31. La Verdad

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Demeter y Hera luego de liberar a Persefone y brindarle de su cosmo y algunas herramientas para que cumpliera la misión designada por Gea; regreso cada una a su cielo y correspondiente palacio.

La Diosa de cabellos violeta se sentó en su trono, una expresión triste en su rostro mientras en sus manos estaba un pequeño espejo donde se reflejaba aquella Persefone inocente y feliz a la cual extrañaba tanto pero ya no existía, no quedaba nada de ella en la Diosa que liberaron con Hera y no pudo evitar soltar un par de lágrimas porque así fuera lo que era en ese momento, seguía siendo su adorada hija, la única que engendro en toda su existencia.

Fue en aquel momento que lo sintió y su corazón dolió aún más - lo siento querida mía - murmuró levantándose y caminando hacia aquel jardín que antaño pertenecía a su hija y en medio de este apareció la Kamui de ella. Agachandose dejo aquel espejo y se dio media vuelta saliendo y cerrando las puertas, dejando un sello pues no planeaba regresar.

Al alzar la morada esta se encontró con la de Hera quien tenía una expresión de duda - Demeter, yo... - y la Diosa río.

- Realmente nunca me perdonaste del todo por Persefone - acepta - en tu corazón jamas aceptaste a los hijos que Zeus no tuvo contigo - le dice caminando hacia la cocina donde las ninfas qué estaban allí la vieron con temor. Más la Diosa ni les prestó atención caminando hacia un gran estante donde había diversos licores, sacó uno y bebió de la botella - es mejor que me dejes por un rato Hera.

Y la otra diosa que la había seguido en silencio simplemente acepto aquello, pues a pesar de todo Demeter dijo la verdad y ella nunca aceptó a Persefone, su muerte a manos de Hades no significo nada para ella ¿pero quién podía juzgarla? ¿Acaso debía aceptar las múltiples infidelidades de su esposo y recibir con los brazos abiertos a los productos de estas? No... Ella tenía su orgullo y dignidad. Por esto esa diosa solo fue un peon que no cumplió su misión y por tanto debía ser desechada, así eran las cosas.

Hades dejo con suavidad a su consorte en la cama, el caballero del fénix sin dudar todo el lugar a su lado tomando su mano y apretandola con suavidad - Ottoto - susurro. El dios levanto la mirada hacia Asclepios quien en silencio entendió acercándose para empezar a atender a su alteza.

- Hypnos, Thatanos suban a ayudar a Atena. Pandora encargate del resto - ordenó con frialdad sin quitar la vista de lo que hacía el semidios, quien con ayuda de Hecate revisaban al peli verde.

- Mi señor - Asclepios levantó la mirada con los labios fruncidos compartiendo una mirada con la Diosa quien asintió. Hades lo miro instandolo a que hablara - solo podemos curar las heridas superficiales, pero su alteza tiene múltiples contusiones internas qué no podemos....

- Explicate Asclepios - ordenó exhasperado el Dios, controlandose.

Hecate al ver las dudas de este tomo la palabra - su alteza esta esperando un heredero - suelta dejando a Hades sin palabras - si intervenimos en las heridas internas qué posee lo más probable es que provoquemos daño al bebé.

Ikki había quedado congelado al escuchar tales palabras, cómo era aquello posible su hermano no era mujer... Era hombre, él mismo le cambió los pañales. No era posible, aquello era ridículo.

- ¿Qué se puede hacer? - hablo Hades retornando a su estado imperturbable luego de la sorpresa de que su consorte estaba en estado. En su interior se castigo por permitir aquello, y de poder hacerlo le hubiera causado más dolor a Persefone por sus acciones.

Asclepios miro al pálido peli verde en la cama - su alteza esta débil, su cuerpo protege de forma inconciente la vida en su interior, lo cual lo tiene en peligro y lamentablemente no puedo hacer mucho porque si mi energía entra en contacto con la de su alteza le puede provocar un shock y ambos morirían - explica el semidios - lo único que podemos hacer es ayudar a su alteza a recuperar sus fuerzas.

Esmeralda del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora