Seven

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—Solo digo —murmuré, mirando hacia otra dirección para evitar su mirada. La brisa nocturna me rozó las mejillas, fresca y un poco húmeda.

—No, no tengo novia —respondió con una sonrisa divertida.

Su respuesta me sorprendió, pero también me alivió. No podía negar que saber que el corazón de Jake no le pertenecía a nadie más encendía una chispa cálida en mi pecho.

—La verdad me sorprende. ¿Así que nadie se ha enamorado de ti, Jake? —pregunté, fingiendo burla.

—Claro, ahora quieres burlarte. Sí que has crecido, Lee —negó con la cabeza, sonriendo—. Pero, para tu información, estoy soltero porque quiero, no porque no pueda tener pareja.

—¿Por qué no quieres tener a alguien a tu lado? —quise que la conversación tomara un tono más serio.

—Puede parecer cursi, pero no he encontrado a la indicada —dijo, intentando sonar convincente.

—Wow, Jake, me sorprendes cada vez más. No es cursi, así debe ser. Pero me parece que puede haber algo más detrás de esa decisión —insistí, queriendo que se abriera.

Era la primera vez que teníamos una conversación así. Sentía que debía aprovechar cada palabra, cada gesto.

—Increíble, Lily, sí que me conoces. Está bien —dijo finalmente, rindiéndose. Se giró en la banca para quedar frente a mí. Su rodilla casi rozó la mía, y mi corazón dio un salto—. Sabes, Lily, los chicos no son los únicos rompe corazones.

—¿Le rompieron el corazón a Jake? —exclamé, asombrada—. Esto no es posible. ¿Cuándo sucedió?

¿Quién pudo hacerle eso? Jake es el mejor chico que existe. La idea de alguien lastimándolo me revolvía el estómago.

—Fue en la secundaria. Me enamoré de una chica, la quería mucho. Pasé meses tratando de conquistarla, y al fin fuimos novios. Pero… era cruel conmigo. Me hacía sentir insuficiente, de lo peor. Todos me decían que me manipulaba, pero no los escuchaba. Le di todo lo que quería, absolutamente todo. Solo se aprovechó de mí. Me dejó de la nada, y luego supe que ya andaba con un universitario.

—¿Qué le pasaba a esa chica? ¡Es de lo peor! Tú no merecías eso, eres tan buen chico. No lo puedo creer… ¡Eres el mejor, Jake! —las palabras salieron atropelladas, más de lo que debería.

Ay, no puede ser. Estoy hablando de más. Cierra la boca, Lily.

—Me refiero a que te conozco, Jake, y eres un buen chico. Te habías enamorado; no es tu culpa que ella jugara contigo —rectifiqué, bajando un poco la voz.

La rabia me quemaba por dentro. ¿Cómo pudo alguien ser así de cruel? Si no lo quería, ¿por qué fingir? Esa chica merecía una paliza. Me dolía imaginar a Jake, el Jake que conozco, sintiéndose tan pequeño.

—Te lo dije: hay que tener cuidado. Hay gente que no es buena. Pero descuida, ya estoy bien —rió suavemente, aunque en sus ojos noté un destello de algo que no había sanado del todo.

—Tienes razón… lo siento mucho. Así que esa es la razón por la que no quieres tener novia —pregunté, esperando que no fuera una decisión definitiva.

—Bueno, sí. No quiero apresurarme y terminar cometiendo errores. Cuando elija a esa chica, quiero estar completamente seguro de que me ama y de que puedo confiar en ella —dijo mirando el cielo, donde unas pocas estrellas se asomaban entre las nubes. Luego volvió a mirarme, y pude ver un brillo en sus ojos que me dejó sin respiración.

—Eres muy sabio, Jake —dije, dándole la razón—. Tienes toda la razón. Entonces… ¿desde eso no has tenido una relación?

—No, esa fue la única. Como tal, una relación formal no. No la he vuelto a tener, pero ya veremos qué ocurre. No me apresuraré; sé que la voy a encontrar —respondió con una ternura que me desarmó.

Este chico es perfecto. Aunque no entendí del todo la parte de “relación formal”… ¿qué otro tipo de relación puede haber? Como sea, solo espero que un día se dé cuenta de que yo soy esa mujer que lo ama de verdad.

—Fue lindo hablar contigo, Lee —dijo, regalándome una de esas sonrisas genuinas que parecen iluminar la noche.

—Lo mismo digo, Jake —le devolví la sonrisa, sintiendo que el pecho me latía más rápido.

Sentí que habíamos entrado en una nueva etapa de confianza. Me acababa de contar algo muy personal. Saber que Jake confiaba en mí me llenaba de una felicidad que no podía ocultar. Ahora conocía un poco más de cómo piensa y cómo funciona su corazón.

—Dime, Lee, ¿te gusta alguien de la escuela? —preguntó de pronto, con una curiosidad inesperada.

—No, en realidad no —respondí nerviosa. No esperaba esa pregunta.

—Pero te gusta alguien —replicó, mirándome con el rostro inexpresivo, aunque sus ojos parecían buscar algo en los míos.

—No, cla… cla… claro que no —tartamudeé, sintiendo cómo el calor me subía por el cuello.

Debo parecer una tonta.
¿Qué espera que le diga?
¿Que sí? ¿Que estoy enamorada de él desde hace años?
¿Que creo que es la única persona que amaré toda mi vida?
Que ese alguien eres tú, Jake Sim… TE AMO.

—Sabes qué, Jake, ya es tarde —dije, mirando mi teléfono para disimular el temblor de mis manos—. Tengo sueño, creo que deberíamos volver a casa.

El silencio se estiró como una cuerda tensa. Mi corazón parecía golpearme el pecho.

—¿Pasó algo, Lee? —preguntó Jake, frunciendo el ceño, confundido.

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La Excepción - Sim Jake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora