030

965 45 0
                                    

📍Roma, Italia
~ Clara

Todo estaba siendo tan hermoso que por momentos sentía que tenía que pellizcarme para terminar de creer que era cierto. Que ya la tenía en mis brazos.

Las primeras horas fueron agotadoras pero viví cada segundo como el último y sigo sin poder dejar de mirarla. Lo que esperé esto, mi Brunita hermosa.

Nada va a poder equiparar el momento en el que la vi por primera vez. Ni tampoco la paz que me genera el solo mirarla. Es simplemente perfecta.

Y hablando de perfección. Perfecto fue el momento en el que Sofía cruzó la puerta de la habitación de la clínica y apenas me vio empezó a llorar.

Se lavó las manos quinientas veces antes de acercarse. Y antes que nada me envolvió en sus brazos haciendo que ahora llorara yo también.

- Cómo estás?-. Susurro en mi oído.

- Mejor que nunca-. Respondí con una sonrisa. - Tu ahijada te espera-. Dije al separarnos y su mirada se iluminó cuando agarré a mi hija de su cuna para dársela.

- Me da miedo que se rompa-. Me dijo preocupada cuando se la acerqué.

- A mi también, pero tranquila que ya me dijeron que es bastante complicado que se rompa-. Dije jodiendo y sonrió.

La coloqué con cuidado sobre sus brazos y si antes estábamos llorando ahora ni te digo.

- Es muy hermosa Cla... Se parece a mi-. Dijo haciéndome soltar una carcajada que no evitó que mi bebé se despertara y apenas lloriqueó un poco Sofi se asustó y me la dio. - Después me la devolves-. Me amenazó.

- Está loca la madrina, amor-. Dije mirando a Bruna y Sofi se rió. - Se parece a él?-. No sé por qué me salió preguntar eso.

- Sinceramente no, nada nada-. Respondió seria. - Capaz tenga sus ojos-.

- Si, parece que son claros pero todavía pueden cambiar-. Sería lindo que tenga sus ojos.

- Queres que hablemos de eso?-. Preguntó refiriéndose a Leandro.

- No... No tengo muchas ganas, el único que pierde algo acá es él. Bruna está rodeada de muchísimo amor y eso es lo único que necesitamos-. Asintió y cambiamos de tema.

Le conté más detalles de cómo fue todo y de lo que habían sido las primeras horas a solas con ella. Nos sacamos mil fotos, lloramos, nos reímos y lo mejor de todo, Bruna estuvo más tranquila que nunca. Ya es parte de nuestro team.

- No hay dos sin tres-. Dijo Sofía riendo cuando volvió a sostenerla en sus brazos.
- Creo que nunca fui tan feliz como en este momento-. Amo como cambia de humor como si nada según lo que dice.

- Habría que parar el tiempo justo ahora, no?-. Asintió sonriendo.

~

Habían pasado dos días del nacimiento de Bruna y era el último en el hospital. Mañana a la mañana podíamos irnos a casa, y eso me hacía la más feliz.

Pero no podía dejar de pensar en Leandro. No por mi. Sino que me ponía muy mal saber que ni siquiera estuvo el día que su hija nació. Me duele saber que ella está pagando algo de lo que no tiene ni un mínimo de culpa. Y me duele saber que no le importa estar para ella.

Aunque esa misma tarde eso iba a cambiar.

- Hija...-. Dijo mi mamá entrando a la habitación. - Vino a verlas-. Sentí un nudo en mi estómago e inmediatamente miré a Rodrigo.

- No quiero hacerlo-. Sostuvo mi mano al escucharme y asintió. - No quiero verlo...-.

- Yo la llevo si queres corazón, no te preocupes-. Asentí levemente y miré a mi hija que dormía plácidamente sobre mi.
Se la di a mi mamá con cuidado y ella dejó un beso sobre mi frente antes de salir.

The other womanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora