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• Dos días después

📍Roma, Italia
~ Clara

Al abrir los ojos me costó entender dónde estaba y porque no podía casi moverme.

Solo pasaban miles de imágenes borrosas por mi mente que no hacían más que confundirme.

Lo único que me hizo volver a la realidad fue ver a Leandro sosteniendo mi mano y su cabeza al lado de ella. Le di un pequeño apretón, porque no me salió la voz, y enseguida se incorporó.

- Clari?... Mi amor-. Dijo acercándose pero me costaba mantener los ojos abiertos, me sentía muy adormecida.

- Lean...-. Susurré y pude percibir el brillo de sus ojos al escucharme.

- Estoy acá preciosa-. Dejó un beso en mi frente sin soltar mi mano. - Voy a buscar un médico, si?-. Dijo nervioso pero me asustaba la idea de estar sola.

- No no, no te vayas, por favor-. Apreté de nuevo su mano y volvió a mi lado. - Qué pasó?-. Pregunté tratando de ordenar mis pensamientos.

- Tuvimos un accidente con el auto... Te acordas algo?-. Asentí dudosa, y pude recordar cuando él me llamaba dentro del auto pero no podía responderle.

- Vos estás bien?-. Intenté levantar la cabeza pero no pude.

- No te muevas Cla... Yo estoy bien, no te preocupes-. Acarició mi cara suavemente y al instante me vino la imagen de sus hijos.

- Tu familia? Tendrías que estar con ellos, yo estoy bien-. Dije algo triste.

- Vos sos mi familia, amor... Mis hijos se fueron hace un ratito. Esperé a que salieran tus amigas y vine a verte-. No la mencionó y tampoco es que quiera preguntar. - No sabes el alivio que siento Cla... Casi me muero de solo verte así-. Sus ojos se tornaron vidriosos e hice mi mejor esfuerzo para incorporarme un poco y lo abracé.- Te amo mi vida. Perdoname, perdoname por causar todo esto, te juro que daría cualquier cosa por haber sido yo el que se llevó la peor parte-. Estaba llorando y me rompió el corazón.

- No es tu culpa Lean... Si yo no me hubiese puesto asi nada hubiese pasado, perdón. Perdón por no confiar en vos-. Se separó del abrazo pero apoyó su frente sobre la mía y me besó. Por alguna razón ese beso se sintió diferente al resto.

- Te amo gorda-. Creo que por primera vez sentí que esas palabras eran completamente reales.

No tardó mucho tiempo en aparecer una enfermera que enseguida llamó a los médicos y empezaron a revisarme hasta el último pelo.

Me sentía muy cansada y cuando pensé que habían terminado me dijeron que tenían que hacerme unos estudios. Por suerte, fueron pocos porque me iba sintiendo más débil conforme pasaba el tiempo.

Un rato después Leandro tuvo que volver a su habitación por orden de su médico y me sentí completamente sola en ese lugar. Gracias a Dios eso no duró mucho porque cuando la puerta se abrió sentí que el aire volvía a mis pulmones.

Sofía estaba ahí llorando y agitada como si hubiese venido corriendo, y seguramente así haya sido. No hizo falta decir algo, simplemente sus brazos me envolvieron como nunca antes y me sentí en casa, segura y acompañada.

- Me asustaste muchísimo Clarita...-. Susurró sin soltarnos. - No sé que haría sin mí hermanita-. Ahora me hizo llorar a mi.

- Te amo mucho So-. Casi no tengo voz pero no quiero que este abrazo se termine jamás.

- Cómo estás? Necesitas algo?-. Empezó a hablar acelerada pero la interrumpí.

- Estoy bien So, tranquila... No me puedo casi mover pero si estás acá estoy bien-. Dije tratando de ignorar el nudo que crecía en mi garganta. - Vos estás bien? Siento que no te veo hace años-.

The other womanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora