37. El Mar Del Tiempo

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Hera se encontraba en su palacio, la incomodidad se veía presente tanto en su expresión como en su cosmo intranquilo. Es que aun no podía creer la audacia de Zeus, pero es que ¿quién se creía? Bueno era su esposo si, más aquello no era suficiente para una petición tan deshonrosa para ella, una que mancillaria su orgullo. El rey de los dioses olímpicos le había solicitado que ella como la reina debía participar en favor de Atena en la guerra contra Gea.

- Si tan solo supiera - expreso apretando con fuerza su puño y la copa con vino estalló manchando su mano y el suelo. Un suspiro salió de sus labios y dirigió la mirada a una de sus ninfas - ¿qué esperas para limpiar? ¿Una invitación? - mascullo tirando el resto de la copa al piso, sacudiendo su mano mientras salía de aquella habitación, la ninfa en silencio se acercó a limpiar.

Iba caminando por los pacillos cuando la sintió, se giro y a su espalda estaba Gea, una sonrisa retorcida en su rostro y su elegante vestido con manchas azules - Busca a Demeter por mi, tengo una tarea para ustedes dos - solicito y Hera asintió en silencio continuando su camino, un viaje por los cielos le vendría bien.

En el camino dentro de su carruaje no pudo evitar pensar en su situación, ella estaba en contra de su esposa, en contraria dirección que él, enfrentado en una guerra que en sí no sentía que tuviera significado, pero igual lo hacia en su deseo de tener algo de escarmiento, que Zeus pagara todas las veces que le vio la cara, paseando con sus amantes y prefiriendo a los hijos que tenía con estas. De solo pensarlo le dio náuseas y el odio ardió como una llama viva en su interior.

Al llegar, Demeter personalmente la esperaba vistiendo su legendaria Kamui, su mirada era decidida y una decena de sus Faries detrás de ella. Bajo lentamente y observó aquel comite de bienvenida confundida.

- Gea al ver que te demorabas vino y me encomendó una misión - le dice la Diosa dando un paso adelante - deberías vestir tu Kamui pues partiremos de inmediato.

Indignada Hera la observó - ¿qué significa esto?

- No tenemos mucho tiempo, por favor - solicito Demeter y la Diosa gruño exasperada, elevando su cosmo la Kamui de la reina de los dioses la cubrió, una elegante pieza que demostraba su estatus.

- Me contaras en este momento - ordenó, dispuesta a arremeter, considerando aquella exclusión una ofensa en su contra.

- Gea nos ha encargado obtener el núcleo del Olimpo - dice y Hera se queda de piedra negando con la cabeza.

- No... - musita - aquello... ¿Acaso pretende destruir el Olimpo? - acercándose con rapidez toma por los hombros a una impasible Demeter zarandeandola, pero la Diosa simplemente la tomo de las manos dando un paso atrás.

- Hera.

- Demeter, por favor, escucha lo que dices, nuestro hogar... El Olimpo...

Y la Diosa niega - este ya no es un hogar para mi, Gea prometió construir uno nuevo cuando gane - le dice y estrecha la mirada - ¿acaso quieres ir en contra de Gea? ¿La traicionaras? ¿Me traicionaras de nuevo? - inquiere, con una mirada penetrante. Hera duda guardando en silencio, más conmocionada como estada no alcanza a reaccionar cuando una Faire aparece a su espaldas esparciendo un polvo de color negro el cual respira la reina de los dioses.

- ¿Qué?... Yo... - Hera parpadea confundida, sin embargo sus ojos pierden su brillo y simplemente se da la vuelta - andando, tenemos un largo camino por recorrer. - Dice y sube a su carruaje siendo seguida por Demeter, mientras las Faires montan pegasos excoltando a las dos diosas.

Demeter observó de reojo a Hera y decidió que el plan de Gea había funcionado, aquel polvo no perdería efectos hasta en unas cuantas horas. Sus puños se apretaron recordando todo el dolor en su interior, aquel ya no era su hogar, no sin su primavera la cual por el mismo actuar de los dioses había acabado desapareciendo.

Esmeralda del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora