento acerca del futuro.
Los cosmos de los guerreros no fueron los únicos que despertaron, pues en unas ruinas de una isla antigua, olvidada por la humanidad, un cosmo débil pero divino despertó. Una mujer emergio de una tumba en la espesura de lo que quedaba de un santuario con diversas impresiones y símbolos. Esta se sentó con pesar y observó a su alrededor lo que quedaba, rememorando otro tiempo en el que fue adorada y temida por los humanos, antes que ellos usurparan su lugar, pero aquello no se quedaría así, los Olímpicos pagarían haberlos desplazados, ella se encargaría de despertar a sus hermanos e iniciar una nueva Era.
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Esmeralda del Averno
Ficción GeneralLuego de la batalla contra Hades, los caballeros y la misma Atena se darán cuenta que todo debe tener un equilibrio y para esto Shun deberá ser el sacrificio, enfrentandose a nuevos retos, nuevos enemigos que resurgen y viejas tramas. Shun x Hades (...